-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mentiría si dijera que días no cortan como tijeras, que ojalá que todo fuera más perfecto.

Un sentimiento requiere un esfuerzo, un sacrificio. En realidad, el 100% de las cosas que solemos hacer el día a día pide un sacrificio, aunque no lo parezca. La vida está llena de sacrificios, unos aceptados por voluntad propia, y otros impuestos por otras personas. Los sacrificios que nosotros mismos nos imponemos están bien, nos ayudan a crecer como personas y a valorar lo que realmente somos; pero los sacrificios que nos ofrecen otras personas suenan más bien a obligación, y todo el mundo quiere ser libre y hacer lo que quiere, pero no está dispuesto a pagar el precio de nada. Hace tiempo que se me ocurrió una frase que me dio que pensar durante bastante tiempo: si en la libertad se supone que labramos cosas para nosotros mismos, ¿por qué hay que labrarla a costa de otros? Supongo que las personas más radicales están a favor de ésta creencia, mientras que otros grupos la considerarán absurda. He pasado diez años de mi vida sacrificándome por mi libertad a costa de muchas personas. He dado todo lo que tenía y he exprimido cada gota de mi cuerpo a cambio de unos instantes de libertad y satisfacción, pero aún así, lo cambiaría todo por un poco más. Supongo que la libertad es un sentimiento que engancha, te aferra a él y te hace querer más. Todas las cosas en el mundo que pruebas y te hacen sentir bien, siempre quieres tenerlas pegadas a ti, como un sentimiento de satisfacción eterno. Claro que a todos nosotros nos encantaría ser libres para siempre y sentirnos bien, es lo que nos garantizan día a día. ¿Qué puedo decir yo desde mi posición? Hace mucho tiempo que no logro sentirme completamente libre ni viva, y éso cuesta hasta cierto punto. En la parte muerta en la que ya estás acostumbrada te sientes como tragada por una oscuridad blandita, en la que parcialmente no quieres escapar, pero dentro de ti sigues conservando ése atisbo de esperanza del que te alimentas y que no pretendes abandonar. Es inevitable que se escape algunas veces y que muchas otras se niegue a volver, pero la esperanza siempre vuelve. ¿Sabes qué suele traer consigo ése rayito de esperanza? Más dolor...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nubes de papel.