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Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

La marea trae el agua, pero sólo deja la espuma.

Qué sientes por dentro, cómo te mueres, qué te provoca la oscuridad, cómo incluso estando realmente rodeada de gente puedes sentirte como si no hubiese nadie contigo en ése mismo instante. Son asombrosas algunas cosas, ¿no? Cómo podemos pasar de la risa al llanto en cuestión de segundos, cómo nuestra vida es tan frágil que se nos puede quebrar en mil pedazos en un brevísimo espacio de tiempo y no sabemos qué hacer con los pedazos que nos quedan cortándonos de entre las manos. Y cuando piensas que nunca jamás volverás a estar triste, que has alcanzado ésa felicidad (aunque sea poquita, muy muy poquita, soy capaz de conformarme con ése pedacito tan pequeño), aunque te armes de ésos pensamientos positivos siempre habrá algo incompleto dentro de tu cuerpo, siempre estará ésa pequeña parte que te tirará hacia el abismo y en tardes como ésta. Y aunque puede que sea verdad éso que dicen de "es sólo un mal día, no sólo una mala vida", hay días en los que desearías taparte con una manta hasta las orejas, apagar el teléfono móvil, apagar la mente y apagar el mundo para poder armarte de fuerzas y poder esbozar al día siguiente la sonrisa de: "Soy una chica del montón, no te fijes en mí". Ése miedo a fallar que recorre las venas constantemente y late al lado del pulso, éso que no se puede apartar por mucho que te empeñes. Éso es lo que hay ahora mismo. Las pocas fuerzas estampadas contra el suelo, y el miedo de perderlo todo a una carta.

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lunes, 12 de noviembre de 2012

Aunque sea por un segundo quiero parar el mundo.

Nadie es capaz de ver más allá, y yo me esfuerzo por conseguirlo. Quiero ser ése cristal opaco, no, mejor, quiero ser ésa pared a través de la cual no se pueda ver nada, a la que nadie pueda hacer daño. Éso que tanto quiero, éso que tanto me esfuerzo por conseguir y de repente me doy cuenta de que estoy más lejos de lo que pensaba. Aún me queda mucho camino por recorrer, me quedan muchas veces por ser fuerte, me quedan muchos obstáculos que esquivar y muchos de ellos serán inevitables, porque son obstáculos importantes. Ésas veces que te descuidas y te das cuenta de que tu meta está lejos, que va a ser inalcanzable. El mundo sigue girando y tú te sigues derrumbando. Sólo pido un poco más de fuerza para poder seguir fingiendo mañana que estoy entera, que soy una chica que está por encima de ésos burdos problemas como pueden ser el aspecto físico u otros. Sólo pido un poco más de entereza para dejar de comer y para continuar con mis objetivos, sólo pido fuerzas y parece que nadie está dispuesto a ayudarme en el camino para ser feliz. ¿Será porque ése camino va estrechamente ligado al de la autodestrucción? Si nadie va a ayudarme, tendré que hacerlo yo sola, por mis propios métodos y con las intenciones que yo vea adecuadas. ¿Por qué me siento como atrapada en ésta prisión de carne, por qué nadie se da cuenta? Porque yo no quiero que se den cuenta.

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sábado, 10 de noviembre de 2012

Enséñame a desaprender cómo se deshacen las cosas.

Hoy estoy inspirada. El dolor me inspira, me hace crecer por dentro y sentirme una persona. Durante mucho tiempo he estado anclada en ésos burdos y fanáticos sentimientos de felicidad -a los que irremediablemente volveré en cuanto presione el botón de publicar ésta entrada-, olvidándome de lo que en realidad soy: ésa niña apagada, sin vida, que pasa desapercibida allá donde pisa y con todos ésos trastornos en la mente que no la dejan ver más allá de sus propias narices. Creo que hoy necesitaba un día para recordar quién soy, lo que me duele por dentro y todas ésas certezas que pueden acabar conmigo. Sí, puede que exteriormente haya cambiado, que sea más risueña, que todo parezca más liviano y que parezca que las aguas de mi vida hayan regresado a su cauce, pero en realidad, lo que más ansío por dentro es ésa muerte dulce que me libre de todas las penas. No quiero volver a pensar, no quiero tener más pensamientos por hoy, mi mente necesita descansar y dar un respiro, y es tan fuerte que ni yo misma puedo frenarla, aún haciendo todos mis esfuerzos posibles. "Tienes que intentarlo un poco más", me dice todo el mundo, como si ellos no supiesen lo que es pudrirse por dentro y, por fuera, tener que fingir que todo está bien, que eres una niña normal, corriente y moliente en la que nadie repara. Si mañana muriera, nada pasaría en el mundo. Absolutamente nada.

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Mi vida, la mentira de papel más inocente.

Cuando todo se detenga, cuando ya todo carezca de sentido, cuando haya aprendido a ser fuerte sin detenerme por el camino, ahí será cuando entonces pueda felicitarme a mí misma. Todo en ésta vida es cuestión de la magnitud de nuestras exigencias personales, y del grado de proposición que tengamos primero. En éstas últimas semanas he aprendido que fingir que eres feliz lo es todo, la actitud es lo que cuenta y dejarte llevar por las situaciones es lo que condimenta el pequeño mundo a base de mentiras creado por mí misma. Pero al fin y al cabo pienso que no es tan malo, ¿no? Fingir que soy feliz me ha devuelto sólo un pequeño pedacito de mi felicidad, y aunque haya momentos como éste en los que me sienta hundida debajo de mi edredón, supongo que tarde o temprano acabaré por salir a flote a fingir de nuevo ésa sonrisa. ¿Por qué será que siempre quiero más? Ésa avaricia que está empezando a rasgar los tejidos del saco me mata. Y por dentro de mí está ésa vocecita que me dice: "Cálmate. Las cosas no serán siempre como tú deseas", y luego las ganas vienen a mí y empiezan a comerse mi estómago, se alimentan de mis pesadillas y de mis deseos y anhelos. Sacudir la cabeza y olvidarse de todo ya no es un buen método, tampoco lo es descolgar el teléfono y esperar contar con la ayuda de los que siempre estuvieron e iban a estar ahí... Quizás lo que realmente necesite es lo que pienso hacer durante todos ésos asquerosos días: hundirme debajo de un montón de sábanas e irme a ése mundo donde mis sueños son algo más que imágenes borrosas que visitan mi mente de vez en cuando.

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jueves, 18 de octubre de 2012

Éso que no te mata, te hace más fuerte.

Estoy orgullosa de mí, y llena de fuerza. Orgullosa de haber podido sobrepasar ése bache yo sola, sin ayuda de nadie. Aunque a veces me inunden mis pensamientos he sido capaz de apartarlos miles de veces. Y seré capaz de apartarlos un millón más con tal de perseguir aquello por lo que estoy dispuesta a darlo todo. Me he demostrado a mí misma que soy una persona fuerte, que en realidad puedo levantar una piedra del peso que me lo proponga y que amoldaré las situaciones a mi parecer tal y como me aparezcan. Me he convertido en aquello en lo que he planeado convertirme siempre: una persona congelada por dentro, que no padece más de lo que se merece. Y llenarme de fuerzas sólo hace que me llene de más fuerza todavía. En el fondo yo misma tengo miedo de caerme de ésta montaña que tanto tiempo me ha costado formar y escalar, pero sé muy bien que estoy yo allí misma para superarlo, que en realidad todo en la vida es cuestión de perspectiva y de saber otorgarle a los asuntos la importancia que merecen: ni más, ni menos. Realmente, tengo que admitir que es difícil, para mí hubiese sido más fácil hundirme en mi propio dolor y estar todas las noches tumbada en mi cama llorando, pero he comprendido que el camino fácil no se ha hecho para mí. El camino fácil no tiene ningún tipo de obstáculo ni de diversión y me voy haciendo del mismo material de las rocas que voy saltando en el camino que menos me gustaba antes. ¿Por qué nadie me avisaba de lo que me estaba perdiendo?

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martes, 16 de octubre de 2012

¿Cuántas veces has escrito algo y lo has borrado? ¿Cuántas veces te has tragado lo que tenías que decir?

Cuando menos me lo espere, mi cabeza estallará en mil y un pedazos. El silencio me mata, la crudeza de la realidad está acabando conmigo y no puedo continuar tirando de mi carne muerta hacia adelante. Me he refugiado en todo aquello que odiaba antes; meter la cabeza en un libro parece ser la solución a todos mis problemas, al igual que hacer un esfuerzo sobrehumano. Las paredes me comerán, me harán una bola de lágrimas y me tirarán lejos de todo lo que duele. No encuentro palabras que lo describan, quiero dejar mi mente en paz y no para de bombear sangre sacando a relucir todas aquellas cosas a las que huyo. Y por más que me repita interiormente: "Deja de machacarte, deja de escribir, deja de intentar sacar todo lo que te duele", sé que no podré parar, que una vez que me haya dado cuerda todo se hará una gran espiral de dolor de la que no podré escapar por mucho que me lo proponga. Quiero sentirme viva, quiero sentir que soy una persona y dejar de vivir por las noches entre lágrimas y recuerdos que no hacen más que escocerme y tirar de mis heridas para abrirlas más. Ojalá todo se acabe, es lo único que quiero, que todo se termine y que haya nada, vacío, huecos, rotos...

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Cada lágrima enseña una verdad.

Paz. Paz que me recorre las venas como si de energía nunca liberada se tratase. La paz que tanto había estado buscando y suplicando como si de maná se tratase ha venido a mí por fin. Pero trae con ella ésos dolorosos recuerdos acompañados de punzadas de dolor. Ahora queda la parte en la que me golpeo el estómago con fuerza autoinculpándome de todos mis males. Ojalá las cosas fuesen tan perfectas como yo las imagino, ojalá el mundo se pudiese amoldar como yo pudiera e imaginar que todo aquello que me hace daño se está yendo para no regresar jamás y se está llevando todas sus secuelas. Cuesta mucho caerte en una montaña cuando estás sola, porque tienes que levantarte cuesta arriba y no hay nadie para prestarte su mano, sólo hay voces que te susurran todo el tiempo que lo harás mal, que las cosas podrían estar mejor y que no haces más que meter la pata una y otra vez. ¿Qué hacer cuando quieres huir de lo que te duele, pero no puedes? Cuando la causa y a la vez la solución de todos tus problemas está dentro de ti y no puedes sacarla, es como un ser que ha nacido dentro de ti y crece y se nutre de tus ilusiones arrancando hasta la última gota de aire de tus pulmones. No quiero conservar ningún tipo de esperanza, quiero que todo se disipe y que no vuelva a recordar nada de mi pasado, nada que duela y que me recuerde que sólo soy una niña indefensa...

