-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Un gran paso es aceptarte tal y como eres.

Quizás no soy la más indicada para ello. Probablemente yo no sea la persona más adecuada para dar consejos a los demás sobre aceptación a sí mismo, pero es que veo los problemas de los demás como unas pequeñas motas de polvo en comparación a lo que yo he sido capaz de sentir en poco tiempo. Es como si viese las mentes de los demás tan sencillas que la mía -tan complicada- enseguida se pusiese a trabajar en sus pesquisas, rauda y veloz como un ordenador muy potente, y pudiese encontrar soluciones muy válidas a todo. Supongo que siempre he sido ésa típica amiga en cuyo hombro te puedes apoyar siempre, en la que encontrarás un respaldo, la que siempre te dará buenos consejos y, cuando los sigas, todo podrá ir a mejor. Sé que no soy la primera ni la última persona con éste problema; he leído muchos escritos con gente que le ha pasado lo mismo que a mí y se encuentran en ésa misma situación. Siempre soy la típica chica que no quiero quejarme por nada. Antes lo hacía y mis amigos acabaron cansándose, así que supongo que habré aprendido la lección: "Procura que tus palabras sean mejores que el silencio". Suelo ponerme muy nerviosa cuando la gente comenta algo acerca de mí, ya sea cualquier tontería. Odio ser el centro de atención, uff, no lo soporto, no lo soporto... Me pongo muy nerviosa cuando más de dos miradas recaen en mí, y no soy capaz de sobrellevarlo. No se me da nada bien congeniar con un grupo de personas, la verdad, y menos si son chicas. ¿Nunca os ha pasado? Las chicas suelen ser más inseguras y les gusta tener montado su grupito de confianza para asegurarse de que no las vas a traicionar, o algo por el estilo. Por éso ahora puedo llevarme mejor con los chicos; no sé, les veo menos... No sé, con menos malicia, y con éso no quiero decir que las chicas sean malas, ni que sea machista, sino todo lo contrario. Es algo difícil de describir. Hablemos de facilidades sociales, por así decirlo. Por éso opino que ninguna persona debería tener poca confianza en sí misma; creo que es algo que deberían habernos inculcado desde pequeños, o haber nacido con ello. Así, todo sería mucho más fácil, no hablaríamos de críticas, ni nada por el estilo. Pero no se puede pedir todo en ésta vida, ¿no?

Follow me on Twitter ♥

No esperar nada es lo mejor de todo.

Pero... ¿Cómo se hace éso? ¿Cómo evitar que la mente se ilusione con todas las promesas a medio hacer, con todas las palabras que la cautivan, con todas las tentaciones que le ofrecen? ¿Cómo se puede no volver a caer en las riendas de una persona que ya te ha mentido una, y dos, y tres veces? Mi madre dice que hay que aprender a diferenciar entre mentiras gordas y mentiras piadosas. Personalmente opino que no me gustan ninguna de las dos. Antes yo solía escribir uno o dos textos al día diciendo lo muy decepcionada que me sentía con ciertas personas, los sentimientos que me adscribía después de hablar con ellos, lo que pensaba acerca de todas ésas cosas que me decían... Ya no. No sé si éso significa que me he adaptado a tragarme todo lo que me sucede, o que no me tomo tan a pecho lo que puedan decirme. Ésa sería la parte buena, ¿no? Pero tampoco quiero pecar de buena persona; siempre lo he hecho, siempre he sido alguien inocente y buena de la que todos se aprovechaban y solían sacar partido, porque podían. Siempre he sido la tonta que ha perdonado todos los errores imperdonables, que ha dejado que la manoseen como se le viniera en gana y que acababa con la cabeza contra la almohada llorando en silencio como una estúpida, aún a sabiendas de que ella solita se lo había buscado. Realmente, opino que no existen personas buenas y personas malas. Un día, alguien muy grande dijo algo que jamás me olvidaré: "Yo odio a los hechos, no a las personas. Por ejemplo, si hay alguien que me miente, yo odiaré ésa mentira, pero no a la persona que me haya mentido. No es algo fácil de conseguir, pero es realmente bello cuando lo consigues, porque te hace vivir en una paz y tranquilidad infinitas. De verdad, es una cualidad que me ha dado Dios, y no pienso desaprovecharla." Me quedé mucho tiempo pensando en lo que había dicho. Yo opino sinceramente que llevaba toda la razón de éste mundo, pero es imposible no tomarla con dicha persona, es algo que simplemente nos nace dentro y nos crece como si fuese una planta. Porque después de un gran vuelo siempre habrá una gran caída si es que hemos emprendido el vuelo mal. Mi padre solía decir: "Si un día resulta que te estrellas y te haces mucho mucho daño, significa que la vida te está indicando que no es ése camino el que debes tomar, que debes ir a por otro". Y yo lo pensé y lo recapacité varias veces, y he cambiado muchas veces de camino y de posición, pero siempre sigo equivocándome. Y no puedo evitar seguir preguntándome, una y otra vez: ¿cuál es mi camino correcto?

Follow me on Twitter ♥

domingo, 23 de octubre de 2011

No puedo pretender ocupar tus ojos hasta el infinito.

Me estoy obsesionando con el tema. Pero es que en mi mente no pueden dejar de resonar ésas palabras que me traspasaban como cuchillos. Las puñaladas venían una detrás de otra, y no pararon un sólo instante hasta verme totalmente encogida en el suelo. A cada nueva verdad que describías, yo me retorcía un poco por dentro. Y... y parecía como si no te importara el hacerme daño, como si te diese completamente igual lo que yo pensara, o lo que yo sintiera en ésos momentos. Quizás era éso lo que más me dolía: que actuabas como si yo no fuese importante, después de prometerme que sí, que sí que lo era. A veces, sinceramente, dudo que te importe algo. Se supone que, cuando quieres realmente a una persona, te importa que esté bien. Pero no puedo pedirte demasiado. Lo han dicho muchas veces y jamás me cansaré de repetirlo: la naturaleza del adolescente es egoísta. Somos incapaces de mirar más allá de nuestras narices. Quiero que las palabras dejen de torturarme y romperme por dentro. Que desaparezcan de mi memoria todas ésas certezas que me dolían tanto. Todos los: "Ella es mil veces más mujer que tú"; "Ella me hacía cosas que tú no"; "Ella era impresionante y tú eres una cerrada". Quiero que no vuelvan a aparecer jamás por mi mente. Quiero pensar que jamás han salido de tu boca y me han herido. Pero no es así. ¿Cómo puedo continuar yo hacia adelante sabiendo todo éso? ¿Sabiendo todas ésas certezas, viviendo a la sombra de otra persona, acomplejada siempre por mis principios? Realmente, sólo una persona que quisiese mucho a otra persona podría hacerlo. Pero es que no puedo evitar que me duela, y por muchas veces que me repitas que es una tontería, ahora siempre voy a vivir viéndome mal. Siempre estaré mirándome al espejo contemplando lo horrible que es mi cara, o lo poco que me gusta mi cuerpo, o vigilando todas las cosas que puedo hacer y saltándome mis propios límites para que tú estés bien. Al fin y al cabo, éso es lo que he hecho siempre. Dar, dar, y dar. Y no recibo nada. Pero, ¿sabes qué? No me importa. Porque el amor todo lo puede, todo lo soporta y todo lo espera. Me gustaría que lo que tú sientes hacia mí fuese igual que lo que yo siento hacia ti.

Follow me on Twitter ♥

Soy una persona fácilmente reemplazable.

Llevo mucho, mucho tiempo estudiando el concepto de ser humano, de sus sentimientos, de sus incertidumbres, de sus pesares... Llevo muchos, muchos meses fijándome en su comportamiento, en sus gestos, en sus expresiones... Nada me es desconocido. Podría decirse que soy una simple y mera observadora pasiva. Pero hay algo que he aprendido y que jamás podrá salir de mi mente: me gustaría ser como ellos. Me he esforzado de todas las maneras posibles por actuar como ellos. Por ser igual, por usar sus muletillas, por comportarme igual que ellos... Y no ha sido suficiente. Tal vez es que debería dejar de engañarme a mí misma y ser yo. Pero es que ser yo tampoco funciona. Me ha sucedido muchas, muchas veces, de pequeña. En un grupo de tres personas, siempre sobraba alguien y siempre tenía que ser yo. Y en un grupo de muchas personas, también sobro yo. Siempre, siempre, siempre. Daría muchas cosas por ser como la mayoría de ellos; por compartir sus gustos, su forma de vestir, su amistad tan sincera y limpia... Pero es que yo no sé ser tan especial para la gente. No sé cómo comportarme en las situaciones, siempre tengo mucho miedo a meter la pata, a fallar, a no ser aceptada. Y creo que ésa presión es la que me fuerza a cerrarme en banda. Ya no se le puede llamar siquiera miedo. Es una fobia permanente que me acompaña siempre y ya apenas me deja respirar. Y... no sé. Algún día me gustaría saborear y paladear en mis carnes lo que significa ser aceptado por todos. Un día experimentando ésa sensación sería más que suficiente para mí. Un día sin que recayeran en mí ésas miradas que no sé lo que pretenden decirme: si están a gusto, o si están deseando que me vaya. Siento que me estanco mientras escribo... Es curioso, ¿verdad? La forma en la que los adolescentes desarrollamos nuestra vida. Creyéndonos el centro de todo, creyéndonos que nuestras dificultades son las mayores de mundo y que nadie habrá sufrido ni sufrirá más que nosotros nunca jamás. Luego, con el tiempo, acabaremos fijándonos en cosas más importantes y admitiendo que, en el fondo, no nos queda otra más que seguir hacia adelante pase lo que pase, porque así es la vida y, por mucho que lo pretendamos, las cosas no se arreglarán por muchas veces que recemos juntando los dedos fervientemente. Quizás es ésa resignación la que hace que nuestras vidas vayan tan mal...

Follow me on Twitter ♥

viernes, 21 de octubre de 2011

Es muy triste éso que estás diciendo.

