-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

martes, 11 de octubre de 2011

Los ángeles de la guarda también se mueren.

Hay momentos en los que las palabras reflejan tantísimas cosas, que somos capaces de quedarnos frente a un folio horas y horas transmitiendo nuestros más profundos sentimientos, hasta que nos quedamos huecos por dentro y lo único que nos queda que hacer entonces es llorar. Lo puedo decir desde el frío más intenso. Hay veces en las que, por mucho que luches, por mucho que decidas esforzarte, por mucho que desees salir de ése pozo negro en el que te encuentras estancada, no puedes. Es muy superior a tus fuerzas y sientes que todo se te vuelca en el pecho y te oprime de una forma tan dolorosa que es inevitable el miedo. Sea como sea, la mayoría de la gente que he visto así ha logrado salir de ello y después contarlo. Les he escuchado decir: "Fue una de las épocas más horribles que he pasado en mi vida. Pero conseguí superarla". Mi pregunta es sencilla: ¿cuánto duran las malas épocas? Y ¿por qué no se curan? El gran error de muchas personas es poner toda su felicidad en las manos de otras personas, dejando a su merced la continuación de su vida. Tengo que confesar que yo soy una de ésas personas. Si hay algo a lo que me ha enseñado la vida, aunque sea a patadas, es que no hay que confiar en nadie. Las personas que hoy te muestran su mejor cara, la cara en la que nunca te fallarán, siempre estarán allí para lo que necesites, te sacarán de donde sea, darán tu vida por ti... Mañana pueden volverse tus peores enemigos que, cuando estés del todo en el suelo, en vez de tenderte una mano, te digan: "Te aguantas". Pero, ¿qué es lo más doloroso de ésta experiencia? Saber que yo misma me lo he labrado. He sido yo quien se ha ganado el desprecio de toda ésa gente. He sido yo la que, a base de malas respuestas, borderías, y demás, ha conseguido que todo el mundo se ponga en su contra. ¿Por qué sigo lamentándome? Supongo que es lo típico... La típica situación de película que, cuando el malo ya está en la cárcel, suele agarrarse a los barrotes y sacar la cabeza con cara triste pero cómica y decir: "¡Lo siento! ¡No lo volveré a hacer!". Y, tres segundos más tarde, se va enfocando cómo poco a poco la cárcel se va disipando hasta que la película termina. Y a la salida, nadie se preocupa de lo que le haya pasado al villano del thriller, porque se merecía semejante final. Sí, sí que es muy doloroso tener la certeza de que te arrepientes de lo que has hecho, y necesitas pedir perdón porque si no notas que te mueres por dentro; pero cuando no se puede hacer nada es cuando peor lo llevas. Antes siempre te queda un atisbo, una pequeña esperanza de que todo pueda cambiar. Pero entonces, todo rebienta lanzándose por los aires, como una gran bomba. De la misma forma que le cogemos manía a una canción o a una película por haber sido vista en algún momento importante de nuestras vidas. ¿Por qué las letras de ésas canciones parece que nos definen tan bien? ¿Por qué parece que han sido escritas para nosotros? A mí, personalmente, me curan aquellas que son cantadas con una guitarra española y una voz suave, son capaces de tocarme la fibra sensible. He estado a punto de convertir éste texto en uno de ésos deprimentes que escribo cuando estoy tan hundida que los rayos de Sol no se filtran entre mi manto. Nadie es capaz de curarme. Ni siquiera las personas por las que estoy así serían capaces de curar mi dolor, aunque hiciesen exactamente lo que yo quisiera. Tal vez es que necesito estar un tiempo herida, o debería borrar éste blog y no volver a tener pensamientos pesimistas nunca más. Pero es que mentiría si dijera que no he tenido ideas tontas hoy, mentiría mucho si otra vez quisiera volver a decir que estoy alegre y feliz y no, no lo estoy, no lo estoy para nada, porque mi interior sigue gritando en busca de paz. No la puedo obtener ni durmiendo, porque ya no puedo dormir. Es interminable, es como una pesadilla para siempre. Mi padre me ha dicho que ésto durará poco, estoy pasando por las fases por las que atraviesa todo adolescente: negación, ira, depresión y aceptación. Sé que la fase de depresión, en la que me encuentro, todo es duro, todo es negro, todo es llanto y dolor como si no hubiese mañana. No puedo evitar preguntarme: ¿cómo será la fase de la aceptación? ¿Será ése estado que tanto he estado esperando, en el que definitivamente no sentiré nada y seré como una muñeca, utilizable y rota? Muchas veces me lo he preguntado, me lo he debatido y ahora estoy completamente segura de ello... Que es mejor no sentir nada que estar sintiendo todo éste dolor arrastrándome todos los días. Un sinfín de dudas que me atascan la cabeza ahora es lo que más me preocupa. ¿Realmente puedo salir de ésta? ¿Cómo es la vida más allá de la tristeza? ¿Cuándo va a parar todo ésto? ¿Sigo escuchando, o les hablo ahora?

Follow me on Twitter ♥

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nubes de papel.