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No olvida quien finge olvido sino quien puede olvidar.

Nunca fui ése tipo de persona que supo secarse las lágrimas y seguir hacia adelante siendo fuerte y sabiendo anteponerse a los problemas. Nunca he sido ése tipo de chica a la que todo el mundo resultaba imprescindible, sin la cual no podrían vivir. Nunca he sido una buena amiga, tampoco he sido una estudiante excelente ni alguien que destacase por su exuberante belleza. En realidad, si me paro a pensarlo, nunca he sido nada. He sido una persona cambiante y dolorida que no ha sabido ofrecer lo que puede ofrecer una persona corriente. Jamás he sabido adaptarme a los cambios y poner remedio a ésos problemas que no me dejaban dormir; he sido más débil de lo que me imaginaba. Pero ahora que la quemazón me inunda el pecho, ahora es cuando puedo decir que todo ha carecido de sentido siempre. Nada es importante en la vida, todo pasa y todo cambiará siempre. Las personas por las que hemos dado todo pueden marcharse y dejarnos sumidos en la más absoluta nada, rodeados de soledad y nuestros pensamientos. Puede que me lo merezca, sí, quizás soy yo el verdadero problema y he decidido que se acabó agachar la cabeza inútilmente, se acabaron todos ésos malos momentos, voy a dejarle paso a la nada que consuma mi cabeza y me lleve al silencio. Me vaciaré por dentro, me quedaré totalmente hueca y dejaré que a la mínima se me quiebren los huesos. Me convertiré en una muñeca rota y desesperada que no busca ni consuelo, ni lucha por lo que quiere. Porque éso es lo que merezco ahora.

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lunes, 15 de octubre de 2012

Houston, creo que yo soy el problema.

Llevaba toda la tarde intentando arrancarme unas lágrimas para saciar mi alma herida y decidí hurgar en los recuerdos que más me dolieran, que más profundo me perforasen el alma. Y elegí los que más me habían marcado en la vida. Elegí aquellos en los que lo había pasado tan mal y tan bien a la vez, aquellos en los que era una niña pequeña e insulsa que no se daba cuenta de las cosas, ¿te acuerdas? ¿Recuerdas todos los momentos, todas las palabras, todas las discusiones y todas las reconciliaciones? Yo recuerdo todos y cada uno de ellos como si hubiesen pasado ayer y los echo cada vez más de menos. Antes pensaba que estaría arrepentida de ellos, que jamás los repetiría, pero no es verdad, los rememoraría una y mil veces, por mucho daño que me hiciesen y por muchos malos tragos que me recordasen. Recuerdo todas ésas promesas fallidas, todas ésas tardes esperando como una loca a que sonase el teléfono para escuchar ésa voz tan ansiada por teléfono que calmase todas mis plegarias, que cumpliese todos mis deseos en aquel momento. Por muchos desengaños que me diese, la voz siempre estaba ahí demostrándome lo grandísimamente valiosa que era como persona, porque a pesar de todas las cosas, ésa voz siempre me daba su mano y caminaba a mi lado. No encontraría las palabras para agradecerte todo lo que hiciste por mí, todas las veces que soportaste mis llantos, que guardaste mis secretos. No soportaría perder ésa voz por nada del mundo, a cambio de nada la perdería, no la daría a cambio de nada. Quiero que siga a mi lado por muchos años más, si no es por una cosa, quiero que sea por otra, pero sigue a mi lado, ¿vale? Me lo prometiste una vez y quiero que vuelvas a hacerlo.

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El peor sentimiento es fingir que algo no te importa cuando la verdad es en lo único que piensas.

Sospecha, sin base suficiente, de que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar. Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores. Alberga rencores durante mucho tiempo. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás. Ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia. Escoge casi siempre actividades solitarias. Disfruta con pocas o ninguna actividad. No tiene amigos íntimos o personas de confianza. Muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad. Extrema timidez o ansiedad en situaciones sociales, a pesar del fuerte deseo de intimar. Hipersensibilidad al rechazo/crítica/desaprobación. Aún cuando desean fuertemente acercarse a otros, guardan distancias y se aseguran de contar con aprobación incondicional antes de abrirse. Tienden a testear a los demás para darse cuenta en quién pueden confiar. Tendencia al distanciamiento social, vergonzosos, tímidos, desconfiados y distantes. Comportamiento y discurso controlado. Se muestran solitarios, aprensivos y embarazosos. Perceptualmente vigilante, permanentemente escaneando el medioambiente buscando datos que puedan ser potenciales amenazas o aceptaciones. Marcado por la vergüenza y la aprensión. Dado que la aceptación incondicional es relativamente rara, experimentan rutinariamente tristeza, soledad, angustia y alta tensión. Cuando están más angustiados describen sentimientos de vacío, desamparo, desolación y despersonalización. Aislamiento social autoimpuesto. Graves dificultades para establecer relaciones interpersonales. Evitan el contacto físico, ya que lo asocian con estímulos desagradables o dolorosos. Sentimientos de inadecuación o ineptitud. Sentimientos de autodesprecio e inferioridad. Muy baja autoestima debida a la devaluación de sus resultados y el énfasis desmedido en sus defectos. Desconfianza, temerosidad o suspicacia respecto a los demás. Labilidad emocional. Distanciamiento emocional cuando intiman. Muy auto conscientes de sí mismo. Auto críticos con sus problemas para relacionarse. Déficit en habilidades sociales. Percepciones subjetivas de soledad, aunque otros pueden encontrar la relación con ellos significativa. Quedan relativamente aislados socialmente y suelen carecer de una red de apoyo en las situaciones de crisis. En algunos casos suelen fantasear idealizando las relaciones con los demás. Tendencia a la fantasía, la procrastinación, y la evitación "cognitivo-afectiva", como una forma de escapismo de su realidad, y para interrumpir los pensamientos dolorosos. Tiene dificultades para tomar las decisiones sin un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás. Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las áreas fundamentales de su vida. Tiene dificultades para expresar desacuerdo debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera. Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás. Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados. Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación. Está preocupado por el miedo al abandono y que tenga que cuidar de sí mismo. Falta de decisión, dudas y precauciones excesivas, que reflejan una profunda inseguridad personal. Sentimientos de frustración, rabia, irritabilidad y agresividad por no lograr las metas que se exige.

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Hay que aprender a darles a las personas el mismo valor e importancia que ellos nos dan.

Me convertí en una especie de monstruo por dentro. Algo creció en mi interior y no me dejó desarrollarme con normalidad. Algo que me hacía levantarme con un nudo doloroso en la garganta después de no haber pegado ojo en toda la noche, algo que hacía que la comida se hiciese ceniza en mi boca y al tragar no supiese a nada. Me dedicaba a sentarme, a observar a los demás como si fuese una mera inquisición del destino, como si a mí nada me atase a los demás. Yo no era nada, era una estatua de mármol en un jardín lleno de flores bellas que se regocijaban entre ellas. Miraba, contemplaba y aprendía, constantemente. Aprendía de los pasos de los demás, de sus errores, pero yo jamás cometía los míos propios. Carecía totalmente de vida, era un ser inerte dedicado puramente a la investigación. No quería compañía de ningún tipo, no quería mantener contacto humano con nada ni nadie, era horrible. Cuando caminaba bajo el Sol éste quemaba mi piel con fiereza y yo lo soportaba porque ya estaba acostumbrada y no era nada nuevo. Era lo único que me provocaba la certeza de estar viva, el Sol era la única seguridad que tenía de que no había muerto. Por muchas veces que se escondiese de mí y me dejase a solas con la Luna y sus pesares, el Sol siempre saldría y me ayudaría.

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El corazón ya va mejor, sólo duele cuando late.

Desesperación. Pensamientos acumulándose y entonces es cuando las lágrimas te estallan. Has decidido que ya no puedes más, que ésto se tiene que acabar ya y que los pensamientos tienen que irse para no regresar nunca jamás, sin dejar rastro alguno. Te has dado cuenta de que mantenerte en pie es algo insignificante, es un hecho que no releva nada, que no lleva a nada. Y entonces te levantas, corres, gritas, te tiras del pelo con tanta fuerza que ni te das cuenta de que te estás haciendo daño. Las lágrimas rabian por tus mejillas, tienes miedo, tienes dolor, tienes pánico, te estás tragando toda la sal que sueltas por los ojos y te vas a deshidratar pero te da igual. Por más vueltas que das sólo ves paredes aquí y allí que te frenan, que no te dejan irte, que te atrapan como si fuesen enredaderas alrededor de tu mente. Vas a morir si sigues aquí más tiempo, vas a rebentar de dolor si pasas dos segundos más aquí. Golpes a las paredes, porrazos, gritos, llantos, súplicas, más tragos amargos. Arañas la pared, quieres que desaparezca de ahí, quieres que al mirar por la ventana no esté ése paisaje, ni siquiera quieres que haya ventana. Se te deshace la lengua en la boca y eres incapaz de balbucear palabra. Más golpes, más porrazos, el espejo está en el suelo roto porque es un traidor y un mentiroso. Más lágrimas en silencio, más dolor que te tragas como si fuese aguardiente que fluye por tu garganta; el nudo que tienes te ayuda. Todo debería desaparecer, todo debería disiparse en la nada. Y antes de que te das cuenta ya te has caído rendida en el suelo entre lágrimas, y el espejo sigue en la pared mirándote.

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Nunca te aferres a un imposible.