Las mentiras son el idioma del mal. He estado tan rodeada de mentiras que creo que ya ni siquiera distingo la verdad entre las palabras que van y vienen. A lo mejor es éso lo que sucede: a lo mejor mi fobia a ser traicionada me está jugando una mala pasada y me está haciendo sufrir mucho en la vida. Éso no debería ser bueno para nadie. Es tanto el odio y asco que les tengo a las mentiras que automáticamente mi corazón las limpia para que mi cabeza pueda licuarlas y transformarlas en verdades a medias. Verdades a medias que me acabo creyendo y que al final acabo tragándome como una estúpida. Pero luego viene la peor parte, hay que vomitarlas. Cuando descubres que todas tus suposiciones son realidad; cuando descubres que todas las cosas malas que pensabas que nunca sucederían son ciertas; cuando todas tus visiones se vuelven carne hasta el punto de estar rozando tus mejillas... Ésas sensaciones no pueden describirse con palabras. Las he experimentado muchas veces, sé lo que significa el simple hecho de comerte tú misma la cabeza pensando algo que sabes perfectamente que no sucederá, pero es entonces cuando la alarma de: "¿Y por qué no?", se activa en tu cerebro y lo arrasa todo con su paso, como un volcán de lava incandescente. Una vez me dijeron que mi cerebro actuaba demasiado rápido como para adaptarse a los cambios bruscos. Que poseía demasiada inteligencia como para mantenerla quieta, y mis pensamientos circulaban tan rápido o más que los coches de las autopistas. Yo no paraba de imaginarme cosas. A cada palabra que me dan, suelo ponerle las pegas. Es como una especie de barrera protectora de desilusiones y falsas esperanzas, para que jamás vuelvan a dolerme. Empiezo a creer que es algo fisiológico que se ha adaptado en mí y es tan natural como respirar. Ahora cada halago es una mentira por cumplir, cada cosa que me dicen la niego, y es como si me hubiese creado una anodina burbuja de irrealidad. Puede que las cosas que imaginas no sean realidad, pero tú no puedes saberlo, porque tu cerebro está demasiado ocupado elucubrando falsos testimonios para que tú te tragues y puedas ser feliz. El efecto puede ser totalmente al contrario: algo que en realidad es cierto, puedes pasarte la tarde pensando que es mentira y destrozándote tú misma por dentro; como si lo aceptaras, como si ya supieras que es verdad y te hiciese ése mismo daño, pero mil veces más intenso. Cinco de cada cien de ésas burbujas de irrealidad estallan y se hacen realidad.

Follow me on Twitter ♥

Lo malo, cuando se finge bueno, es pésimo.

Yo nunca me he considerado una persona fuerte. Tampoco una persona valiente, y mucho menos una persona heroica. Hace mucho tiempo, nos pusieron un ejercicio de Psicología en una clase que teníamos libre. Consistía en describirnos, tanto física como psíquicamente, y tendríamos que salir después a exponerlo delante de toda la clase. Fui incapaz de escribir nada. Se me bloqueó el bolígrafo en los dedos y mi mente se negó a responderme. Sólo gritaba: "¡Peligro! ¡Peligro!", como si fuesen a atacarme de nuevo. Me hubiera gustado compartir con todo el mundo lo que sentía, cómo me sentía, si realmente era como ellos pensaban, y más. Me hubiese gustado encontrar una sola palabra que me describiese al menos un poco, que mostrase al mundo cómo era. Pero, por muchas listas mentales que procuraba fijar, ninguna me satisfacía, y mucho menos lograba describirme tal y como soy. Porque siempre que me dan un bolígrafo y un papel me gusta disponerme y expresarme. Pero cuando me piden que me describa yo, realmente no sé cómo hacerlo. Observaba cómo mis compañeros se levantaban por turnos y leían lo que habían conseguido escribir en menos de dos minutos: "Me encantan los animales"; "Soy una chica alegre y divertida, desenvuelta"; "Me gusta mucho la fiesta, ésta noche saldré con mis amigos"; "Lo que más me gusta en éste mundo es la fotografía". Uno tras otro salían y lograban describirse a la perfección. Se preguntaban unos a otros si era verdad ésto o aquello, y se reían como si hubiesen contado el mejor de los chistes. Se supone que a los adolescentes nos encanta mostrarnos al mundo, nos encanta ser el centro de atención y que los demás se fijen en nosotros y nos admiren y, sobre todo, que nos busquen. Ésa es la verdadera naturaleza del adolescente: egoísmo. Todo el mundo dice que es una etapa difícil en la cual se conforman tus ideales, tus sueños por vivir, tus metas en la vida... Y parecía que todos lo tenían más claro que el agua. Todos estaban conformes con la actividad y exhibían con gusto sus logros, además de presumir de las actividades que mejor se les daba hacer, de que tenían muchos amigos, de que sus padres les habían comprado unas zapatillas nuevas... Y yo no paraba de preguntarme por dentro: "¿Y qué más dará todo éso? ¿Por qué todo el mundo se describe igual?". Todo el mundo aseguraba que era simpático, abierto a todas las gentes y muy sincero. A todos nos gusta quedar bien delante de las nuevas personas que conocemos, pero a las viejas es muy difícil engañarlas. A la gente le gusta presumir de ser unas buenas personas, pero en la práctica nadie es capaz de ser realmente una persona bella por dentro, una persona digna de ser admirada, de ser querida y respetada por los demás. ¿Por qué lo hacen? No lo sé... Es un símbolo de aceptación, una necesidad de encajar en el sitio latente que les golpea el pecho constantemente. Necesitan sentirse aceptados, necesitan vivir de apariencias y se alimentan de lo que los demás hablan de ellos. Por éso quizás fui la única que no fue capaz de terminar ése ejercicio.

Follow me on Twitter ♥

Y no me diste nada... Nada de nada...

Dicen por ahí, que sólo se necesitan unas cuantas letras para decir un par de palabras. Yo nunca me había parado a pensar en el poder de la palabra hasta que realmente me hirieron a través de ellas. Fue entonces cuando me senté aquí, delante de la pantalla, y me dispuse a teclear con rapidez todo lo que me dictaba mi cabeza. Claro que en ése momento era un torrente incansable de nuevas ideas, nuevas frases coherentes, nuevas palabras que reflejaban todo lo que estaba pasando por mi interior. Porque necesitaba expresarlo, necesitaba sacar hacia afuera -en forma de palabras- todos los sentimientos que me estaban oprimiendo y asfixiando como si quisiesen matarme. A veces me sorprendía la rapidez con la que mis dedos se deslizaban en el teclado conformando la expresión que precedería a la siguiente; y otras, simplemente me sorprendía porque, de todo el torrente en ebullición de ideas que pasaba por mi mente, no sabía cómo continuar. Son curiosas, ¿no? Las palabras. Letras, consonantes y vocales. En realidad, ellas no tienen la culpa del mal uso con el que las efectuemos. Porque ellas simplemente han sido creadas y ya está, jamás han querido herir a nadie. Todo es culpa de las bocas. Las bocas son las que lo emiten todo con una fuerza tan abrasadora que devasta todo lo que hay alrededor. ¿Nunca os ha sucedido? Ésas veces que dudas en si plantear ésa pregunta, cuya respuesta aún no imaginas, y su respuesta es tan dolorosa que quema tu misma mente. Pero, en realidad, ésa respuesta tan horrible no es culpa de las palabras. Realmente hubo una época en la que hubiese dado cualquier cosa por caerme al vacío un instante. Pero no al vacío al que estoy acostumbrada a caer, sino a ése vacío en el que todo está completamente quieto. Nada se mueve en mi mente, nada burbujea en mi garganta, nada se pasea por mis ojos. No hay absolutamente nada y tampoco puedes hacer nada. Así, no hay palabras. Sin ellas no piensas, no te comes la cabeza, no estás triste, no empeoras las situaciones... Sin ellas, tu mundo se vuelve un poco más tranquilo. Pero las palabras no tienen la culpa.

Follow me on Twitter ♥

miércoles, 12 de octubre de 2011

Elijo ser completamente consciente.

Hay tantas cosas en mi vida que me gustaría que se esfumaran como una burbuja de cristal... Hay tantas cosas en mi vida con las que no puedo evitar obsesionarme cada vez más y más... Cada vez me resulta más curioso el estudio de mi mente, porque es así, cada vez me empeño en estudiarme a mí misma mejor. Y lo mejor es que no puedo entenderme, y me frustro a mí misma con los miles y miles de pensamientos que se me cruzan por la mente en ésos momentos. A veces, me sorprendo también con la capacidad que puedo llegar a desarrollar para comprender y emular a otras personas, es en realidad fascinante. Me paso la vida admirando prototipos y no me da tiempo a ser yo misma, porque en realidad temo lo que pueda pasar si me muestro tal y como soy. Es el típico problema adolescente: me siento desencajada, como una pieza de un puzzle mal hecho. Antes dolía menos, me gustaba ser "la rarita", por así decirlo, me gustaba destacar en algo, pero ahora, ¿qué me queda? No sé realmente lo que ronda por mi mente, creo que ya he perdido el rumbo de cómo soy... Y temo que haya sido por ése golpe que me llevé hace mucho. Ése golpe que me había marcado y me había hecho abrir los ojos. Temo lo que pueda estar pasando ahora mismo. ¿Habrá más mensajes privados de ésos? ¿Seguirán opinando éso de mí? ¿De verdad... de verdad sigo siendo tan mala amiga? Es éso todo lo que me inquieta... lo que hace que no pueda vivir aquí... Sí, tienen razón, por éso huyo, por éso quiero huir e irme lejos de aquí, y no volver. Porque ésto es peor. Soy una cobarde que huye...

Follow me on Twitter ♥

Qué aburrido es ser un ángel.

