
Recordar el pasado es un juego peligroso. Si bien la mayoría de los recuerdos son simples recuerdos de una época más feliz, otros pueden llegar a ser mortales. Habrá un día en el que tendrás la oportunidad de hacer algo que siempre quisiste hacer. Seguramente la situación te vendrá muy grande y mellará en ti de una forma muy cruel, pero, al fin y al cabo, la oportunidad será tuya. Será ése el momento en el que te preguntarás qué hacer; si dejar pasar ésa oportunidad que tanto esperaste o aceptarla, aún sabiendo que irá mal. Hay veces en la vida en la que se exige un cambio, una transición. Deseas que todo sea una broma de mal gusto, algo que han querido decirte para reírse de ti, pero no... Al parecer, las cosas no son así. Al parecer, ésta es la dura y cruda realidad contra la que debes golpearte ahora. Y hay que tomar una decisión, y no sabes cuál, y miles de preguntas se amontonan en tu mente, acosadoras, persiguiéndote día y noche sin cesar. Y quieres olvidarte de todo lo que hay a tu alrededor, y cambiarlo todo, y no haber conocido jamás a nadie y haber permanecido quieta. Si lo que más deseas en éste mundo es cerrar los ojos y esperar a que la tormenta pase, pero la tormenta no puede irse a no ser que tú la ayudes. ¿Qué hacer? ¿A qué prestar atención, a qué hacer caso cuando todo se contradice entre sí? ¿Al corazón que te indica a arrastrarte, a volver a lo malo, a acumularte con fuerza; o a la razón, que te implica quedarte fría y gélida como un témpano de hielo? Quisiera morirme en éstos momentos. Quisiera que todo desapareciera hasta hacerse pedacitos y que yo no fuese responsable de nada, ni de nadie. Si pudiese hacer que todo cambiara y rebobinar en el pasado, lo haría. Borraría todos mis índices, todos los ápices que identifico de todo lo que sucedió. ¡Yo jamás me hubiese imaginado todo ésto! ¡En mi vida se me hubiese pasado por la cabeza el hecho de que pudiese volver a repetirse! Se suponía que yo era un entretenimiento, un juego, algo pasajero. Y, al parecer, no lo ha sido. Y es que no quiero fiarme de las palabras, de ésas mismas palabras que me hacen sufrir tanto cada vez que son pronunciadas. Quiero convertirme en una ráfaga rápida de aire y transportarme a otro sitio lejos donde no pueda pensar nada y no pueda querer nada, y no pueda desear nada aunque ahora me esté muriendo por ello. ¿Qué es lo que debo hacer? Necesito un consejo, un consejo imparcial que me ayude en éstos momentos y que me saque de ésta incertidumbre, porque me estoy muriendo por cuatro veces. Jamás, jamás, jamás, jamás en la vida hubiese pensado que ésto fuese a suceder, nunca, nunca. No doy crédito aún a lo que ha sucedido, y si lo hago es porque todo está guardado y yo misma soy testigo de todo lo que han visto mis ojos, y de todo lo que yo he hecho, y todo lo que he escuchado y leído. No quiero hacer nada, quiero quedarme muy quieta y esperar a que todo pase, quiero que ésto sea algo pasajero y vuelva a ser yo la que se ralle por las tonterías, porque así debería ser. Todo está de más ahora mismo... Estoy desganada, y es que nada funciona y no sé qué es lo que va mal, no sé cuál es la tuerca atrancada que hace que mi vida falle. Me gustaría mucho saber qué es lo que hay detrás de todo, cuáles son las oscuras intenciones de verdad. Pero creo que me asustaría mucho más darme cuenta de que, en realidad, las cosas son así y no hay lado oculto.
Follow me on Twitter ♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.