Notar que los pensamientos te empujan por dentro, abrir una página para desahogarte y darte cuenta de que no tienes nada nuevo que decir. Siempre las mismas quejas, la misma rutina, las mismas paredes vacías, los mismos pensamientos psicópatas que te rondan la mente instante a instante y de los que no te puedes librar. No sé lo que quiero, voy a volverme loca de tanto pensar, voy a volverme completamente idiota de arrastrar tanto dolor en mis espaldas. Está lloviendo a mi alrededor y yo no puedo ver más allá de la cortina de agua que me rodea y me atrapa como si fuese su rehén. ¿Sabes?, ya ni siquiera tengo interés en curarme. Me han dicho que nunca se me ocurra decir ésto, pero ésto es lo único que me queda, lo único que me recuerda que sigo viva y que puedo mejorar si yo me lo propongo y, sobre todo, si quiero. Pero ¿qué pasa cuando te cansas de insistir, de esperar, de darlo todo y de no recibir nada a cambio? Siempre se nos ha inculcado que persigamos nuestros ideales y que luchemos por aquello que realmente queremos en nuestra vida. Que no nos rindamos porque todo se puede conseguir con un poco de esfuerzo, pero éso es mentira. Todo lo que nos venden es mentira. Toda ésa felicidad artificial es mentira, todos ésos paraísos rotos son mentira, son solo una pura ilusión que nos meten entre las cejas para que sigamos andando y no nos caigamos y destaquemos en el camino. Ésta vida está mal hecha.

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domingo, 14 de octubre de 2012

Escoge bien tus palabras... podrían regresar a destruirte.

La herida está ahí, abierta. Está ahí porque yo la estoy viendo y la estoy notando desgarrarme la carne. Pero tengo que dejar que duela. Ahora tengo que esperar a que me echen sal y alcohol y gritar todo lo fuerte que pueda. Pero no puedo huir de ella porque la seguiré llevando conmigo, allá donde vaya, allá donde esté, la herida y su consecuente cicatriz estarán conmigo recordándomelo todo el rato, por mucho que yo me quiera olvidar de todo el dolor. Quieta, me quedo quieta y me paro a examinarla cuando tengo tiempo. Está llena de todo tipo de malos sentimientos: dolor, odio, resentimiento, rencor, pena, nostalgia, melancolía, aflicción, incertidumbre, insatisfacción, amargura, resignación. Está manchada con rastro de todo tipo de personas que han pasado por mi vida y que estoy condenada a recordar siempre. El ser humano es un animal espantoso. En mi opinión es el peor ser que ha creado la naturaleza. Preferiría mil veces tener que defenderme a base de zarpazos antes que con palabras. Las heridas de guerra acaban sanándose en un tiempo y acabas olvidándote de ellas, pero las palabras se incrustan como si fuesen metales ardiendo debajo de la piel, y llega un momento en el que no puedes soportar su incandescencia, pero seguirán ahí aferradas a ti como si de ti misma se tratara...

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Cuando decides perdonar a aquellos que te han herido, les quitas su poder.

Tiempo, hazme olvidar. Súmeme en otra oscuridad que no sea la de los recuerdos. Llévame lejos de todo lo que me duele y hazme olvidar, como si nunca hubiese existido. O al menos enséñame a aprender a que no me duela nada y que mi piel no sea de cristal. Haz que todo se olvide, que nada duela y que las mismas palabras no signifiquen cosas contrarias. Bórrame las ilusiones de golpe y que no vuelvan nunca jamás. Noches rotas buscándole un sentido a la brújula, pero por más que me esfuerce, no lo hallaré. Me automutilo, me rompo a golpes, los mismos que le doy a la pared. Dicen que la muerte viene cuando el corazón cesa de bombear sangre, pero es mentira, porque el corazón muere cuando se le gastan los motivos para seguir latiendo, cuando ya no hay motivaciones, no hay vida, no hay nada, porque ésto no es vivir. Cierras los ojos, se te van los pensamientos y, antes de que puedas darte cuenta, ya se te han caído las lágrimas y las penas rodando por las mejillas. Recuerdas que tienes que ser fuerte, que pase lo que pase tienes que continuar en pie para no seguir decepcionando a la gente que hay a tu alrededor. Otra vez delante del váter vomitándole todo lo que sientes y todo lo que te duele, confesándole que te pudres sin morirte y que nadie hace nada por evitarlo.

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Algunas veces el dolor se tendría que quedar dentro.

No me pidáis que sea fuerte. No me pidáis que me olvide de todas las penas que llevo por dentro y que siga mi camino hacia adelante. Ésta noche no me pidáis nada porque estaré completamente sumida en los puntos de sutura de mis heridas y no quiero que nadie me encuentre arrancándome la piel a tiras. Y ésta noche no necesito más que una melodía amarga que acompañe a mis sentimientos y que nuble mi conciencia por unos instantes, que me recuerde el monstruo en el que me he convertido y todas las consecuencias que éso trae. Lo que necesito no se encuentra en los libros, tampoco tiene la receta la abuela más sabia del mundo y tampoco se cura con medicinas. Será por ésas ganas empedernidas de salir corriendo y dejarlo todo atrás sin importarme lo que le pase al mundo, será porque noto algo latiendo en mi pecho y no quiero que lo haga, quiero que se pare, que esté quieto, que deje de recordarme que mi alma está sobre la Tierra. ¿Y habré desperdiciado realmente los segundos de mi vida? ¿Habré crecido sin darme cuenta de lo que dejaba atrás? Quiero volver y recuperar todo ése tiempo que me han arrebatado pero ya es tarde y no puedo hacer nada, las horas se me han consumido y ya sólo quiero que todo se acabe y se lo lleven, y no me recuerden quiénes ni cómo lo tienen recaudado.

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martes, 9 de octubre de 2012

Cuando crees que sabes todas las respuestas, la vida viene y te cambia todas las preguntas.

Gracias. Gracias por todas ésas cosas que me has dado siempre y por las que, a veces, se me olvida darte las gracias; aunque en el fondo creo que ya sabes que te estoy -y estaré- eternamente agradecida. Gracias por escuchar todas mis tonterías, por aguantarme todas ésas noches en las que lloraba como una descosida sin consuelo alguno y tú siempre me ofrecías ése oído que me escuchaba siempre, pasara lo que pasara, sin juzgarme, sin detenerte a pensar en lo mala que podría estar siendo. Gracias por tus consejos, por hacerme sentir como una mujer cuando en realidad no soy más que una niña asustadiza y torpe que necesita ir agarrada de un dedo para poder caminar por el sendero arduo de la vida. Gracias por haber madurado y haberme hecho madurar un poquito a mí, por todas ésas miles de cosas que nunca podremos contar. Por todas ésas tardes que has pasado conmigo ayudándome a superar todas ésas cosas que me dolían, por dejarme en blanco cuando me decías ésas cosas, por haber demostrado que eras la única persona del mundo que estaría allí conmigo incondicionalmente, por muchas cosas que pasaran, por haberme demostrado que existe el amor puro y limpio, sin condiciones. Y perdón, perdón por todas las cosas que alguna vez te han hecho daño, por haber sido una niña torpe y perderte de ésta manera.

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Tantos juguetes en el mundo, y hay quienes eligen los sentimientos para jugar.

Sabor amargo a decepción cansada. Otra vez. Sigo sin aprender. Sigo sin memorizar ésa lección que tantas veces se ha empeñado en demostrarme la vida. Sigo poniendo ésas altas esperanzas en gente que realmente no las merece, gente que regala las palabras como si fuesen caramelos, sin darse cuenta de las repercusiones que puedan tener y sin darse cuenta de si están traspasando ésa fina capa de piel que envuelve los pedazos de mi corazón. Como siempre vuelvo a estamparme de bruces con el asfalto y a rasparme la cara. Y por muchas veces más que lo haga seguiré sin darme cuenta, seguiré subiéndome a las nubes en cuanto me prometan el Sol y seguiré siendo una niña pequeña e indefensa delante del mundo que se la quiere comer. Muchas veces me gustaría golpearme la cabeza contra la pared y recordarme lo que soy. No hay nada por lo que valorarme, no debo creer ésas mentiras, no debo cerrar los ojos y dejarme llevar por lo que sienta, porque lo que siento a veces es demasiado fuerte y me arrancará la carne y me tocará cosérmela mientras lloro, como siempre. Las lágrimas limpian el alma pero hoy soy incapaz de soltar ninguna. ¿Será porque ya lo esperaba, será porque ya me olía algo desde el principio? No, hoy toca limpiarlas y limpiar también la herida del orgullo, levantarme y seguir hacia adelante, caminar como si no tuviese los pies llenos de heridas y fingir nuevamente que soy una persona fuerte y que podré con todo lo que venga conmigo y más. Aunque sea mentira y ni yo misma sea capaz de creérmelo.

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Las palabras que hoy te hacen daño, mañana te harán más fuerte.

Como muchas de ésas veces en las que se te hunde el pecho al ver cómo ésa última esperanza que tenías se te escapa de entre los dedos. Siempre he opinado que, si quieres hacer borrón y cuenta nueva y olvidarte de todo lo que hay atrás, primero debes no forzarte a olvidar. Llora todo lo que tengas que llorar, grita todo lo que tengas que gritar, libérate de todo éso que cargas a la espalda y desahógate. ¿Qué pasa si ni yo misma soy capaz de seguir mi propio consejo? ¿Qué pasa si cuando me intento arrancar una lágrima de mi ojo no sale nada? Quizás es que ya me he inmunizado demasiado hacia ciertas cosas y ya no es importante para mí. Pero en el fondo yo lo sé, duele mucho. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, y éso yo lo sé muy bien porque la mayoría de personas que han entrado en mi vida lo han hecho. Necesito un tiempo para sanar ésta herida y mi cabeza no me deja en paz, no me deja continuar ni seguir hacia adelante como yo quisiera. Quiero una medicina que me cure de todos los pensamientos que pueda tener hoy y los días venideros, algo que calle mis plegarias y me haga olvidarme completamente del mundo, algo que deshaga el nudo de mi garganta y me deje meter la cabeza en un libro y olvidarme del resto del mundo que gira a mi alrededor. Me gustaría ser un poco más retorcida, más mala por dentro, sacar un poco de veneno y demostrarles a todos que no soy tan indefensa como parece y que no podrán jugar conmigo así como así. Que yo también soy una persona humana y, como la mayoría de vosotros, estoy hecha de carne y hueso.