De verdad me encantaría darle una segunda oportunidad a quien de verdad se lo mereciera, pero es que considero que es tanto el daño que me han hecho que ya ni siquiera tengo ganas de encontrarle cura. No paro de releer éso que hay escrito en mi agenda: "sólo tienes que querer". Pero... ¿y qué pasa si quiero, pero no tengo más ganas de seguir luchando? Ya he cedido cada milímetro de mi cuerpo, todas mis fuerzas se han desgastado completamente, de intentar ayudarme a mí misma y de intentar ayudar a los demás. En el fondo es éso, me he perdido en un agujero negro durante demasiado tiempo, y ahora que quiero salir, no puedo. Hay tantas cosas que me impiden la felicidad... Necesito ser libre, necesito estar libre de cadenas. ¿Que qué me falta? Me faltan tantas cosas... Necesito mi libertad, necesito poder correr libremente, decir que no soy de nadie, decir que puedo hacer lo que quiera cuando quiera. Es tan complicado hacerlo sin herir los sentimientos de algunas personas... He estado demasiado tiempo herida, he estado muchos meses sumida en el más profundo dolor que me han causado muchas personas, y no ha habido oportunidad de remontar, me he sentido pateada, humillada, dolorida y decepcionada. Sobre todo éso... decepción es lo que me rondaba la mente. Lo siento, no puedo ofrecer más oportunidades después de todo lo que ha sucedido, no puedo cerrar los ojos y hacer como si no hubiese pasado nunca, porque es lo que llevo haciendo mucho tiempo, y sé por experiencia que es muy duro, y necesito un suspiro de paz, que me ayude a seguir hacia adelante. Necesito saber que me espera vida más allá de lo que todos pensáis. Tengo que demostrarme a mí misma que sola soy fuerte, no necesito a nadie, sólo una sonrisa y echarle coraje a mi vida.

Follow me on Twitter ♥

La extraña curvatura de mis labios.

Si tuviera que acordarme de todas las frases que he ido gastando entre pensamientos que van y vienen, jamás podría llegar a recopilarlas todas con exactitud. Echo de menos muchas cosas, echo de menos la gente limpia y transparente, la gente en la que sabes que podrás confiar, y no la gente que, mientras hablas, se mira, y tú te preguntas que qué dirán. Echo de menos estar a gusto en un sitio, poder ser yo misma, hasta querer comer. Ojalá hubiera sido capaz de adaptarme a un sitio tan extraño. Por éso, si veo que algo me inspira, huyo. Estoy cansada, frustrada, podría incluso decirse. No consigo nunca ninguna de las metas que me propongo, y estoy realmente amargada, es lo que dicen todos. Pero es que no puedo salir a flote por mucho que digan que una vez que has tocado fondo ya sólo puedes subir. Éso es mentira, una vez que estás abajo, puedes mantenerte abajo todo el tiempo que sea. ¿Que qué me gustaría ahora? Pff, hay tantas cosas que me gustaría contar y que no me atrevo... Es una frustración y una quemadura constantes los que laten en mi pecho y que no me dejan vivir. Quiero conocer nuevas cosas, atreverme a decir las que no quiero y cambiar de personas, personas que me hagan recobrar la fe en cosas que ya creía perdidas. Siempre lo hago, y me lo repito, y no puedo evitar pensar muchas veces... ¿qué hago mal? ¿Será mi pelo? ¿Mi cuerpo? ¿Mis labios? ¿Mis ojos? ¿Mi nariz? ¿Mi pelo? ¿Mis palabras? ¿Mi sonrisa? De verdad, no consigo entenderlo, nunca sé qué hago mal y éso me frustra, nadie quiere ayudarme a superarme, necesito, de verdad, un cambio de aires...

Follow me on Twitter ♥

Escuchad, amigos, no estamos solos, nos tenemos a nosotros mismos.

Habré intentado más de una vez (y de dos, y de tres...) de explicar realmente lo que siento, lo que pasa por mi mente en cada instante, pero es algo que no es sencillo de hacer. Me gustaría poner en orden mis ideas, me gustaría poder archivarlas y escarbar en su fondo para saber lo que realmente me indican. Quizás es que ésta sensación de soledad a la que estoy acostumbrada se ha hecho más fuerte, pero se ha hecho más fuerte a mi costa. Tal vez es que ya tengo lo que quería y éso me insatisface. En el fondo, ni siquiera es una sensación de instatisfacción, es mucho más que éso, es algo que va más allá y me deja perpleja, jamás había sentido nada así. Quizás es que se me han acumulado muchas sensaciones... Estoy harta de ser tan dubitativa e insegura siempre. Me gustaría poder tomar una decisión sólida y firme por una vez, me gustaría escapar muy lejos de aquí, de ésta prisión que me mantiene encerrada. Quedan muy pocos días, y sé que la espera va a merecer la pena. Me encantaría saber qué hacer ahora mismo, cómo reaccionar ante las cosas y cómo sentirme. Afuera no para de llover y dentro de mi mente no dejo de pensar. No sé lo que siento, y dudo que alguien pueda realmente llegar a saberlo. Me encantaría analizarme y pensar fríamente en las cosas, pero temo que éso será muy difícil y pueda llegar a hacerme más daño del que estoy padeciendo. ¿Son realmente las cosas tan fáciles como las pintan? ¿Es tan fría ésta vida siempre? ¿Cambiarán algún día las cosas? Una traición siempre duele, sobre todo si han conocido todos tus puntos flacos al dedillo. Pero cuando una traición realmente te marca para siempre es cuando te la hacen tus propios amigos, cuando deciden clavarte un puñal en la espalda, y tú lo descubres, y entonces tienes que callarte, aprender a tragarte las palabras y no decir nada... Poner buena cara, siempre, éso es lo que me han enseñado. Tal vez yo no quiera poner cara siempre pero es lo que deba hacer, porque, si no, me sentiré más sola aún. Pero si algo he logrado aprender por mi cuenta, es que decir lo que no sientes constantemente duele. Las palabras delimitan mucho.

Follow me on Twitter ♥

Seguro que te esfuerzas por no ahogarte en tu propio veneno cada día.

Me encantan las drogas de sabor dulce. Son mi pequeña motivación para el día a día. Destrozarlas poquito a poquito para introducirlas en mi nariz y aspirar hacia arriba es lo que me levanta el ánimo, lo que me hace sobrevivir y ser fuerte a muchas cosas. Pero yo no puedo vivir toda la vida transformando mis sueños en droga y esnifándomelos como hago todas las noches. Quizás es por éso por lo que tenga el cerebro destrozado entre tanto sueño y tantas palabras que se ahogan en unas agujas de un reloj que va dieciséis años adelantado. Todas las noches siempre sucede lo mismo cuando me tumbo entre mi atajo de sábanas: cierro los ojos y me paro a pensar en todas ésas cosas que me gustaría que pasaran, las que podrían pasar pero no pasan, y las que han pasado. He tenido miles de oportunidades para realizarlas, tal vez es que ya sólo sé maniobrar en sueños. Me gustaría aprender que los pequeños valores que se obtienen en la vida son las reacciones humanas, siempre tan fascinantes. Me encanta la forma en la que las personas reaccionan en mis sueños, está hecha a mi medida, pero no puedo saber defenderme contra algo que yo misma he creado. Él conoce perfectamente mis puntos débiles y yo conozco los suyos. No estoy tan débil como yo pensaba, es que me he encerrado en uno de ésos canutillos que yo me suelo meter por las noches y así me he quedado. Es tan desmotivante pensar que los días van a transcurrir así eternamente... Viví en un minuto que quería hacerse eterno, durar más de sesenta segundos en el minutero. Es tan fácil vivir cuando estás allí, incluso las calles se hacen más grandes y las cuestas hacia arriba se vuelven cuestas hacia abajo. En éste tiempo es como si hubiese vuelto a renacer, es como si me hubieran aportado la dosis de vitalidad que yo necesitaba desde siempre. Vuelvo con fuerzas, sí, pero ésas fuerzas que he adquirido en cinco o seis días se irán en unas horas, y no volverán hasta dentro de mucho tiempo. Siempre tengo que tener la mente ocupada en algo, y éso es culpa mía, por no poder dejar mis pensamientos encerrados, cerrar mis ojos y disfrutar del silencio, que no lo quiero chafar por nada del mundo... Silencio que me abruma, que me quita mis pensamientos y me los devuelve, quisiera tener ojos de serpiente...

Follow me on Twitter ♥

Qué ganas tengo de largarme de aquí para siempre, de ésta ciudad, de éstas calles que guardan tanto.

Cuando quieras que las manecillas del reloj avancen más deprisa que nunca será cuando lo hagan con toda la parsimonia que han retenido durante todos ésos momentos que deseabas que el tiempo se pasara más despacio que nunca. Cuanto más desees algo, mayor será la probabilidad de que los demás se nieguen a ayudarte. Son las típicas leyes de Murphy, las que rigen casi siempre mi vida, las que están ahí, ahí y no se van... Creo que nací un Martes trece, me paso la vida cosiendo recuerdos para poder subsistir de ellos por las noches. Y creo que las heridas cada día se empeñan más, y creo que hoy sólo me aliviaría el olvidar, que se niega a visitarme una vez más. Creo que tengo que sacrificar segundos, minutos, horas, días y semanas por unos días de paz y tranquilidad en las que se esfuma el dolor y todo se unifica para quitarse ése color tan gris oscuro que no me gusta. No me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberle vendido el cáliz de mi conciencia al diablo para pasar unos días de calma, en paz con mi alma. No me arrepiento de haber vendido todas mis estrellas al mejor postor para olvidar la noche por unos días. Sí, puede que ahora sea la niña más infeliz sobre la Tierra, pero ¿qué importa? He sido feliz durante un breve periodo de tiempo, y éso es lo que me satisface. Me satisface la sensación de optimismo que a veces me visita, que me llena mil veces más que el pesimismo que duerme a mi lado en mi cama. Y ya tengo contadas todas las manchitas que le salen a la Luna cada vez que salgo a mi balcón a rezarle que ya está bien, que quiero seguir hacia adelante y poder dibujar una sonrisa siempre que lo necesite. Siempre es igual. Despertarse, gente que no te gusta, decepciones, tristeza, tardes de soledad, a dormir. Cuando a un preso lo sacan de su cárcel personal, agradece eternamente a quienes lo hayan hecho. Tal vez piensen que exagero demasiado, pero ahora cambiaría toda la comida y toda el agua de las que dispongo por éso... por un poco más. Sólo... sólo un poco más...

Follow me on Twitter ♥

Me llaman loca por no entender a un mundo absurdo.

Houston, tenemos un problema. Houston, llevo aquí atrapada diez años y estoy intentando resistir con todos los víveres que me quedan, pero ya casi me resulta imposible. Houston, llevo resistiendo en mi fuerte de falsa felicidad durante mucho tiempo, necesito un atisbo de esperanza, que por lo menos me digan que ésta misión se va a acabar. Houston, espero que no os hayáis olvidado del todo de mí y que tengáis en cuenta de que no os puedo gritar. Houston, hace demasiados meses que cuando bebo el agua no me sacia y la comida se convierte en ceniza en mi boca. Houston, yo no creía en las historias de fantasmas hasta ahora, por las noches me visitan y me tientan con sus relatos de felicidad. Houston, llevo tantos días seguidos cantando que me he quedado afónica de gritar que agarren mi mano y me saquen de éste frío lugar. Ya casi he perdido las esperanzas pero prefiero animarme y pensar que ésto tiene un final, y que ése final llegará y que el día que llegue yo seré feliz pero, sinceramente, Houston, yo ya casi que no veo ése final, lo he perdido de vista, dígame, ¿dónde estará? Houston, hace mucho tiempo que mis huesos empezaron a ser mentira y yo también empecé a flaquear. Tampoco me va tan mal, unas risas por ahí de vez en cuando, pero no es lo mismo, Houston, lo que más necesito es que me saquen de mi soledad. Houston, muy pocas personas pueden conseguirlo y juro que yo daría lo que fuese por una bocanada más de ése aire dulce que embriagó mis pulmones una vez, y otra vez, y otra vez. Houston, de verdad, daría lo que fuera por volver allí, estoy desesperada, cómo me gustaría vivir allí... Houston, sáquenme de éste lugar, que está frío y oscuro y aquí ni siquiera corre el aire, no saben lo que es estar aquí, por éso todo desde fuera se ve tan sencillo. Yo estaría dispuesta a dar todo por ello, hace mucho tiempo que tengo ahorrados pedazos de mi carne para entregarlos si hace falta para irme. Houston, quiero volver a sentirme libre, quiero volver a recuperar todas ésas sonrisas y risas que solté allí. Houston, paren el mundo, que yo me quiero bajar... No sé por qué me mandaron a ésta misión... Espero vuestra respuesta.

Follow me on Twitter ♥

Si no puedo acercarme ni oír los versos que me dicta ésa boca.

Y una vez más, abro una nueva entrada para volver a expresar. Las tijeras con las que ahora me corto, al final, han acabado por redondearse las puntas y ya de nada me sirven. Las gotas de agua fría sobre mi piel me perforan como cuchillos. Luego los minutos se vuelcan sobre las heridas como si de alcohol se tratase. Así, con el cuerpo magullado y la mente completamente en blanco me meto entre las sábanas blancas que acarician mis costillas rotas. Yo no estoy muerta, sino adormecida. Éste es mi pequeño infierno personal, en el que cada vez que caigo no hay forma de salir hasta dentro de veinticuatro horas. Después de ésas veinticuatro horas vendrán otras veinticuatro horas. Se me para el corazón a cada dieciocho latidos para poder volver a reaccionar. ¿Qué hago si mis estrellas me han dejado de iluminar? Ellas jamás volvieron a dirigirme la palabra y yo ya no les escribo cartas. Debería volver a hacerlo, me encantaba hablar con ellas y que me iluminaran algunas noches con su luz. Era como un atisbo de esperanza en el vacío que hay en mi pecho. Cuando en la casa reinan los silencios es cuando mis lágrimas tienen que ser más sigilosas que nunca, se esconden tímidas detrás de mis mejillas pálidas y yo les tengo que decir que no tengan miedo, ni vergüenza de salir. El medicamento que cura mi cáncer está muy lejos de aquí y es muy díficil conseguirlo, casi estoy a punto de rendirme. ¿Se podrá morir realmente de tristeza a plena luz del día? No soy kamikaze pero estoy a punto de comprobarlo. Hojas vacías, éso es lo que llenan los cuadernos en los que me obligan a describir los gusanos que me carcomen por dentro. Podría hacer tantas cosas para las que ya he perdido movilidad... ya nunca más volverán a moverse mis mejillas para dejar salir mis dientes escuchando los relojes y riéndose del tiempo, que juega en mi contra pero a veces es mi amigo y me ayuda a sanar. Dicen que todo lo cura, pues no es cierto, es más, yo lo he comprobado y diría que el verbo esperar proviene de amargura. Estaría loca pensando que alguien de verdad querría salvarme de aquí y una noche más abandono la esperanza y tiro la toalla y digo que ya está bien, que éste día se va a acabar y es entonces cuando cojo las tijeras y un bote de pastillas y me digo que nunca más. Rompo el bote de pastillas y como todas las que caben en mis temblorosas manos. Con las tijeras se me rompen y desbaratan las venas y pienso que todo es cuestión de esperar, se va a acabar en pocos segundos. Pero siempre que pienso éso... al final acabo amaneciendo otra vez en mi cama, lista para un nuevo día.

Follow me on Twitter ♥

¡Oh...! He interrumpido un profundo pensamiento, lo he visto hacerse pequeñito en tus ojos.

Un sentimiento requiere un esfuerzo, un sacrificio. En realidad, el 100% de las cosas que solemos hacer el día a día pide un sacrificio, aunque no lo parezca. La vida está llena de sacrificios, unos aceptados por voluntad propia, y otros impuestos por otras personas. Los sacrificios que nosotros mismos nos imponemos están bien, nos ayudan a crecer como personas y a valorar lo que realmente somos; pero los sacrificios que nos ofrecen otras personas suenan más bien a obligación, y todo el mundo quiere ser libre y hacer lo que quiere, pero no está dispuesto a pagar el precio de nada. Hace tiempo que se me ocurrió una frase que me dio que pensar durante bastante tiempo: si en la libertad se supone que labramos cosas para nosotros mismos, ¿por qué hay que labrarla a costa de otros? Supongo que las personas más radicales están a favor de ésta creencia, mientras que otros grupos la considerarán absurda. He pasado diez años de mi vida sacrificándome por mi libertad a costa de muchas personas. He dado todo lo que tenía y he exprimido cada gota de mi cuerpo a cambio de unos instantes de libertad y satisfacción, pero aún así, lo cambiaría todo por un poco más. Supongo que la libertad es un sentimiento que engancha, te aferra a él y te hace querer más. Todas las cosas en el mundo que pruebas y te hacen sentir bien, siempre quieres tenerlas pegadas a ti, como un sentimiento de satisfacción eterno. Claro que a todos nosotros nos encantaría ser libres para siempre y sentirnos bien, es lo que nos garantizan día a día. ¿Qué puedo decir yo desde mi posición? Hace mucho tiempo que no logro sentirme completamente libre ni viva, y éso cuesta hasta cierto punto. En la parte muerta en la que ya estás acostumbrada te sientes como tragada por una oscuridad blandita, en la que parcialmente no quieres escapar, pero dentro de ti sigues conservando ése atisbo de esperanza del que te alimentas y que no pretendes abandonar. Es inevitable que se escape algunas veces y que muchas otras se niegue a volver, pero la esperanza siempre vuelve. ¿Sabes qué suele traer consigo ése rayito de esperanza? Más dolor...

Follow me on Twitter ♥

Y otro día más decidí si cambiar o entender lo que soy.

Soy una niña algo bajita y regordita. No me gusta mucho mi cuerpo porque tengo las piernas algo gordas, al igual que los brazos y la tripa, aunque últimamente a todo el mundo le ha dado por decirme que estoy muy delgada. He dejado de comer para perder un par de kilos, aunque no me gustaría ser anoréxica ni padecer ningún transtorno alimentario, pero sí me gustaría estar muy delgadita y ser menuda. Mis ojos son muy pequeños y los maquillo con una línea negra. Odio mi nariz y mi boca, son demasiado grandes para mi gusto. Mi pelo natural es rubio. Llevo un piercing de la lengua en la oreja. No puedo pasar un día sin ducharme y sin ponerme jabón de monogotas de vainilla, me encanta cómo huele. No tengo muy definido el estilo con el que me visto, generalmente suelo ponerme lo que me gusta cuando me gusta, sin regirme por ningún tipo de modelo. Es cierto que muchas veces me gustaría ser otra persona, pero me encuentro muy bien tal y como estoy. Tampoco me gusta mi sonrisa, que es demasiado grande. Me gusta mucho pintarme las uñas, pero no hacerme una manicura muy elaborada. Siempre tengo que llevar algo en las muñecas, especialmente en la derecha. Me encantan las pulseras con formas de animalitos de colores, y también me encanta mi goma del pelo de colores. Sé dibujar muy bien y generalmente expreso lo que siento en mis dibujos, aunque a veces se me quedan a medias y no soy capaz de terminarlos por falta de inspiración. Me encanta leer novelas fantásticas, sobre todo de ultratumba, que es el tema que más me interesa. Soy demasiado ordenada y maniática escribiendo, persigo las faltas de ortografía allá por donde voy. Suelo interesarme por las canciones que definen mi estado de ánimo en determinado momento o simplemente que saben tocarme la fibra sensible, por éso mi mp3 tiene de todos los estilos de música que se puedan imaginar. Me encantaría saber tocar la guitarra española, pero de momento me he propuesto aprobar todas las asignaturas de mi curso. También he empezado a bailar funky hace poco y, aunque me han propuesto salir en algún que otro festival, aún no tengo la suficiente confianza ni pienso que bailo tan bien como para hacerlo. Me encanta escribir textos, frases e historias en todo momento, generalmente de mi estado de ánimo. A veces me cuesta mucho abrirme a la gente, pero si alguien me interesa muestro la mejor faceta que tenga. A primera vista me han dicho que parezco tímida, callada y que tengo cara de niña buena. Me encanta la compañía, hacer bromas y reír, aunque hay un estereotipo de persona con el que por desgracia me he topado y el cual detesto: la gente hipócrita, falsa y mentirosa. Lo que más me gusta de éste mundo es cocinar postres y ver cómo las otras personas comen y disfrutan de ellos. Me encantan las faldas pero no tengo cuerpo para llevarlas. Soy muy friolera. No me drogo pero admito que a veces fumo cachimba y que me gusta su sabor. Me encantaría llevar una rasta pequeña en el pelo, por debajo. Mi asignatura preferida es la Biología aunque soy de Letras. Pienso que el sitio donde vivo no está muy bien, y tengo más amigos en otros sitios que en mi ciudad, pero no me importa estar sola de vez en cuando. Tengo un poco de carácter y a veces soy borde con la gente sin pretenderlo, pero me gusta hacer bromas de todo tipo y reírme. Me encanta mi familia, no podría vivir sin ella a pesar de todo lo que les he hecho, y con quien más me compagino es con mis primas, a las que en realidad quiero mucho. Mi estación favorita es el Verano, pienso que hay muchas cosas buenas y positividad en él y me encanta. Admito que soy una fanática del helado de chocolate con galletas, me pasaría la vida comiéndolo. Aunque no me guste admitirlo, en el fondo me gusta salir con mis padres y conocerles y que ellos me conozcan. Me encanta cantar las canciones que me llegan al fondo pero reconozco que canto bastante mal. Y, bueno... ésto es un pedazo de mí.