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lunes, 8 de octubre de 2012

Nunca se puede cometer el mismo error dos veces, porque la segunda vez no es un error, es una elección.

Y entonces amé todas y cada una de las formas que tengo de autodestruirme. Porque eran lo único que me quedaban, eran las únicas que se hallaban a mi lado cuando la soledad se deleitaba de mis recuerdos. El simple placer de no llevarte un bocado a la boca, la certeza dolorosa de que ésto no tendría alguna repercusión perjudicial en tu cuerpo, ése macabro placer al escuchar las voces que por dentro de ti te premian tras haber hecho algo atroz contra ti y contra los que te rodean. Como muchísimas otras cosas, se trata simple y llanamente de una lenta forma de autodestrucción para que nadie se percate de lo que realmente sucede. Más melodías de nana para acallar mis sentimientos, para reducir el espacio entre mis palabras y como compañía entre las soledades de la oscuridad de mi infierno personal. Y pedí ayuda y no se me prestó una mano, pedí compasión y se miró hacia otro lado como si de una muerta de hambre se tratase -qué ironía, ¿a que sí?-. Y aunque yo gritara y gritara, nadie vendría corriendo hacia mí. Lo más inútil de todo era que yo sabía que nadie vendría jamás. Gritar para nada, para desgarrarte la garganta hasta dejarla en carne viva y poder al menos callar tus gritos por tu propio bien. Las noches se pasan entre pesadillas, se suceden entre malos sueños, entre mordeduras y entre dolor que te recorre la espina dorsal y cuya gravedad nadie se imagina. Ayuda, necesito ayuda.

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A veces es más fácil fingir que no te importa que admitir que te está matando.

Nos intentan hacer creer que ningún mal es eterno y que nuestro cuerpo está preparado para aguantarlos. ¿No contamos en ésta estadística las personas con el corazón debilitado, marchito y roto? ¿Cómo se supone que se supera un mal que te gusta, cuyo placer es irrevocable y al cual te gusta acudir siempre? No hago más que repetir las mismas palabras con la esperanza de que alguien me escuche, incluso diciendo ésto me estaré repitiendo como si fuese un loro desesperado. Miles de veces me habrán dicho que no todo en la vida saldrá como nosotros queremos. Tendí a generalizar mucho ésa frase y a entender que nada en mi vida puede ser nunca como yo quiero. Nunca podré sonreír de verdad, sincera y abiertamente, sin miedo a ser juzgada y sin miedo al qué dirán los demás al escuchar mi risa de niña pequeña. Jamás podré ser una buena madre -si es que llego a serlo algún día-, y tampoco podré ser nunca jamás de los jamases una buena hija, por más que me lo proponga. Quisiera aprender a saber aceptar todas éstas crudezas de la vida, pero siempre se me ha dado mejor madurar a base de los golpes que la vida ha sabido propinarme. Aún así, siempre me he empeñado en levantarme cuando ha tocado, y no he sabido aprender a quedarme en el suelo hasta que pasara la tormenta, hasta que todo se calmase y entonces pudiese ponerme en pie de nuevo. Sube el volumen a la música, suben las voces y los instrumentos para callar las voces de mi alma que resuenan en las cavidades de mi cuerpo y que tiran de mi piel hacia abajo intentando desgarrarla. Pero no es suficiente, no es suficiente para revocar el doloroso paso de las horas, mi mirada yéndose hacia el reloj y deseando que los días se consuman como cigarrillos, rápidos e indoloros, con ése placer de consumir lo que te mata...

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Ésto se hace eterno y ya no sé robarle más tiempo al reloj.

El dolor ciego recorriendo mis entrañas y comiéndoselas como si se tratase de una diversión para él. La soledad carcomiéndome y consumiéndome como si yo fuera una vela encendida esperando su final. Miro hacia adelante. ¿Qué veo? No hay futuro, no hay sonrisas, no hay alegrías, pero tampoco hay penas. No hay absolutamente nada, todo está oscuro y ésto me quita ganas para seguir andando hacia adelante. Quiero ser fuerte y salir de ésta tortura, que mi mente no viaje tanto ni quiera dar tantísimas vueltas, que todo se detenga en un instante y que las tardes de dolor autoinflingido terminen por fin. No quiero más palabras misericordiosas, ésas que intentan demostrarte la dulzura de un: "Todo irá bien, sólo tienes que olvidar", ésas que la gente piensa que te sacarán de tu infierno y te ayudarán un poco, porque no es así. La gente no entiende la crudeza de ésto y creo que tampoco quiero que lo entiendan. Mi diario está lleno de páginas arrancadas y mojadas por el paso del tiempo. Todo es verdaderamente lento. ¿Cuánto tiempo más habrá de pasar para que mi piel se endurezca y me haga una mujer de verdad, de ésas a las que no les afecta para nada lo que dirá la gente? Me pregunto tantas veces al cabo del día cuánto tiempo le queda a mi vida, que creo que ya no necesito más segundos. Ése tiempo muerto es todo lo que necesito y todo lo que nadie puede ni podrá proporcionarme nunca. Quedan pocos minutos, breves instantes, y yo no sé aprovecharlos como debería.

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Odio decir que estoy bien sólo para no dar explicaciones del por qué estoy mal.



"A veces, me despierto con una sonrisa en la cara. Puedo mirarte, y tener ésa sonrisa permanente en la cara todo el día si quisiera. Puedo, pero no quiero hacerlo. Hoy, no. Ni hoy, ni quizás durante mucho tiempo. He demostrado que soy una persona fuerte. Puedo ser optimista. Puedo incluso acabar con la felicidad de otras personas. Puedo aconsejar, puedo ayudar, y diré una sartada de verdades, pero cuando se trata de mí, de mí misma, no sé cómo ayudarme. Sé que soy una buena amiga, sé que estoy siempre allí... Soy aquel típico hombro en el que todo el mundo se apoya, pero cuando yo tengo que apoyarme en algún hombro, desaparece cualquier rastro de amistad. Es un continuo sentimiento de sentirme sola. Es insoportable. ¿Sabéis qué es lo que pienso cada día cuando me levanto para sonreír de ésa manera? Pienso: 'Sarah, eres maravillosa, ayudas a un montón de gente, deberías estar orgullosa de ello. Pero no puedes ayudarte a ti misma.' No sé cuántas veces he caído y me he vuelto a levantar. No sé cuántas veces realmente me he encontrado sola, y aún no habiendo nadie que me pudiese ayudar, me he quedado pensando en mi futuro y he dicho: 'Sigue adelante. Tú puedes.' Nadie conoce mi real fachada. Nadie, ni mi familia. Pero tengo que confesaros que, muchas veces, muchas mañanas, para sonreír, primero he llorado."


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He vendido mi alma por un sueño, ya veré qué haré conmigo

Como ése chorro de agua fría que te saca de tus ensoñaciones y te demuestra que la realidad es ésto que estás viviendo. Llevo una carga tan pesada sobre mis hombros que ahora tengo que arrastrarme pegando la cara al asfalto para poder sobrevivir. Y aún así, aunque esté magullada y herida, continúo hacia adelante. Ni siquiera puedo decir que esté orgullosa de mí por, a pesar de todo, continuar hacia adelante, porque lo hago por inercia cuesta arriba, porque no quedan muchas más opciones que las que reflejo en el día a día. Fingir ésa sonrisa, fingir ésa felicidad, tener que continuar caminando hacia adelante cuando quieres detenerte en el camino a beber agua y decirle a lo que sea que haya allí arriba: "Basta ya, por favor, necesito un descanso, necesito un colapso de tiempo en el que perderme". Siempre estaré rodeada de gente por encima de mí que ejerzan su poder encima de mis hombros cargados. Una vez me dijeron que las palabras y las personas tienen el valor que tú quieres darles, pero ¿y el valor con el que vienen atribuido? ¿A todo el mundo se le ha olvidado la impusión de los castigos, la redención de las penas? Duele demasiado, tengo la sensación desesperada de que el pecho me estallará en breves instantes, pero nada sucede, todo queda en paz nuevamente y éso es lo que me mata, que no suceda nada y que el mundo quiera continuar hacia adelante. ¿Pero qué les pasa a todos? ¿Es que no se paran a ver lo que hay alrededor del mundo y que está haciendo que cada vez gire más y más deprisa? A las personas que necesitamos un respiro de aire fresco nos haría tanta falta...

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Se me nubló la vista. Más tarde voy a llover.

Escribo, escribo y escribo más. Tecleo miles y millones de palabras aquí sola sentada frente a mi pantalla y en realidad no estoy diciendo nada. Por muchas frases que encuentre y que combinen bien, jamás lograré sacar éso que hay dentro de mí y que me está matando alimentándose de mí como un parásito; que se instaló en mí y que no me deja vivir. Es como una angustia perenne, como una certeza de que las cosas no volverán a ser como han sido siempre. En realidad, tengo mucha fobia a los cambios. Me asustan porque en todo lo que llevo de vida jamás me han traído nada bueno. Siempre que algo ha cambiado ha sido desesperadamente: huí desesperadamente, dejé de comer desesperadamente, en un burdo intento por saciar mis irrealidades. No puedo siquiera pensar con claridad, se me nublan los ojos y el sabor de la decepción me ronda otra vez el paladar. Todo se me hace amargo y difícil de tragar, éste nudo en la garganta es mucho más difícil de llevar de lo que mucha gente pensaría. Sólo quiero dormir, cerrar los ojos y dejar que el mundo me arrastre, pero sin sentir nada. Quiero no tener que decepcionar a nadie más, no tener que dar más explicaciones de por qué estoy mal y por qué estoy bien, por qué como hoy y mañana no, y sobre todo, por qué hago las cosas que hago. Si confieso lo que realmente siento, quiero irme de aquí. Dejar de hacer daño a las personas que me rodean y que -aparentemente- se preocupan por mí. Vivir mi vida -si es que a ésto que hago se le puede llamar vivir-, aunque sea pudriéndome, pero lejos de todos ellos. Me gustaría desaparecer de sus vidas, dejar de dañarles, dejar de garantizarles ésta existencia triste y hueca, dejándose la salud en alguien que no merece la pena.