Follow me on Twitter ♥

Intentas calmar la sed con un vaso de agua salada.

Me paso la vida soñando con salir de aquí. Creo que ya es un problema que por defecto me atasca la cabeza y me impide continuar mi vida de una manera normal. Es como una obsesión que me persigue enfermizamente y no me deja cerrar los ojos un segundo sin parar de pensar en ella. La felicidad es como una droga, una vez que la pruebas, te enganchas y no puedes pasar un día sin ella. Lo malo es cuando no tienes dinero para comprarla, o cuando tus padres te dicen que no puedes ser un drogata y te retiran todas las oportunidades posibles de obtener tu dosis diaria de felicidad. Estoy tan confusa en éste mundo que ya ni siquiera sé lo que quiero. Me encantaría estar allí. Los días allí se hacen tan fáciles y felices que me encantaría vivir allí para siempre. La última vez que estuve fui tan feliz... Me encantaban aquellos lugares, alucinaba con cualquier cosa, por minúscula que fuera, que viera por allí. No había complejos, no dejaba de comer, todo eran sonrisas y todo era gente. Aquí sólo me doy de bruces con la soledad, con las calles vacías, con el hambre, con tantas cosas que me afectan y me hacen borrar de lleno mi sonrisa... Estoy planteándome un pulso conmigo misma en el que soy igual de fuerte y que nunca voy a poder de terminar. Estoy harta de colocarme todos los días una máscara que tenga que llenar y manchar de sonrisas falsas para poder continuar. Duele mucho fingir que estás bien cuando en realidad, por dentro, estás pidiendo a gritos algo que te salve. Cuesta mucho disimular, y muy poca gente (por no decir nadie) se da cuenta de lo que estás pasando en realidad. Sí... Ellos se limitan a decir: "No te tienes que preocupar de éso ahora, preocúpate de estudiar". ¿Cómo se supone que voy a llenar mi mente de otras cosas, si no puedo liberarla? Atravieso mi peor racha y no me siento capacitada para estar sola. Entonces, ¿por qué me obligáis a estarlo? Sacadme de mi prisión, por favor. Los barrotes se han vuelto de hielo y cuando los toco me sangran las yemas de los dedos, me borran del mapa. Necesito acabar con todo, y sólo se me ocurren formas horribles. Todavía es pronto, y aún me queda mucho tiempo de estar sola.

Follow me on Twitter ♥

Cada respiración que tomas.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que, las cosas, por mucho que las pensáramos y las deseáramos incansablemente, no aparecerían allí por arte de magia. Tampoco bastaría con luchar por ellas. Si deseas realmente algo, has de dedicar cada centímetro de tu piel a ello. Y, sí... no voy a negar que duela, porque la verdad es que duele, y mucho. Poco a poco te vas quedando en carne viva y hasta respirar te duele. Poco a poco has desgastado todas las canciones que expresaban cómo te sentías cuando estabas deprimida, has vuelto a comer más que nunca y te sientes sola, todas ésas tardes de vacío en las que se basa tu vida, son sencillamente horribles. Lo único que deseas es salir del infierno al que estás sometida (voluntaria o involuntariamente). Los días y el tiempo no curan nada, porque tienes las heridas tan abiertas que nadie te cura. Yo ya no puedo más, me canso de suplicar y de pensar, y de llorar por las noches pidiendo perdón por todas aquellas cosas que se han transformado en mis errores; de verdad que yo no quería cometerlos. Pido perdón por todas mis noches a solas, pero necesito un poco de paz dentro de mí. Necesito algo que me vuelva a recordar que estoy viva, más risas, más diversión. Siempre, aunque yo no quiera, empezará un nuevo día, y otro, y otro... Y es algo que no podré evitar, pero es que necesito salir de aquí, de verdad. Es tan doloroso ésto que estoy sintiendo... No lo puedo describir...

Follow me on Twitter ♥

Tengo hambre de victoria, pero acepto las derrotas.

Querido blog, te abro otra vez para volver a desahogarme un día más. Eres todo lo que tengo para desahogarme y poder escribir todo lo que siento, pero a veces las palabras no son suficientes y éso me fastidia. Estoy tan cansada y harta de ésta vida que ya no sé de qué forma quejarme... Ni siquiera sé si lo quiero hacer. Pero como no tengo otra cosa en la que ocupar la mente, dejaré que sean las palabras las que me definan. Estoy harta de ésta vida de mierda, y todos los que me rodean también lo están por mucho que lo nieguen. Toda la gente son copias de copias de copias y cuesta mucho encontrar a alguien auténtico. Lo cierto es que en la mayoría de casos soy la marginada. Estoy muy sola, salvo dos o tres personas con las que más o menos puedo congeniar. Qué triste, ¿verdad? Pues no es así. La verdad es que prefiero mil veces estar sola a juntarme con ése tipo de gente superficial, que te juzga por tu aspecto, por cómo vistes y por cómo das el pego. Estoy cansada de soportar la misma mierda todos los días, estoy harta de tener que estar subordinada por gente superficial y que está hueca y vacía por dentro. Mi gente de verdad no está aquí, mi gente de verdad está muy lejos, a trescientos kilómetros de mí, y no me dejan verla. Me permiten ser feliz una vez cada mes. Juro que aprovecho ésos instantes en los que estoy con ellos al máximo, juro que soy completamente feliz cuando estoy allí, cada sonrisa, cada lágrima que suelte me dan la vida... Mi madre dice que si estuviera allí viviendo acabaría cansándome, pero, al fin y al cabo, ¿qué puede ser peor que éste infierno? ¿Qué puede ser peor que levantarte todos los días pensando en las horribles e infinitas horas que voy a pasar continuadamente? ¿Qué puede ser peor que pasar ésas horas viendo cómo todo el mundo te mira raro por cómo eres? Estoy cansada de los: "Sé fuerte y aguanta". Llevo mucho tiempo aguantando, no sabéis cómo aplastan las horas, no tenéis ni la más remota idea de lo que significa estar aquí, sufrir aquí, perecer aquí.

Follow me on Twitter ♥

La gente se arregla todos los días el pelo; ¿por qué no el corazón?

Querido algo a lo que le llevo un tiempo escribiendo... Es complicado definir mi estado ahora. Es uno de ésos puntos muertos en los que cuando me quedo, me quedo y no puedo salir en un tiempo. Pero es más doloroso cuando salgo hacia adelante. Me conformo con seguir retrocediendo hacia atrás. Estoy ya algo cansada de la monotonía y del día a día. Sólo necesito algo que me saque de aquí. Quizás es la gente, o quizás soy yo, no lo sé muy bien. El caso es que si yo soy el problema, me quito de en medio; y si el problema es la gente, pues también estará apartada de mí. Hasta ahora voy autoanimándome como puedo, consolándome de que ya queda poco para que todo se acabe y no tendré que volver a verlos, pero... También me da miedo lo que pueda pasar el año que viene. ¿Y si tampoco les caigo bien a la gente de allí? ¿Y si tampoco soy lo esperado? ¿Y si vuelvo a meter la pata? No quiero pensar en ello. Me han dicho que, si voy con buena actitud, no hay nada malo que pueda pasarme. Creo que la fobia ya me ha sido implantada, y no quiero volver a meter la pata... Pff... Ya ni puedo pensar con claridad. Sólo sé que peor que ahora no puedo estar, y no quiero estarlo. No quiero ni imaginarme qué pasaría si tuviese que repetir, o algo así. Tengo miedo, mucho. Yo sólo quiero no estar sola. Me he cansado de gritarle a la nada y obtener lo mismo. ¿Y qué haré yo ahora? Por mucho que me esfuerzo en integrarme, no es suficiente. Espero corregirme antes de que sea demasiado tarde, no quiero volver a desear morirme, ni cosas de ésas. Siempre es lo mismo: sentirme mal, sentirme peor y finalmente desear morirme otra vez más, mientras cuento los días que quedan para que suceda algo que me saque de la asquerosa rutina de una vez por todas. Es dañino éste estilo de vida, y por desgracia, las personas que pueden rescatarme de él no lo hacen. Ya ni siquiera tengo fuerzas para echarles las culpas, no me laten las ganas. Si alguien lograra meterse en mi mente por un día, creo que lo pasaría fatal. Tanta tortura psicológica no puede ser buena. Lo peor es que a veces, yo también me esfuerzo torturándome, porque así me alivio. No puede ser sano ésto. Y ya sólo me salen frases cortas, sin sentido y vacías, que definan mi estado de ánimo en éstos momentos. Como ya me he cansado de pedir auxilio, simplemente lanzaré el último grito de esperanza hacia el cielo, a ver si a alguien le da la gana de responder.

Follow me on Twitter ♥

No recuerda por qué teme recordar.

Cuando una persona se quiere suicidar, no pierde el tiempo buscando la mejor forma de hacerlo, simplemente coge un bote de lejía y se lo bebe, o se asoma al edificio más alto que encuentra y se tira. Las razones que llevan a una persona a morir abarcan un amplio abanico de posibilidades que deja volar la imaginación de la persona que lo llegue a pensar. Cuando llevas un año aguantando palos y golpes de todos los sitios, ya te das cuenta de que ni siquiera necesitas a las personas. El calor humano es innecesario, las sensaciones de felicidad y amor carecen de sentido, y las ideas psicópatas cobran vida en la mente. No quieres que se solucionen las cosas y punto, simplemente quieres morir. Y lo quieres ya, pero no puedes hacerlo, porque incluso para éso careces de valor. Si los días empiezan rotos y aún así se siguen rompiendo, la vida se hace insostenible. Toda esperanza ha sido tirada a la basura, cualquier mínimo abismo de dolor se convierte en una brecha imparable que hace mella, y ya ni el tiempo es capaz de curarlas. No eliges desarrollar sentimientos, pero cuando una semilla de un mal sentimiento brota en ti, es algo... mágico. Imparable y mágico. He soportado traiciones, gestos, actos, indirectas, miradas y sucios momentos. He aguantado burlas e insultos, noches de dolor y noches de ausencia en las que no precisas nada ni a nadie. He cargado sobre mí el peso de la soledad, de la humillación y de la nostalgia tanto tiempo que es increíble que no me quede una pizca de fuerza en el cuerpo. Me he quedado tan sola tantas veces... ¿Por qué no había nadie para consolarme las noches que me tapaba la cabeza con la almohada y deseaba que el mañana no empezara nunca? ¿Por qué cuando pudieron tenderme una mano y sacarme de ésta pesadilla no lo hicieron? ¿Por qué todo? ¿Cuál es el sentido real de todo? Quiero ser nueva. Limpia y pura. Quiero ser libre. Quiero desatarme de las cadenas que me atrofian y me desgarran por dentro, y que nadie puede ver. Cualquier mínimo contacto con el aire me quema la piel y me perfora los oídos, es como si estuviese acostumbrada a vivir en mi espacio de nada. Todo un año esperando a que todo terminara por fin, aguantando pesadillas, malas sensaciones, malas caras, sonrisas falsas... Y cuando por fin creía que todo podría solucionarse, ellos no estaban allí. Vida, ¿por qué me has convertido en una persona débil? ¿Cuándo fue el momento, el minuto, el segundo exacto en el que perdí la sensibilidad y me convertí en la persona hueca y rota que soy ahora. Me siento completamente vaciada por dentro, esperando como una condenada a muerte que llegue el momento en el que todo acabe. Pero se arrastran los horribles sentimientos como una bola de cemento a mi espalda. ¿Qué pasará cuando el ansiado momento llegue, y quizás determinen que no me lo merezca? ¿Qué pasará si llega el momento y no estoy acostumbrada a la felicidad? Dime, contéstame, respóndeme a una cosa, ¿dónde estaban cuando yo lloraba? ¿Cuando yo lo pasaba mal? ¿Dónde está el calor que me falta? Sólo quiero estar lejos de todo, sólo quiero alejarme de cualquier tipo de fuente de dolor. No necesito cariño, no necesito besos, ni caricias, no necesito abrazos y un hombro amigo en el que llorar. Ya no. Necesito despojarme de todo, de la vida, de mis ojos, de mis manos, de mi cuerpo. Quiero ser una persona nueva, quiero poder sentir algo. La comida se deshace en mi boca y no me sacia, y noto que los golpes ni siquiera los sufre mi piel. Me tambaleo entre la vida y la muerte como cualquier humano más, y ésta humana suplica, otra vez, como muchas otras noches ya ha hecho y seguirá haciendo.

Follow me on Twitter ♥

¿Se puede ser más libre?

- Vamos, Romeo... ¡Hemos de hacerte bailar!
+ Yo no, yo no, creedme. Vosotros lleváis zapatos ligeros de baile. Yo tengo el alma en los pies.
- ¡Eres un enamorado! Pídele las alas a Cupido y vuela por encima de todo.
+ Me hundo bajo la pesada carga del amor.
- Demasiada opresión para tan tierna cosa.
+ ¿Dices que es tierno el amor? Es demasiado duro, áspero y violento, y pincha como el espino.
- Si el amor es duro contigo, sé duro con él. Si te pincha, pínchalo y húndelo.
+ ¡No tiene sentido ir!
- ¿Se puede saber por qué?
+ Ésta noche he tenido un sueño.
- Yo también.
+ ¿Y cuál era el tuyo?
- Que los soñadores ven visiones.
+ ¡Visiones verdaderas mientras están soñando!
- ¡Oh! Veo entonces que la reina maga ha estado contigo. Es la patera de las hadas, y su tamaño no es mayor que una piedra de ágata en el anillo de un concejal. La arrastra un tronco de pequeños átomos entrando por la nariz de los durmientes. Su coche es una cáscara de nuez. Su cochero, un pequeño mosquito vestido de gris, y con tan lujo galopan, noche tras noche, cual cerebros enamorados que entonces sueñan con el amor. Por dedos de abogados que sueñan con sus honorarios. A veces pasa por el cuello de un soldado, y éste sueña que corta cuellos extranjeros. Y así, asustado, jura una oración o dos, y se vuelve a dormir. Ella es la bruja que cuando las mozas yacen boca arriba las oprime y las enseña a concebir haciéndolas mujeres de buen beso. ¡Ésa es ella! ¡Ésa es ella!
+ Calla, Mercuccio, calla. Hablas de nada.
- Es cierto. Hablo de sueños, que son los hijos de un cerebro ocioso, frutos sólo de la mala fantasía, que es de sustancia tan delgada como el aire y más inconstante que el viento que ahora mismo acaricia el seno helado del Norte y, lleno de ira, se marcha resoplando hacia el Sur que gotea de rocío.
· El viento del que hablas sopla de nosotros mismos. La cena ha terminado, y llegaremos tarde.
+ Demasiado pronto, me temo. Puesto que mi ánimo teme a alguna consecuencia oculta en las estrellas que comenzará durante su temible tiempo con los festejos de ésta noche y pondrá fin a una vida despreciada que guardo en mi pecho por cruel ultraje de una muerte prematura. Pero que quien dirige mi rumbo, guíe mi nave.
Romeo Y Julieta ~ William Shakespeare



Follow me on Twitter ♥

El miedo y el dolor me hacen volver.

Volviendo a lo mismo. A las noches que no tienen fin. A los pensamientos eternos que me desgarran por dentro y que me hacen tanto daño que llorar no me limpia. ¿Por qué siento que ésta vida no tiene sentido, que ya no merece la pena seguir hacia adelante porque nadie quiere caminar a mi lado ayudándome si me caigo? El volumen de la música está puesto al máximo y ni aún así consigo acallar las palabras que arden en mi interior y me consumen como si yo fuese un pétalo arrancado de una flor. Harta de quejarme siempre de las mismas cosas y con las mismas personas. ¿Por qué será tan complicada la vida? Que necesito volar, necesito escuchar algo más que las notas de éste piano viejo y descascarillado que está amontonado en mi habitación haciéndome llorar a cada segundo que pasa. Todos se jactan de ser diferentes, ¡yo daría cualquier cosa en ésta vida por tener los mismos problemas que un adolescente normal! Entregaría mi alma las veces que fuese necesario para no pasar una noche más así. Consumiéndome en mí misma, destrozándome, desgarrándome, haciéndome pedacitos pequeños con cada imagen que pasa por mi mente. Soñar me está matando. He rebuscado mil y una veces entre todas las canciones que suelo ponerme cuando voy a morir una noche más, y no encuentro ninguna que me sacie. Es frustrante. Éso de querer poder llorar y empezar a destrozar todo lo que caiga en mis manos. Pero después, ésas ganas suelen desvanecerse y venir acompañadas por una enorme y gruesa plancha de hierro que me vuelve a aplastar y a ahogar contra el suelo recordándome que aún puedo caer más. Aún puedo seguir descendiendo. Aún no está todo perdido. Dios, me quiero morir. Siempre acabo confundiéndome a mí misma. He dicho que quiero morirme, no que quiera suicidarme. Y por éso lo he deseado tantas veces... ¿Cuántas noches habré estado sola, tirada en mi cama, llorando, soñando y lesionándome y llegan los malos pensamientos? Los rezos entre lágrimas: "Por favor, que mañana no amanezca viva", y por la mañana, siempre me despertaba con la cara acartonada, sin poder moverme, destrozada, sabiendo que estaba viva y que había que hacer frente un día más a la vida. Son tan dolorosas las certezas... ¿Por qué el mundo no avanza? ¿Por qué, por qué yo? ¿He sido tan mala en el pasado que merezco ésto? El cuerpo me pide levantarme de ésta silla, y tirarla al suelo, y gritar, y llevarme las manos a la cabeza mientras sigo gritando, y terminar con todo. Estoy rota, estoy hecha pedazos y lo mejor de todo es que no puedo levantarme yo sola, pero tampoco puedo levantarme con ayuda. No puedo continuar así. Me muero.

Follow me on Twitter ♥

En lo más profundo de toda mi alma.

“Será como si nunca hubiese existido”, me había prometido. Noté el suave suelo de madera en las rodillas y luego en las palmas de mis manos, y, al final, apretando contra la piel de mi mejilla. Esperaba poder desmayarme pero, para mi desgracia, no perdí la conciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente. Una auténtica agonía me recorrió al recordar su rostro, y la comprensión se hacía cada vez más amarga, intentándome convencer de que se había ido. Por lo visto, no debía significar mucho para él cuando me abandona dejándome desprotegida. Otro golpe, otro desgarrón en el pecho. Ha desaparecido. Así como todo lo demás. ¿Con quién puedo hablar ahora? Estoy perdida. Cuando se fue, se lo llevó todo con él. Pero veo su ausencia y donde mire... es como si algo me estuviera perforando el pecho. Pero en cierto modo me alegro, el dolor es la confirmación de que él realmente existía, de que todo existió. En aquel momento, la vida parecía demasiado lúgubre como para dejarse engañar. El agujero ya empezaba a dolerme, y aunque sabía las consecuencias, extraje los recuerdos, no unos recuerdos verdaderos que dolieran demasiado, sino los falsos recuerdos de su voz hablando en mi interior. Y los oí repetidas veces hasta que me quedé dormida mientras las lágrimas rodaban lentamente por las mejillas de mi rostro vacío. Cuando desperté a oscuras, no estaba segura de si acababa de empezar a llorar o había empezado mientras dormía y las lágrimas de ahora eran la prolongación del llanto de mi sueño. Miré el techo en penumbra. Los párpados se me cerraron. Había una cosa que sabía a ciencia cierta, lo sabía en el fondo del estómago y en el tuétano de los huesos, lo sabía de la cabeza a los pies, lo sabía en la hondura de mi pecho vacío... El amor concede a los demás el poder para destruirte. A mí me habían roto más allá de toda esperanza. No soportaba la idea de hacerle daño ni tampoco podía impedirlo. Se había ido con sus amigos y yo estaba sentada en casa, echándole más de menos a cada hora que pasaba. Me sentía muy sola, aburrida, preocupada, herida... Y ahora, también desolada al comprender que el tiempo que habíamos estado separados no había tenido el mismo efecto sobre él. Tendría que comprometerme, entregar todo lo que quedaba de mí, cada pedazo roto. Era la única manera de ser justa con él. “Como si nunca hubiese existido”. Menuda locura. Aquella fue una promesa que él no podía mantener, una promesa que se rompió tan pronto como la hizo. El aliento me salió de los pulmones ruidosamente. Allí clavada, me sentí traspasada por sus palabras. El dolor me recorrió todo el pecho en la forma acostumbrada. El agujero de mi pecho me desgarraba de dentro hacia afuera, pero había algo más, una música de fondo para el caos de mis pensamientos. No podía creer que le hubiera oído bien.
Luna Nueva ~ Stephenie Meyer

Follow me on Twitter ♥

Desde ayer me está arañando el alma.