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Un corazón es una pesada carga.

Dolor, sal de mi vida y llévate todos los estragos que has causado. Llévate los recuerdos, llévate las noches en vela, llévate todas las lágrimas y llévatelo todo. Quiero ser una hoja en blanco lista para ser nuevamente escrita, sin tachones, sin manchas, sin nada que me diferencie del resto. Quiero que las luces de mi alrededor se apaguen, que no me pueda dejar dominar tan fácilmente por mis emociones y que todo se disipe, que desaparezcan las voces que me hacen daño y que se lleven consigo todo lo que han conllevado. No encuentro palabras nunca para expresar la pesada carga que hay encima de mí y que no me deja avanzar en los días. Todo el futuro se ve muy oscuro como la boca de un gran lobo de la que no puedo escapar. No quiero ningún futuro ya, no quiero seguir caminando por el sendero de la vida aferrada a un dedo meñique, quiero descansar y que ésta vez sea de verdad, poder cerrar los ojos sin pensar en nada y sin que un torrente de lágrimas me inunde como si fuese un barco a la deriva. Quizás es que esté pidiendo demasiado, pero son demasiadas horas en vela las que consumo en mi colchón y no puedo pensar con claridad lo que quiero. Quizás ni siquiera sea ésto lo que quiero, a lo mejor lo que quiero es finalizar con todo lo que me duele pero seguir hacia adelante fingiendo que soy una niña valiente y que sonrío sin tener que forzar a mis dientes. Me tiemblan los brazos y me reconcome el asco cuando pienso en mi yo, en mí fingiendo ser alguien que no soy, fingiendo ser feliz, actuando como si fuese una actriz galardonada a un gran premio, diciendo: "¡Estoy bien!" cuando en realidad, por dentro, estoy podrida y estoy rota.

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domingo, 7 de octubre de 2012

99 cosas sobre mí.

1. Tengo anorexia y no me importa reconocerlo. En el futuro me gustaría crear una asociación para ayudar a las personas que padezcan ésta enfermedad y así poder erradicarla para siempre de la lista de enfermedades que más mortalidad causan en ésta época.

2. Me encariño muy fácil y rápidamente. Y por ésto me he llevado muchos desengaños y muchas decepciones. Sin embargo, sigo equivocándome y queriendo a la gente muy rápido. Igual, soy de ilusiones fáciles, así que si no sabes tratarme es muy probablemente que me hagas daño. Soy muy, muy susceptible.

3. Mi asignatura favorita es Economía. He de reconocer que en un principio me daba algo de miedo, pero ha acabado gustándome, y mucho.

4. Reconozco a la gente por los olores. Además, también reconozco los sabores y las casas. Les identifico así.

5. He decepcionado al 100% de las personas que conozco. De alguna forma o de otra, siempre me han dicho la frase: "Me has decepcionado", ya no me queda duda alguna.

6. Amo viajar. Sobre todo a sitios antiguos y de la época morisca. Pero más me gusta si es en Primavera con un viento agradable soplándome en la nuca. ¿La compañía? Me da igual.

7. Me gusta estar sola, pero no conmigo misma. Son dos cosas muy distintas.

8. Lloro unas 4 ó 5 veces al día. Me gusta hacerlo porque así se me limpian los ojos y el alma. Siempre lo hago a solas porque no me gusta llorar delante de la gente, y así me evito preguntas incómodas y explicaciones innecesarias.

9. La única persona a la que he querido de verdad está muerta. Me dejó hace unos años y ya he logrado aceptar que ya no va a volver nunca más. Aunque es bastante difícil.

10. Mis comidas favoritas son los postres. Y, además, si incluyen chocolate, me volverán loca. Aunque no suelo comerlos demasiado. Me encanta cocinarlos y que los demás los prueben y me den su opinión y sus críticas.

11. Soy extremadamente perfeccionista. Soy de los de la opinión de: "O lo haces, o no lo haces, pero no lo intentes", y por ello me exijo demasiado personalmente. Soy demasiado autocrítica y me encanta seguir unas normas personales a rajatabla. Si no las cumplo me acabaré sintiendo culpable.

12. No me gusta el sitio donde vivo. Lo cambiaría por cualquier otro. Y, más que nada, lo haría por los paisajes que veo a mi alrededor, que me inspiran tristeza y monotonía. Ah, y por el clima, demasiado caluroso e insoportable.

13. Nunca me he emborrachado. Y tampoco tengo previsto hacerlo. La mayoría de los adolescentes con mi edad lo han hecho y no me siento un bicho raro por ello, sino más bien orgullosa.

14. Duermo para pasar el tiempo. Cuando me aburro y mis pensamientos se atascan generalmente me voy a dormir para que se limpie la mente. Me encanta soñar y recordar mis sueños, para luego escribirlos con todo detalle y releerlos más tarde.

15. No tengo amigos. Porque no considero que nadie se haya ganado aún ésa etiqueta en mi vida. Tampoco son tan necesarios para vivir como se podría considerar.

16. Cuando estoy triste y agobiada, me gusta bailar y desahogarme. Aunque ya no pueda hacerlo, siempre es agradable poner música y dejar que tus pensamientos se vayan por el sumidero.

17. Me encantaría saber tocar el piano. Considero que podría ser otro buen método de distracción de mí misma, y he empezado a intentar aprender a tocarlo con el teclado del ordenador. Aunque no es lo mismo, pero algo es algo.

18. No me gustan los videojuegos ni las consolas portátiles. Exagerando mucho, jugaré a Los Sims 2 en el ordenador, y muy pocas veces.

19. Amo las tardes de lluvia y manta. Como la mayoría de la gente.

20. Soy muy empática. Le doy muchas vueltas a las cosas y si alguna le afecta a mis seres queridos me pongo en su pellejo muy fácilmente, sufro lo mismo que él o ella. Daría muchas cosas por muchas personas que ellos no saben.

21. Me encanta ir de compras. Aunque no me compre nada, la ropa me apasiona. No me pasa lo mismo con el maquillaje y los cosméticos, en ése tema soy más pasota.

22. Me gustaría saber hablar catalán e italiano. Son dos de mis idiomas favoritos.

23. Me encantan las lluvias largas y calentitas. Sobre todo, si se acompañan de mi gel de baño de vainilla. Me relajan y me limpian la mente.

24. Odio tener que levantarme de mi cama por obligación. No me molesta madrugar; sin embargo, me gusta que me echen de una cama así por las buenas. Soy muy dormilona y casi siempre se me pegan las sábanas.

25. Mi comida favorita es la italiana. En general todas las pastas, las pizzas y demás me vuelven loca.

26. No me gusta ver la televisión. Si quiero ver alguna serie o película, la veo en el ordenador, ya que así no tengo que soportar los anuncios ni transportarme al salón donde está todo el mundo.

27. No soporto que me toquen el pelo. Porque le dedico demasiado rato a arreglarlo y "adecentarlo". Cuando llegan y lo tocan por las buenas me pongo histérica.

28. Me gusta pintarme las uñas. Sin embargo, no siempre encuentro tiempo para hacerlo, y no me gusta hacerles dibujitos porque enseguida se borran o se rompen.

29. No le tengo miedo a los animales. Por lo general, a la mayoría de ellos no, a no ser que me den motivos. Es más, me encantan.

30. Me gustan los libros de ultratumba y misterio. Al igual que las películas de éste mismo género. Y si pueden ser con temática de vampiros, mejor aún.

31. Me como la cabeza con todo. Le doy demasiadas vueltas a las cosas e incluso para mí puedo llegar a resultar bastante pesada. Pero no puedo evitarlo.

32. La comida con la que peor me llevo es el pescado. Sólo olerlo ya me mareo.

33. Me encanta hacer fotos. Pero no a mí, sino a los paisajes, a las cosas, a los objetos cotidianos que uso en el día a día... Uso mucho Instagram, pero me gustaría seguir siendo anónima.

34. Soy muy indecisa. Nunca sé escoger entre A y B y tengo que pedir ayuda.

35. Me gusta ponerme morena. Aunque no lo haga naturalmente porque bajo el Sol me agobio enseguida.

36. No me gustaría hacerme ningún tatuaje, pero sí un piercing. Pienso que los piercing se quitan cuando tú quieras, mientras que los tatuajes me parecen macarras.

37. Se me da muy bien mentir. Soy una mentirosa nata y me salen casi naturales y esporádicas las mentiras, por éso cuelan siempre.

38. No soy cariñosa con la gente. No me gusta el contacto físico, ni abrazarlos, ni besarlos, ni nada por el estilo. Me gusta tener mi "pequeña parcelita de espacio vital" en la que ni entren, ni salgan.

39. Duermo con demasiados peluches. Y una almohada atravesada para poder abrazarla bien. Además, para descansar bien todo ha de estar sumido en el más absoluto silencio y no debe haber una sola rendija de luz. Soy muy maniática.

40. He empezado a escribir muchísimos libros. Pero no he terminado ninguno, y no tengo ninguna intención de terminarlos porque la inspiración ya no es la misma, y las ganas tampoco.

41. Me gusta ver fotos de cuando era pequeña. Recordar viejos tiempos y preguntar: "¿Quién es éste? ¿Quién es aquel?".

42. Me hago ilusiones muy deprisa y me encanta hacerlo. Aunque después se vayan todas al traste.

43. Mi mejor forma de desahogarme es cerrar las puertas y ventanas, dejarlo todo a oscuras y escuchar música. Hincharme a llorar y notar después los ojos rotos es una satisfacción para mí, porque me recuerda que sigo viva.

44. Soy muy creativa. Siempre estoy maquinando e inventando cosas nuevas para crear: cualquier tontada para pasar el rato me vale... Además, me encanta ser detallista con los demás.

45. Me da pereza comenzar a leerme los libros. Después no puedo parar de leerlos un sólo instante. Pero empezar a leérmelos es otra cosa, porque me da mucha pereza engancharme a la historia.

46. Me encanta maquillarme y maquillar a los demás. Es uno de mis puntos fuertes. Además, los peinados me apasionan y me vuelven loca. Puedo estar horas y horas viendo vídeos en YouTube sobre chicas que aconsejan maquillajes y peinados, y no aburrirme jamás.