Estoy cansada. Cansada y harta. Me prometí a mí misma que no volvería a pensar en el tema, que no volvería a comerme más la cabeza con ésos asuntos, que me olvidaría para siempre y que mi vida empezaría otra vez desde aquella tarde de Domingo. Y lo intento, lo intento por todos los medios. Es la vez que más empeño -obligado- le estoy poniendo a la situación. Y no es suficiente. Todas las noches, cuando me meto en la cama, abrazo a mi peluche gigante, subo la sábana hasta mis orejas y me quedo con los ojos abiertos en la negrura. Sé que al final acabaré por dormirme porque el efecto de las pastillas no tarda mucho en adormecerme el cuerpo y hacer que mis párpados pesen como el plomo. Y es inevitable lo que va a suceder ésa noche. Yo solía soñar espontáneamente, algún que otro sueño o dos. Ahora parece que mi subconsciente me está obligando a recordar, me está obligando a hacerme daño, arrastrándome a un mar de recuerdos que son nuevos, pero que duelen como si estuviesen pasando de verdad. Desde aquella tarde de Domingo en la que todo se terminó para siempre los recuerdos no dejan de avasallarme la mente. Todas las noches tengo un sueño. En todos los sueños que tengo está relacionado el mismo asunto. Y no sé si considerarlos sueños o pesadillas, porque todas consiguen sacarme un par de lágrimas. En muchos de ellos acabo corriendo hacia ningún sitio, tirándome al suelo y llorando desconsoladamente; como aceptando lo que pasa, pero ansiando con fuerza que sea mentira. Y, al final, acaba siendo mentira. Pero es que en ésos momentos es tan real, que aunque sabes que es mentira, haces lo imposible por arreglarlo. Todas las noches que tengo un sueño me despierto ciega. Todo es oscuridad a mi alrededor, oscuridad inmensa que se lo traga todo. Busco a tientas el interruptor de la luz, y oigo cómo la luz se enciende, pero yo sigo cegada. Ya me he acostumbrado a que todo éso pase, pero es inevitable que vuelva a suceder una noche más, y otra, y otra. ¿Cuándo se va a terminar ya ésta tortura?

Follow me on Twitter ♥

martes, 11 de octubre de 2011

Los ángeles de la guarda también se mueren.

Hay momentos en los que las palabras reflejan tantísimas cosas, que somos capaces de quedarnos frente a un folio horas y horas transmitiendo nuestros más profundos sentimientos, hasta que nos quedamos huecos por dentro y lo único que nos queda que hacer entonces es llorar. Lo puedo decir desde el frío más intenso. Hay veces en las que, por mucho que luches, por mucho que decidas esforzarte, por mucho que desees salir de ése pozo negro en el que te encuentras estancada, no puedes. Es muy superior a tus fuerzas y sientes que todo se te vuelca en el pecho y te oprime de una forma tan dolorosa que es inevitable el miedo. Sea como sea, la mayoría de la gente que he visto así ha logrado salir de ello y después contarlo. Les he escuchado decir: "Fue una de las épocas más horribles que he pasado en mi vida. Pero conseguí superarla". Mi pregunta es sencilla: ¿cuánto duran las malas épocas? Y ¿por qué no se curan? El gran error de muchas personas es poner toda su felicidad en las manos de otras personas, dejando a su merced la continuación de su vida. Tengo que confesar que yo soy una de ésas personas. Si hay algo a lo que me ha enseñado la vida, aunque sea a patadas, es que no hay que confiar en nadie. Las personas que hoy te muestran su mejor cara, la cara en la que nunca te fallarán, siempre estarán allí para lo que necesites, te sacarán de donde sea, darán tu vida por ti... Mañana pueden volverse tus peores enemigos que, cuando estés del todo en el suelo, en vez de tenderte una mano, te digan: "Te aguantas". Pero, ¿qué es lo más doloroso de ésta experiencia? Saber que yo misma me lo he labrado. He sido yo quien se ha ganado el desprecio de toda ésa gente. He sido yo la que, a base de malas respuestas, borderías, y demás, ha conseguido que todo el mundo se ponga en su contra. ¿Por qué sigo lamentándome? Supongo que es lo típico... La típica situación de película que, cuando el malo ya está en la cárcel, suele agarrarse a los barrotes y sacar la cabeza con cara triste pero cómica y decir: "¡Lo siento! ¡No lo volveré a hacer!". Y, tres segundos más tarde, se va enfocando cómo poco a poco la cárcel se va disipando hasta que la película termina. Y a la salida, nadie se preocupa de lo que le haya pasado al villano del thriller, porque se merecía semejante final. Sí, sí que es muy doloroso tener la certeza de que te arrepientes de lo que has hecho, y necesitas pedir perdón porque si no notas que te mueres por dentro; pero cuando no se puede hacer nada es cuando peor lo llevas. Antes siempre te queda un atisbo, una pequeña esperanza de que todo pueda cambiar. Pero entonces, todo rebienta lanzándose por los aires, como una gran bomba. De la misma forma que le cogemos manía a una canción o a una película por haber sido vista en algún momento importante de nuestras vidas. ¿Por qué las letras de ésas canciones parece que nos definen tan bien? ¿Por qué parece que han sido escritas para nosotros? A mí, personalmente, me curan aquellas que son cantadas con una guitarra española y una voz suave, son capaces de tocarme la fibra sensible. He estado a punto de convertir éste texto en uno de ésos deprimentes que escribo cuando estoy tan hundida que los rayos de Sol no se filtran entre mi manto. Nadie es capaz de curarme. Ni siquiera las personas por las que estoy así serían capaces de curar mi dolor, aunque hiciesen exactamente lo que yo quisiera. Tal vez es que necesito estar un tiempo herida, o debería borrar éste blog y no volver a tener pensamientos pesimistas nunca más. Pero es que mentiría si dijera que no he tenido ideas tontas hoy, mentiría mucho si otra vez quisiera volver a decir que estoy alegre y feliz y no, no lo estoy, no lo estoy para nada, porque mi interior sigue gritando en busca de paz. No la puedo obtener ni durmiendo, porque ya no puedo dormir. Es interminable, es como una pesadilla para siempre. Mi padre me ha dicho que ésto durará poco, estoy pasando por las fases por las que atraviesa todo adolescente: negación, ira, depresión y aceptación. Sé que la fase de depresión, en la que me encuentro, todo es duro, todo es negro, todo es llanto y dolor como si no hubiese mañana. No puedo evitar preguntarme: ¿cómo será la fase de la aceptación? ¿Será ése estado que tanto he estado esperando, en el que definitivamente no sentiré nada y seré como una muñeca, utilizable y rota? Muchas veces me lo he preguntado, me lo he debatido y ahora estoy completamente segura de ello... Que es mejor no sentir nada que estar sintiendo todo éste dolor arrastrándome todos los días. Un sinfín de dudas que me atascan la cabeza ahora es lo que más me preocupa. ¿Realmente puedo salir de ésta? ¿Cómo es la vida más allá de la tristeza? ¿Cuándo va a parar todo ésto? ¿Sigo escuchando, o les hablo ahora?

Follow me on Twitter ♥

Porque antes que sentir dolor, mejor no sentir nada.