47. Soy muy seria y directa. Me gustan las tonterías, pero en su cierta medida y en los momentos en los que convengan. Puedo ser muy cortante cuando me lo propongo.

48. No tengo sueños. No tengo expectativas de futuro por ningún lado, sólo sé lo que quiero estudiar, pero nada más. Cuando me preguntan sobre mi futuro lo veo oscuro y muy disipado.

49. No puedo tener las muñecas vacías. Siempre tengo que llevar algo, aunque sea una pequeña goma del pelo. Son muy pequeñas y el resto de mis brazos muy gordos, y me acompleja. Pienso que así se verán más "rellenas".

50. A veces pienso que soy masoquista. Cuando sé que algo me hace daño y sigo buscando ése "algo" sin parar.

51. No tengo un estilo de música preferido. Escucho de todo, y no me avergüenza reconocerlo. En todo momento me ha gustado algún estilo de música.

52. Llevo las cuentas atrás de muchos días. Por ejemplo, de cuánto falta para NocheVieja, para Navidad, para Halloween... Soy una adelantada, pero me gusta mucho pensar que estoy esperando algo y que no estoy aquí simplemente pasando la vida.

53. Me crujo los dedos y las rodillas. Me salen crujidos naturales, como si tuviese los huesos rotos.

54. Me encantan las películas de Marilyn Monroe y Audrey Hepburn. Puedo pasar tardes y tardes viéndolas y sin aburrirme.

55. Odio a la gente que hace daño porque sí. O que juega con los sentimientos de los demás.

56. Prefiero la noche al día. Porque es cuando más activa estoy y cuando siento que mi batería está recargada. Además, hay más gente.

57. Estoy triste el 99'999% de mi tiempo. Y la mayoría de veces, como la mayoría de la gente, finjo una sonrisa para poder seguir hacia adelante y contentar a los demás.

58. Hay canciones que siempre me recordarán a muchas personas. Y que las escucharé siempre y siempre me recordarán a ellas, que nunca cambiarán para mí.

59. Mucha gente se asustaría si me conociese de verdad. Si conociesen mi verdadero yo solitario y lúgubre muchas personas huirían de mí, por éso no me muestro tal y como soy, para no quedarme sola.

60. Me encantan las sudaderas calentitas. Sobre todo si son anchas y puedo llevarlas en casa para entrar en calor. Soy muy friolera.

61. No me gustan los lunares o manchas sobre la piel. Yo tengo muchos y, personalmente, me parecen feos.

62. Me da mucha angustia vomitar. Hace mucho tiempo que lo evito de cualquiera de las formas posibles, porque es una sensación demasiado horrible para mí.

63. Tengo pánico a las agujas. Sobre todo para sacarme sangre, es una fobia natural. Creo que no tengo fobia a nada más que a éso.

64. Odio a la gente que no tiene humildad. O que no la muestran de cara a la gente.

65. Prefiero escribir a máquina que a mano. No me gusta mi letra, me parece desordenada e inmadura, o así lo entendí en Psicopedagogía.

66. Prefiero los sabores dulces a los picantes o ácidos. Soy muy golosa.

67. Amo mi voz cuando estoy resfriada. Me parece más indefensa que nunca, y no me importaría tenerla así siempre.

68. Si estoy en mi habitación, tiene que ser con la puerta cerrada. Me pone muy nerviosa ver gente pasando y deteniéndose a mirar si estoy haciendo algo en el ordenador.

69. Odio no tener intimidad para mí. En ningún lugar de mi casa estoy a salvo de miradas indiscretas, todo lo he de compartir con los demás, aunque no me guste.

70. En los momentos de flaqueza, muchas veces me basta con saber que me tengo a mí misma. Muchas veces, repitiéndome ésto hasta cansarme me queda claro y termino de agobiarme.

71. Me encantan los monólogos. No me río demasiado con ellos pero soy muy fan de verlos.

72. Los pequeños detalles me alegran el día. Una simple tontería puede hacer que el día quede marcado para siempre en mi cabeza, sólo hay que saber escoger bien.

73. Estoy en contra de maltrato animal. Soy AntiTaurina, etc, etc. Sin embargo, no soy ni vegetariana, ni vegana. Todo en su justa medida, así creo que está bien.

74. Prefiero el frío. Me gusta la época navideña y tener que embadurnarme de capas hasta arriba para estar bien calentita. Ah, y las bufandas.

75. Me encanta coger autobuses. Y pasar las horas muertas en ellos mirando por la ventana el paisaje y escuchando música, me relaja. Viajar en general es una buena terapia para mí.

76. Suelo dar mucho por la gente y no recibir nada a cambio. Por ésto me desilusiono tantísimas veces en mi vida. Pero sigo haciéndolo.

77. En general, me hago la tonta. Tanto como cuando no me conviene hablar de un tema, como cuando sé que me están mintiendo en la cara. Es mucho más divertido y retorcido.

78. Me da muchísima vergüenza hacer el ridículo. Sobre todo si es delante de mucha gente que voy a volver a ver. Si es una caída o algo así, me da igual, pero si es alguna frase, o algo por el estilo, la cosa cambia...

79. Tengo que tenerlo todo ordenadísimo. Aunque soy un desastre, me encantan las líneas rectas, tener mis cosas bien colocadas y la organización y el orden.

80. No soy nada buena en los deportes. Sobre todo en aquellos que implican coger una pelota.

81. Me encanta reírme. Y fingir que soy feliz.

82. Mi pelo es imposible de alisar. Me echo miles y miles de cremas para poder alisarlo y sigue recuperando su estado natural, a no ser que vaya a la peluquería...

83. Me encanta diseñar ropa. Tanto para mí como para otra gente, me relaja. Y si encima pongo en marcha el proyecto, mejor todavía.

84. Padezco insomnio. No muchas personas lo saben pero hay veces que he llegado a estar más de una semana sin dormir. Sin embargo, suelo disimularlo bastante bien porque no estoy cansada.

85. Soy muy supersticiosa. Creo mucho en los horóscopos y en éso de "tocar madera", cada dos por tres estoy buscando una tabla o una mesa para hacerlo.

86. Mi café favorito es el Capuccino de vainilla. Desde que lo descubrí me encanta tomarlo, aunque no hay muchos sitios donde encontrarlo.

87. No puedo tener las uñas de los pies sin pintar. En general me dan bastante asco los pies (los de todo el mundo, incluyo los míos), y tengo que llevar pintadas las uñas para no vérmelas.

88. Me encanta la comida china. Viviría única y exclusivamente de ella.

89. Mi flor favorita es la rosa blanca. Una vez me regalaron una y aún la conservo.

90. No puedo ver las series dobladas. Tengo que verlas en el idioma original, porque, si no, les leo los labios y me resulta imposible centrarme en el tema.

91. Me encantan las frases filosóficas. Si pueden ser extraídas de películas, muchísimo mejor. Me encanta tener que pensarlas y atribuirlas a un contexto de mi vida.

92. Me como el bocata por los lados y dejo el centro para el final. Porque me desagrada la textura de los "picos" del pan.

93. Amo ver amanecer. Sobre todo si es en un sitio despejado y tranquila después de no haber dormido una noche entera.

94. Me encanta desayunar. Es mi comida favorita del día.

95. Soy una incondicional fan del humor negro. Aunque algunos chistes sean desagradables y mezquinos siempre me sacan una sonrisa.

96. Suelo llevarme mucho mejor con los chicos que con las chicas. Se me hace más fácil hablar con ellos que con ellas, me parecen menos retorcidos.

97. Me gustaría ser de piedra y que nada me afectara. Aunque sé que no soy la primera ni la última persona que ha pensado ésto.

98. No me cae bien la gente que no tiene amor propio. Yo me incluyo entre éstas personas.

99. He hecho ésto con la esperanza de que nadie lo lea. Aunque sé que no será así.


Olvidas el daño que hacen las palabras.

Son tantas cosas que sentir, tantas cosas que decir y tan poco espacio para expresarlas que ya no sé ni por dónde empezar. Sé que tengo que indagar dentro de mí y encontrar ésa espina que me duele y que no me deja seguir avanzando hacia adelante, que no me deja evolucionar y crecer como una persona humana que soy. Desobsesionarse con ciertos asuntos, dejar a un lado tus principios y enterrar lo que sientes, o peor aún, tragártelo y tener que digerírtelo, ésas han sido muchas de las cosas que he tenido que hacer a lo largo de mi vida; me prometí que no las haría más. Prometí que nunca jamás volvería a sufrir por las mismas cosas, que ya no volverían a hacerme daño de ninguna manera y que ya no iba a ser utilizada de ninguna de las formas posibles. Yo decidí ser un bloque de hielo cerrado a cal y canto, el cual, impenetrable, se deje llevar por la marea muy lejos, se deje arrastrar y se lleve consigo todo el hielo frío y pesado que lleva. Pero ni siquiera puedo ser lo que elijo ser, ni siquiera puedo ser valiente para secarme las lágrimas, mirar hacia adelante y decir: "Sí, yo puedo contra todo lo que me venga como ésto, y mucho más", sobre todo cuando no cuento con la ayuda de nadie que me respalde. He decepcionado siempre a todo el mundo, he hecho daño a todos los que me rodean y sólo me quedo yo misma y mis pensamientos, que espero que no me lleven mucho más lejos porque no quiero continuar así.

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miércoles, 3 de octubre de 2012

Los muertos nunca acuden a su propio entierro.