Las certezas de que todo ésto es real son lo que más duele de la situación. Muchas de las palabras que me han dicho me taladran el cerebro todo el día y soy incapaz de librarme de ellas impunemente. A lo mejor es que mi madre tiene razón, y me tomo las cosas demasiado a pecho, pero no puedo evitarlo. He sido herida por toda clase de personas, unas más fuertes y otras más débiles, pero herida, al fin y al cabo. Y sus palabras me han atravesado como una dura roca contra mi pecho que me ha comprimido durante muchos, muchísimos meses, y muchísimas noches. Ahora la roca incrustada se ha transformado en un duro nudo en mi garganta que hasta me impide llorar. ¿Te lo puedes creer? Me impide llorar. He estado mucho tiempo ahogada en mi soledad, preguntándome por qué ésto me está sucediendo a mí, por qué duele tanto, y por qué, y por qué, y mis preguntas no obtenían su respuesta nunca. Y ahora, por fin, y yo solita, he sabido hallarles respuesta. Puede sonar a tontería, pero la vida devuelve absolutamente todos y cada uno de los golpes que tú decides darle. Si tratas mal a una persona, ésa persona, el día de mañana, también decidirá pagarte con la misma moneda. Y da igual lo importante que hayas sido para ella, o para él, y todo lo que hayáis hecho juntos, no importa. Me estoy arrepintiendo de mis pecados, y no es suficiente. Pero ésto es sólo una historia más, una historia entre tantas que no será escuchada por nadie, porque, al fin y al cabo, ¿quién me queda? A todos les he acabado fallando, por unas o por otros. Me arrepiento tanto que muchas veces he estado a punto de pagar con carnes todas y cada una de mis palabras. Si no lo he hecho, ha sido por simple y mera cobardía. Porque creo que, en el fondo, no quiero morirme. Porque tal vez es la curiosidad de saber qué le pasaría a la gente sin mí lo que me mueve a seguir hacia adelante. Qué patético, ¿verdad? He sido tan horrible persona en el pasado que ahora mi alma no se puede limpiar, y el destino me golpea como respuesta. Pero yo lo admito. Admito que todo lo que me está sucediendo es más que merecido. Todas ésas noches que paso en vela pensando que podré dormirme, y podré dormirme, y me insisto a mí misma diciendo que ésta noche podré dormir, y finalmente vuelvo a caer en las redes. Mi respiración vuelve a agitarse y a acelerarse, vuelvo a no sentir mis manos y vuelvo también a no ver, a llorar y a pedir auxilio aunque yo sé mejor que nadie que no me lo merezco. A todas las personas a las que alguna vez he fallado y les he hecho daño... Lo siento. Lo siento muchísimo. Siento haber dejado de lado a mi familia a un lado, o que ellos pensaran que yo sólo les quería por conveniencia. De verdad que jamás he pensado éso, siempre os he querido y os he necesitado muchísimo. Me importabais mucho, significabais muchísimo para mí, es verdad éso de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes... Siento muchísimo haberte dañado a ti, una persona a la que quería mucho y había estado siempre allí conmigo, por muchas cosas que dijese y por muchas veces que le fallara, de verdad que lo siento. Ahora mismo me maldigo porque no supe tratarte bien y compaginarte con todo lo demás. Papá y mamá, lo siento por haberos fallado tantísimas veces... Lo siento, lo siento. Devolvedme mi felicidad anterior... Si es que a éso se le puede llamar así.

Follow me on Twitter ♥

Hay veces en la vida en las que no encuentras salida.

Recordar el pasado es un juego peligroso. Si bien la mayoría de los recuerdos son simples recuerdos de una época más feliz, otros pueden llegar a ser mortales. Habrá un día en el que tendrás la oportunidad de hacer algo que siempre quisiste hacer. Seguramente la situación te vendrá muy grande y mellará en ti de una forma muy cruel, pero, al fin y al cabo, la oportunidad será tuya. Será ése el momento en el que te preguntarás qué hacer; si dejar pasar ésa oportunidad que tanto esperaste o aceptarla, aún sabiendo que irá mal. Hay veces en la vida en la que se exige un cambio, una transición. Deseas que todo sea una broma de mal gusto, algo que han querido decirte para reírse de ti, pero no... Al parecer, las cosas no son así. Al parecer, ésta es la dura y cruda realidad contra la que debes golpearte ahora. Y hay que tomar una decisión, y no sabes cuál, y miles de preguntas se amontonan en tu mente, acosadoras, persiguiéndote día y noche sin cesar. Y quieres olvidarte de todo lo que hay a tu alrededor, y cambiarlo todo, y no haber conocido jamás a nadie y haber permanecido quieta. Si lo que más deseas en éste mundo es cerrar los ojos y esperar a que la tormenta pase, pero la tormenta no puede irse a no ser que tú la ayudes. ¿Qué hacer? ¿A qué prestar atención, a qué hacer caso cuando todo se contradice entre sí? ¿Al corazón que te indica a arrastrarte, a volver a lo malo, a acumularte con fuerza; o a la razón, que te implica quedarte fría y gélida como un témpano de hielo? Quisiera morirme en éstos momentos. Quisiera que todo desapareciera hasta hacerse pedacitos y que yo no fuese responsable de nada, ni de nadie. Si pudiese hacer que todo cambiara y rebobinar en el pasado, lo haría. Borraría todos mis índices, todos los ápices que identifico de todo lo que sucedió. ¡Yo jamás me hubiese imaginado todo ésto! ¡En mi vida se me hubiese pasado por la cabeza el hecho de que pudiese volver a repetirse! Se suponía que yo era un entretenimiento, un juego, algo pasajero. Y, al parecer, no lo ha sido. Y es que no quiero fiarme de las palabras, de ésas mismas palabras que me hacen sufrir tanto cada vez que son pronunciadas. Quiero convertirme en una ráfaga rápida de aire y transportarme a otro sitio lejos donde no pueda pensar nada y no pueda querer nada, y no pueda desear nada aunque ahora me esté muriendo por ello. ¿Qué es lo que debo hacer? Necesito un consejo, un consejo imparcial que me ayude en éstos momentos y que me saque de ésta incertidumbre, porque me estoy muriendo por cuatro veces. Jamás, jamás, jamás, jamás en la vida hubiese pensado que ésto fuese a suceder, nunca, nunca. No doy crédito aún a lo que ha sucedido, y si lo hago es porque todo está guardado y yo misma soy testigo de todo lo que han visto mis ojos, y de todo lo que yo he hecho, y todo lo que he escuchado y leído. No quiero hacer nada, quiero quedarme muy quieta y esperar a que todo pase, quiero que ésto sea algo pasajero y vuelva a ser yo la que se ralle por las tonterías, porque así debería ser. Todo está de más ahora mismo... Estoy desganada, y es que nada funciona y no sé qué es lo que va mal, no sé cuál es la tuerca atrancada que hace que mi vida falle. Me gustaría mucho saber qué es lo que hay detrás de todo, cuáles son las oscuras intenciones de verdad. Pero creo que me asustaría mucho más darme cuenta de que, en realidad, las cosas son así y no hay lado oculto.

Follow me on Twitter ♥

Dice que jamás vuelva a sentirme sola.

Nunca pensé que diría ésto, pero... ahora mismo daría cualquier cosa por sentir algo. No sé, por que algún sentimiento decidiese aflorar en mí haciéndome reaccionar. Pero no... Hace mucho tiempo que me siento incapaz de moverme por dentro. De alguna manera, es como si me hubiese bloqueado por completo. Como si fuese incapaz de respirar, de pensar, de sentir algún tipo de sensación, de... de vivir. Me arrepiento de todos ésos días en los que, desesperada, golpeaba mi almohada en busca del absoluto silencio, gimiendo y suplicando que las voces y los recuerdos de mi mente se callaran y me dejasen en paz. Pero ahora... ahora me arrepiento tanto. Me siento en mitad de un desierto doloroso. Me quemo y necesito que me apaguen con agua, pero nadie es capaz de dármela. Y... no sé. Supongo que lo más interesante de los deseos es éso, precisamente éso, desearlos, ¿no? Porque entonces, ¿qué sentido tendría todo si tuviésemos todo lo que quisiéramos? Tuve que tragarme sin pan mis palabras. Ahora tenía lo que quería: ahora era incapaz de sentir, era incapaz de recordar, me hallaba incapaz de mirar hacia atrás. Como si me estuviesen volviendo la cara y borrando la mente constantemente. No necesitaba éso ahora. Ahora necesitaba alimentarme, necesitaba dejar de secarme por dentro, necesitaba sanar las heridas, necesitaba cerrarlas por completo y volver a sentir. ¿Por qué se lo habían llevado todo los recuerdos? Y ahora estaba allí, completamente hueca y rota, sin poder hablar, sin poder acordarme de nada, sin poder mirar hacia atrás. Es como si alguien decidiese que mi vida sólo pudiese seguir hacia adelante, y se hubiese dedicado a verter lejía sobre los recuerdos dolorosos. ¿Qué significaba éso? ¿Que yo sólo quería hacerme daño entonces? ¿Que haciéndome daño me iba a sentir bien para siempre?

Follow me on Twitter ♥

domingo, 9 de octubre de 2011

El amor concede a los demás el poder para destruirte.

Había pocas noches en las que llorase tanto que mis ojos adquirían un dolor tan agudo... Ni siquiera cerrándolos me libraba de la presión dura y fuerte que ejercía la nada contra mí. Ésas eran las noches que me aterraban. Antes de dormir siempre caía un bote de pastillas entero, para no pensar en nada cuanto antes y dormir, dormir y no volver a pensar en nada más hasta la mañana siguiente. Pero ahora ni mi subconsciente quería dejarme en paz. Ni siquiera borrándomelo de la mente con fuerza había sido capaz de olvidarme de todo lo que había sucedido. Siempre me han dicho que era una niña... Una niña muy sensible que necesitaba que se la llevaran de la mano para tomar sus propias decisiones, y cuando la sueltan, comete muchos errores... Pero es que no puedo, no puedo hacer nada más. No puedo seguir hacia adelante. Querer no es poder. Pero es que yo creo que ahora ni siquiera quiero... No sabía con qué palabras exactamente definir aquellas situaciones. Aquella conversación había sido la más dolorosa que había experimentado en mucho tiempo. Siempre me habían asustado ésas veces que preguntaba: "¿Me quieres?". La respuesta siempre había sido que sí. Pero luego... Luego le perdimos el miedo. Ésta vez las palabras salían de mi boca como si me estuviera atragantando, como si realmente no quisiera preguntarlo, pero debía hacerlo. Tenía que saberlo. Y lo hice. Silabeé con cuidado las letras entre los sollozos que hacían que mi pecho subiera y bajara con una velocidad dolorosamente pausada. La respuesta que obtuve me dejó sin aliento: "No... Lo siento." ¿Por qué? ¿Por qué ésas tres palabras eran capaces de desgarrarme con tanta fuerza que pareciese que me fuese a morir? Y las lágrimas brotaban con fuerza de mis ojos, confusas por todo el dolor que representaban. No podía ser posible. Y luego... Luego vinieron más cosas. Más dolor, más dolor que yo me tragaba como una estúpida. Allí parada, traspasada por todas las verdades que se habían acumulado y ahora se soltaban una detrás de otra, como balas que se quebraban en mi cabeza y estallaban entre alaridos de dolor que jamás proferiría. Y, sin comerlo ni beberlo, me encontraba prometiéndolo. Otra vez prometiendo cosas que sería incapaz de cumplir. "Si me prometes que estarás mejor sin mí, no te llamaré más, te lo prometo." Y lo hacía... Decía sin parar un millón de promesas. Y él las aceptaba. Me decía que no me quería y se despedía diciéndome: "Te quiero un montón...".

Follow me on Twitter ♥