Son éstos momentos en los que no sabría qué sentir por dentro: dolor, odio, rabia, impotencia, felicidad descontrolada... Todo se me amontona en el pecho y no hay manera de sacarlo ni una vía rápida que me elimine un poco ésos pinchazos de los que tanto me quejo. Porque abrir una mente, sacar lo que realmente hay dentro de ella, es muy difícil, requiere años de práctica y una gran voluntad; ésto es fundamental, porque si no, verdaderamente jamás conoceremos su contenido. ¿Qué deseamos todos y cada uno de nosotros? Realmente, ¿cuáles son nuestras preocupaciones cuando nos metemos en la cama y cerramos los ojos para disponernos a dormir? Las de muchos serán estar preparados para ése examen tan difícil que tenemos mañana y para el que hemos estado mucho tiempo estudiando; las de otros, sin embargo, serán tener suerte en ésa entrevista de trabajo que les pueda sacar de su crisis económica; muchos otros y muchas otras estarán pensando en el estresante día que les deparará el mañana en el que apenas si tendrán tiempo para tomar un café tranquilamente. ¿Y yo? ¿En qué estoy pensando yo? Sencillamente no veo el futuro, no veo el mañana, ni siquiera veo el presente, ahora está todo tornándose de un color oscuro que me asusta y me cala en los huesos. Me da miedo equivocarme siempre en las mismas cosas, porque no suelo ver la boca del lobo hasta que estoy dentro de ella y siendo masticada. Y, aún así, me dejo tragar, me dejo llevar por mis sensaciones, por mis instintos, por mis dolores hasta que ya no puedo más y todo acaba en un nuevo torrente de lágrimas.

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lunes, 1 de octubre de 2012

Ser diferente no siempre es ser mejor. A veces el clavo que sobresale es el que recibe el martillazo.

Encontrar éso que me falta. ¿Qué es lo que me falta? Tengo todo lo que una chica de mi edad podría querer, y lo que muchas otras personas morirían por tenerlo. ¿Y por qué, aún así, sigo buscando imposibles? ¿Por qué soy incapaz de desengañarme? Nunca lograré ser una persona completa, por mucho que lo intente nunca seré lo suficientemente buena para nada, todo lo que haga siempre tendrá ésos pequeños matices de errores que me harán pensar que no soy todo lo buena que podría ser, y entonces me frustro, mi mente se bloquea y no me deja pensar más. ¿Qué me falta, qué me falta, por qué no soy feliz, por qué me exijo tanto a mí misma y a los demás? No hago más que pedir estar sola, que me dejen estar sola en mi ambiente y que me dejen buscar la libertad como si de un instinto se tratase, y todo el mundo se sobresalta cuando lo escucha. ¿Será verdad que estoy pidiendo demasiado, será verdad que éste mundo no está preparado para que seamos libres diez minutos en toda nuestra vida? Siempre aferrada a las mismas cadenas, siempre esforzándome por complacer a la demás gente cuando la demás gente no mueve un sólo dedo por mí cuando se trata de cosas realmente importantes y que puedan hacerme feliz. Siempre soy como ésa ameba que está ahí quieta y nadie se fija en ella, saben que está, pero no cuenta demasiado. Y el día que se vaya tampoco será muy importante, sus motivos tendrá. Pero yo quiero irme y ni siquiera puedo hacerlo. Ni siquiera tengo el valor suficiente para plantar cara y decir: "Soy una persona y también siento y padezco por dentro, como todos vosotros, me duele lo que hacéis y me duele cómo me encadenáis". Siempre me lo han dicho. No inicies guerras que no puedas ganar.

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Os fijasteis en todos los errores que cometí, pero nunca en todo lo que hice y sacrifiqué por vosotros.

Por ésos momentos en los que la mente grita: "¡Basta ya!", y entonces quieres darle un respiro a tus pensamientos. Es como beber un trago de agua bien fría cuando tienes la garganta en carne viva, que te refresca, te sana y hasta te hace tener una nueva visión de la vida después. Quizás pueda parecer ridículo, pero a lo mejor lo que necesito es ése trago de agua fría que me saque de donde estoy ahora mismo, que es aquí delante de una pantalla escribiendo todos mis pesares mientras toda la gente normal de mi edad se halla disfrutando de sus vidas, empleándolas en algo "productivo" como puede ser estar con la gente que quiere de verdad. A veces me darían ganas de ir recortando todos ésos kilómetros que me separan del lugar donde de verdad quiero estar, que me mantienen bien alejada de la gente que me importa y que me mantienen en un segundo plano en el que es algo difícil estar, porque no sabes muy bien qué sucederá, cuánto tiempo te depara aquí, ni siquiera si conseguirás salir de aquí. Si miro a mi alrededor sólo veo paredes que encierran muchos pesares, muchas lágrimas por las noches, muchas confesiones que nadie querría escuchar. Ésas paredes son las que me atan, las que no quieren dejarme salir de aquí. Quieren que permanezca viva en un ambiente muerto y éso es lo que más me cuesta de todo. Levantarme un día más, ponerme ésa sonrisa de pega falsa que tengo que mantener toda la mañana y hacer las mismas bromas de siempre, parecer la típica niña desenfadada que no tiene problema alguno. Y que, al llegar a casa, el único momento en el que pueda desenmascararme sea cuando la negrura me arrope en mi cama y me deje soltar todas las lágrimas que he estado tragando durante los momentos de risas.

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sábado, 29 de septiembre de 2012

Por favor, tiempo, Universo, Dios, quien seas, dame un respiro.

Me muero de ganas por muchas cosas. Me muero de ganas por morir, por acabar de una vez con todas éstas cargas que tengo que llevar en mi espalda. Todas las palabras que no digo y me ahogan, todas las cosas que no hago y me oprimen el pecho hasta querer asfixiarme. He sido dañada demasiadas veces, he sido atada como una esclava a la que le negaron su libertad y para éso tuve que mentir, tuve que zafarme como pude de mis cadenas, tuve que fingir millones y millones de sonrisas, otros millones de bromas... para que, al llegar a casa, se transformasen en lágrimas que duraban hasta altas horas de la madrugada, que mi almohada se tragaba sin oponer resistencia mientras yo le contaba todo lo que dolía en mi vida. Y a la mañana siguiente había que estar nuevamente tan fresca como una rosa, para poder parecer ésa niña risueña y sin problemas, ésa imagen que tanto me he esforzado en construir de mí. La gente se preguntará: ¿por qué te pasas la vida fingiendo ser alguien que no eres? ¿No es más cómodo ser tú, y punto? No es tan sencillo, no es tan fácil como parece, quisiera ser yo, quisiera ser yo de verdad, pero para ello tendría que ser una niña solitaria, triste, rancia, ése tipo de persona que nadie quiere tener a su lado. Necesito un descanso, un stop, un alto para poder llorar todo lo que llevo dentro, desahogarme, y luego continuar hacia adelante. Éso es todo lo que pido a día de hoy...

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Saber que lo has dado todo y, aún así, no es suficiente.

Me ahogo en todas las palabras que no puedo decir, en todo éso que quiero sacar de mi interior y no puedo porque no sé de qué forma hacerlo. Sólo hay dos cosas totalmente seguras en mi vida: la anorexia y la soledad. Son las únicas que jamás me abandonan, jamás me recriminan mis actos, jamás me atan como si fuese un pájaro encarcelado, siempre me arropan en las noches frías cuando lo necesito, siempre están dispuestas a escucharme y son como un libro abierto en el que puedo expresarme tal y como yo quiero. Ya soy presa de sus cárceles que son dulces y adictivas. No quiero salir de ellas. Quiero tapiar la puerta de mi cuarto y permanecer aquí para siempre, aislada de todo y de todos, lejos de todo lo que me hace daño. Sin comer, sin dormir, sin pensar en nada. Sólo como estoy ahora, como una muñeca inerte, fingiendo sonrisas de vez en cuando, fingiendo ser una niña normal para que la gente no hable ni comente nada. Pero no precisamente por mi reputación. Me siento tan débil, me siento como si fuese de cristal y me acabase de romper contra el suelo, como tantas otras veces. No quiero volver al instituto el Lunes y tener que poner buena cara otra vez, no quiero tener éste perenne nudo en la garganta que me recuerda que, en cualquier momento, cuando todo el mundo menos se lo espere, me llevaré las manos a la cabeza y gritaré, gritaré tan fuerte que me quedaré sorda y muda, y echaré a correr hacia donde no vea nadie más que el aire que no me hace falta para respirar. Y allí lloraré y me quedaré vacía, me quedaré sin importarle a nadie, sin tener que dar explicaciones, sin tener que sentirme viva porque, al fin y al cabo, no lo estoy.

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jueves, 27 de septiembre de 2012

Mezcla de arrepentimiento y esperanzas.

Y me vacié. Sí, me quedé tan vacía que fue imposible retractar mis palabras. Siempre busco ése desahogo pero siento que no hablo de nada, como si realmente no pudiese expresarlo como yo quisiera y no pudiese sacar lo que hay dentro de mí. Todas ésas sensaciones que se acumulan en montañas por dentro de mí. La sensación de haber decepcionado a alguien, la sensación de dolor ante ciertas palabras, la sensación de insatisfacción cuando me miro en un espejo, pidiendo más. Siempre pido más, siempre quiero más, y más, hasta que llega un momento en el que el saco tiene que reventar porque ya no soporta más peso. Y me siento sola encerrada en éstas cuatro paredes. Nunca me cansé de repetir que quiero ser una chica más, no quiero ser diferente, quiero poder hacer lo que ellas: vestirme bien, salir de fiesta y no preocuparme por nada más, si tengo que llegar pronto a casa, cogerle el teléfono a mis padres porque si no seré horriblemente castigada... Quiero ser un pájaro libre durante unos minutos para probar a qué sabe el viento, qué es éso que tienen los demás y que yo me estoy perdiendo por andar anclada a ésas miles de cosas que me atan al suelo: las miles de obligaciones, la anorexia, mis incertidumbres... Me gustaría empezar y ser una persona completamente nueva, en blanco, un libro que aún está pendiente de escribir. Estoy tan cansada que ni siquiera tengo fuerzas para continuar escribiendo...

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martes, 25 de septiembre de 2012

Sinestesia ~ h0lynaight



La lluvia empapa, voy notando mi desgaste, 
que ni los años más jodidos de mi vida 
comparan el lastre de tener que andar siempre vigilando mi espalda.

Si me caigo me levanto, pero mi alma ya está balda, 
y seguiré mi camino aunque sea a rastras, lo juro, 
superé momentos crudos, conmigo me basta 
para andar preocupándome por perras zorras y lumis.

Refugiada en mi coraza tras golpes que no asumí, 
aprendí a base de hostias, mas, ¿qué sabrán?  
Aunque luché toda mi vida, 
sé que apenas nada cambiará.

Rectifico, acepto mis errores y me pesan, 
duele tanto el corazón que ya ni siento la cabeza.
Soy de ésas que canalizan el dolor de mala forma, 
de las que se hieren a sí mismas casi por norma.

Y no es normal, si yo lo sé, me exijo tanto que me duelo, 
no me fío de nadie por los que me tomaron el pelo.
Y dime tú si estuvo mal volcarme en corazón y alma, 
si no sé querer a medias y encontrar así la calma.

Las palmas levantadas, aunque jamás me rendiré, 
mi orgullo a flor de piel y lo que digas al respecto ya lo sé.

Porque me cansa estar cansada de cansarme, 
¿para qué pedir ayuda si nadie puede ayudarme?
Darme lo que busco para llenar todo este espacio, 
y sigo mi rumbo sin parar pero despacio.

No echo nada en cara, pero me revienta que me mientan, 
si no te aparté en su día, lárgate sin darle vueltas, 
tras tus últimas palabras te odio a tí y odio a los Je.
Todo lo que fuimos o quisimos ser ya lo borré.

Repetir errores hoy no está en mi lista,
¿será que está mal visto querer de forma altruista? 
Traté de ser, no cometer, y vi llover en tantas Lunas, 
os perdí la huella y perdí cinco años de veintiuna.

Lagunas del tiempo de mi vida, hoy 
me siento tan perdida en un laberinto sin salida.
Estoy pidiendo a gritos que me ayuden sentada en el arcén, 
veo pasar mi tren, y yo perdida en mi vaivén.

Soy dueña de lo que callo y esclava de mis palabras, 
¿para qué seguir al rebaño si soy cabra solitaria?
Pues sectaria no lo fui ni lo seré en toda mi vida, 
y que me llamen loca, mi locura está bien pulida.

Porque me cansa estar cansada de cansarme, 
¿para qué pedir ayuda si nadie puede ayudarme?
Darme lo que busco para llenar todo este espacio, 
y sigo mi rumbo sin parar pero despacio.

Pero no tengo espacio para guardar tanto vacío, 
 y supero el día, y el mañana supondrá de nuevo un desafío, 
vio tantas cosas buenas que no veo, 
que recreo mi dolor hasta llegar al apogeo.

Deseo dar de mí lo que sé que existe y no encuentro, 
y miento si te digo que me siento bien por dentro, 
y sí, centro de miradas, culpo a mi corazón 
por no hacer caso a mi cabeza y utilizar la razón.

Causa y mente, y si me trabo, me paro y pienso.
Mi meta es evolucionar y no aceptar ningún descenso, 
asenso la mitad de veces por no cagarme en la puta 
y me suda el coño si sueno borde, rancia o bruta.

Yo también me he creído de las pocas personas que
tragan mierda sin abrir la boca y esperan cualquier ataque, 
luego abrí los ojos y vi que la mitad 
agachan la cabeza y asumen el baque.

Y he madurado por cojones, por momentos de mierda, 
porque me levanté seis años con la pierna izquierda.
Por esas noches, esos días en mi cuarto a oscuras, 
porque tanto hay tanto en mi piel que ya no encuentro cura.

Y fui dura conmigo misma y los demás, 
pero, ¿cuántos fueron los que me jodieron por detrás? 
¡Falsos de mierda!, aún me culpo por quereros, 
por daros todo de mí sin añadir detrás un "pero".

Porque me cansa estar cansada de cansarme, 
¿para qué pedir ayuda si nadie puede ayudarme?
Darme lo que busco para llenar todo este espacio, 
y sigo mi rumbo sin parar pero despacio.

Al Filo ~ h0lynaight & Mowlihawk



Quiero ver ángeles malos y demonios que sean buenos, 
quiero soltarme de manos y no tocar los frenos.
Que los países pobres sean ricos y los ricos tengan 
menos que los pobres, ¿me explico? 

Me cortaría las venas con el filo de los folios 
para ver el odio derrochado en los años. 
Unos versos, unos besos, un obseso, 
un progreso que está siendo evaluado por los extraños. 

Me gusta más tocar que amar y mis ojos son un mar, 
sin ti son la mar termino amargado. 
Dos amigos son los que siempre estarán, 
es el boli y el papel que a mí nunca me fallaron.

Es otro día igual, noto que nada ha cambiado, 
oigo a mi corazón latir a son acompasado con mis lágrimas.
Ya nada me anima, aprendí a no odiar, a no olvidar, ahora siento lástima.

Enciendo la televisión, añado traumas a este son, 
es otro niño más muerto por inanición.
Decepción constante, gente que muere delante nuestro, 
giramos la cara, ¿qué nos importa el resto? 

Estamos todos ya curados de espanto,
la justicia del país dirá que no es para tanto.
Ésto sale sólo al compás de bombo y caja, 
escupir toda esta mierda ayuda a mi moral baja.

Otra taja más es casi un estado anímico,
intento entenderlo pero aún no me lo explico.
Siento asco hasta por el aire que respiro, 
políticos corruptos os merecéis un tiro entre ceja y ceja.

Encerrados entre rejas, acércate a mí,
estoy notando que te alejas. 
Me cansa darle vueltas a toda esta mierda,
papá, hoy he saltado con el cuello sujeto una cuerda.

Mírame, joder, ¿ésto no llama tu atención?
Cuelgo del rincón más oscuro de mi habitación. 
No hay notas ni tinta, no hay ganas de nada, 
me cansé de llorar y contar mis penas a la almohada.

Siento arcadas, estoy vomitando rabia, 
cada calada,  el llanto me libera de estar encerrada. 

Una foto dura una vida, en cambio, una pareja meses.
El filo indica aplica explica mi Martes 13. 
Una paloma cruza esa nube como tú mi vida, 
alas cuando mi corazón se endurece enseguida.

Mi papel recibe cosquilleo de paseos que veo,
y son de tinta greo, al menos en mi corazón 
existe el recuerdo y prefiero ser feliz 
antes de tener tu sueldo.

El dinero no da la felicidad, pero te ayuda a tenerlo
y éso es una verdad. 
Es triste pensar que dependemos de billetes,
si un retrete es sinónimo de generosidad.

Quiero sacar una sonrisa al deprimido, 
que las muertes sean vida y que la mortalidad se pare, 
que la bala no haga daño y políticos se callen,
mi sueño es que ahora mismo poco hablen.

Que llueva siempre a gusto de todos, 
 indigente en su casa, niños incando los codos, 
la felicidad exista dentro del matrimonio 
y los amigos no se rijan por el patrimonio.

No espero el amor como tú el autobús, 
almaceno información buscando la exactitud.
Soy libre de pensamiento llanamente simbólico, 
no te doy la razón puesto que eso es un periódico.

No hay mejor psicólogo que uno mismo, 
si algo falla en tu vida está tu familia.
Dejo en recepción las llaves del amor, 
los problemas no se arreglan yendo al diario de Patricia.

Tiritas De Alambre ~ h0lynaight


Y no lloro por llorar...
Mi alma estallará...

Mírame bien, me observo en mi cuarto,
en éste mar de lágrimas con este barco parto
a un lugar donde cambiar mi alma al viento.
Pensé en dejarlo todo, no puedo más, ¡lo siento!

Un día gris miré mi cara blanca en el espejo,
notaba cómo oscurecia y lloraba el reflejo.
Grito de desespero en el que espero tanto y nada,
mi lápiz hace un nudo, me dibujo ahorcada.

Cada momento es cada vez más lento,
y es que cuando duele tanto respirar no pasa el tiempo.
No pasa nada, sentir se ha vuelto nulo,
indago en mi interior, en el dolor hoy sólo encuentro nudos.

Dudo que se ate con más fuerza mi alma
al marcar todo mi cuerpo y levantar mis palmas,
para rendirme a estas alturas es más fácil hundirme.

Por más que lo intentes no sabes bien qué decirme
para animarme, ya nada puede hacerme sonreír.
Sé que escapar de esta forma es peor que huir,
juro que esto no es lo único que me propuse conseguir.

Todos los fallos que me han hecho caer,
siento que no tengo fuerzas ni para poder vencer esta batalla
que me avasalla el corazón,
sé que haciendo lo que pienso perderé la razón.

Me amarga el desazón, lloro sin control,
este cuarto es tan oscuro que no puedo ver el Sol.
Soledad es lo que me invade, ¡pisando sueños!
Mi alma se escapó del cuerpo y ya no tiene dueño.

Y no lloro por llorar, siento que si no lo hago
mi alma estallará en mil pedazos que se quiebran con la luz,
he pensado en todo ésto,
y mi ser clavó mi cruz...

Mírate bien, te observo en tu cuarto,
con tanto mar de lágrimas tendrás para rato,
y no me harto de repetir lo mismo,
si no eres tú la que te quieres no lo hará el abismo.

¿Qué has creado en tu interior? No te falta razón,
con tantos palos encima debes aprender la lección.
Me duele más a mí que a ti todo el dolor,
sigue dejándote tanto y te quedarás sin color.

No olvides, pese a todo, los buenos momentos,
sé que los malos te podrán tras muchos intentos de levantar cabeza,
pesa más la tristeza, cuando con una escribas, con la otra rezas.

Te ví evadiéndote al hacerte daño,
piénsalo bien cuando te veas tirada en el baño.
Los cortes en tus muñecas derraman sangre,
te curas las heridas con tiritas de alambre.

Entiendo tu dolor, te duele el corazón,
te regalo mi fuerza para afrontar la situación.
No es indolencia, tú no lo entiendes,
yo hilaré a conciencia el hilo del que pendes.

¿Y qué pretendes? Ésto no es nada nuevo,
aquí tus sentimientos son lo unico que muevo.
No luchas tú,no lucha nadie, es más fácil rendirte
que esperar a que esto cambie.

Es una vida y quizás demasiadas épocas,
no tires la toalla por pasar mal unas pocas.
Comparte tu sonrisa con cada persona,
 si se esfuma abre tu corazón y reacciona.

Y no lloro por llorar, siento que si no lo hago
mi alma estallará en mil pedazos que se quiebran con la luz,
he pensado en todo ésto,
y mi ser clavó mi cruz...