-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Los secretos que escondo se retuercen dentro de mí... me debilitan.

La gente habla de ése momento intenso de la risa cuando ya no puedes continuar sonriendo y tienes que golpear cosas. Yo hablo de ése momento intenso del llanto cuando ya no puedes continuar derramando lágrimas y te quedas callada en el más absoluto silencio escuchando cómo tu propio cerebro explota y no puedes hacer nada para evitarlo. Hablo de ésas noches de vacía oscuridad en las que no puedes hacer otra cosa que aferrarte a tu almohada con las palabras que te han enseñado para relajarte: "Ya pasará todo". Hablo de todos ésos miles de sueños que tuve que abandonar en un cajón polvoriento porque "eran demasiado difíciles". Hablo de todas las lágrimas derramadas a lo largo de éste camino por el mismo asunto, por la soledad. Hablo de todas ésas palabras duras que acudían a visitarme cuando menos lo necesitaba, diciéndome: "Si ésto te está sucediendo, es porque te lo mereces". Hablo de todas ésas frases que buscas para poder expresarte y no las encuentras, y entonces dejas que la música hable por ti y te ayude a salir de todo. Hablo de ése reflejo en el espejo que no te deja dormir ni comer, de todas veces que has pensado con tentativas el acabar con todo de una manera sencilla y rápida pero la cobardía nunca te ha ayudado a llevarlo acabo. Hablo de las mañanas perdidas, de las noches en las que no dormías porque las lágrimas empapaban tu almohada y por la mañana tenías que decir: "Estoy bien, he dormido bien". Hablo de todas las personas que lo están pasando igual o peor que yo, porque desde aquí yo les mando un grito de ánimo para que todos sigan hacia adelante, para que no se rindan, para que todo les vaya mejor. Sé lo duro que es.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

La muerte de pena.

La certeza provocaba dolor. Rechazaba el dolor, no quería inyectarme más. Y el dolor llevaba a los gritos, a perder la paciencia, a los golpes, al llanto quebrado por lo que podía ser y no era. Como estar en una cárcel con los barrotes electrificados y dos carceleros custodiando mi salida. A veces era soportable. Era soportable distrayendo tu mente en otros asuntos, era soportable tecleando y tecleando sin parar todo lo que pasaba por la mente en ésos instantes. Pero llega un punto en el que las palabras "no puedo más", no significaban nada realmente. Sabía que el pronunciarlas sólo equivaldría a tener que seguir hacia adelante, no un punto y aparte en toda la historia. Pero era inevitable tener que pronunciarlas una vez más. Dicen que, a la hora de la verdad, al filo de la muerte, cuando están completamente llenas de miedo, es cuando realmente se vuelven transparentes y confiesan todo lo que hay dentro de ellas. Abren su corazón y dejan que transcurran las palabras como un manantial irrefrenable de agua dulce que abruma a todo aquel que las escucha. Dicen que, a través de las palabras, el dolor se vuelve más tangible. Pero cuando has gastado todas las palabras que se te ocurren, cuando las has invertido todas en describir cada uno de los momentos de tu patética e inexistente vida, es cuando ya no importan. Describir un sentimiento más, y ya está. Sí, vuelves a expresar lo mal que lo estás pasando, lo muchísimo que necesitas la compañía de alguien y enumeras las veces que has estado a punto de morirte de pena, pero ya no es lo mismo. Creí que una persona no podría acostumbrarse nunca a pasarlo mal, a estar todos los días triste, a estar completamente vacía e incompleta. Como cuando te encuentras mal a las tres de la mañana porque la tristeza que aflora en ti es tan profunda y punzante que no te deja dormir, y entonces rompes a llorar en silencio y te llevas las manos a la cabeza y en silencio gritas. Ya ni te molestas en rezar para que todo mejore o para que se termine, Dios se ha cansado de escuchar siempre las mismas plegarias imposibles y ha acabado dándote la espalda. Quizás es que no supiera con certeza lo que le estaba pidiendo: si un cambio radical o una muerte rápida e indolora. Cuando la esperanza se pierde, cuando realmente ya no queda un sólo atisbo de deseo en ti, es cuando ya te das cuenta de que todo ha terminado. Quizás no estés materialmente muerta, pero tu alma sí que ha muerto ya para siempre.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Nos dan libertad pero nos dicen cuándo usarla.

El camaleón es un animal capaz de camuflar su piel con la del entorno para protegerse de los depredadores y así asegurar su existencia. Un camaleón nace sabiendo cuándo y cómo usar ésta útil característica. Pero, por desgracia, los seres humanos nacieron sabiendo nada de nada. Aunque quizás haya algo en lo que guardemos parecido con éste curioso animal: las personas somos capaces de disfrazar nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestras propuestas, todo ello con la única pretensión de sobrevivir a los demás. A lo largo de mi corta vida, me he cruzado con bastantes personas quizás un poco camaleónicas: cambiaban a su gusto su forma de parecer y de ver las cosas por el simple deseo de aceptación y supervivencia entre los demás individuos. Creo que jamás me hubiese ansado de escuchar a ésas personas decir barbaridades. Cuando las miras atentamente, puedes contemplar con pulcritud cómo sus gestos les delatan: miradas rápidas y audaces, que recorren con veloz nerviosismo los rostros de los demás buscando algún atisbo de aceptación y comprensión hacia las palabras que pronuncian. En realidad, y aunque cueste creerlo, siento lástima por éstas personas, por su situación. Ciertamente, una vez me dijeron que una persona cambia porque ha sufrido y aprendido lo suficiente como para hacerlo. Me pregunto qué es lo que habrá dentro de ellos -aparte de un montón de tripas y órganos sin orden, por supuesto-, me pregunto cómo se originan ésas inseguridades -idénticas a las mías, por otra parte-, y cómo ésas personas intentan combatirlas. Sería completamente fascinante que todos dijésemos en cada momento lo que está pasando en ése instante por nuestras mentes; incluso llegaría a ser curioso, pero también temo que a veces resultaría desagradable e insultante. Las personas camaleónicas buscan incansablemente el puzzle donde encajar, donde poder sentirse a gusto, felices, en un sitio cuya confianza les inspire autoestima y agrado. No saben que, si siguen con ésa actitud poliforma, encontrarán muchos pedazos de puzzles -totalmente contrariados- imposibles de unir. Y éso será lo que les perjudique. Pero, no sé, hay veces que es inevitable el decir lo que no piensas para agradar a alguien -¿quién no lo ha hecho?-, simplemente para no encontrar la camorra que no buscabas, simplemente para hacer sonreír a los demás, o simplemente por ser aceptado. Como las personas camaleónicas.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

Amo la forma en la que te llevas el dolor.

Monotonía simple, cruda y fría. Creo que puedo comenzar a afirmar que ésa es la principal enfermedad de la raza humana. Nos aburre lo sencillo, lo matutino, la misma vuelta que se le da a las horas haciéndonos parecer que hemos consumido todo el tiempo de un día, ansiando con fuerza que otro nuevo comience; y entonces lo gastamos de la misma forma que el anterior: viendo pasar las horas irreversiblemente, empleándolas en hacer nada. Al principio, cuando no estás acostumbrado y cae la noche, comienzas a pensar, y a pensar, y a pensar más y cada vez más, y al final la mente que todo el día estaba hueca se llena de ideas, de miles de pensamientos que propugnan y te recuerdan las horas muertas que han pasado hoy. Tardas mucho en dormirte, pero, al final, más por aburrimiento que por otra causa, tus párpados de plomo acaban venciendo y caes rendido o rendida en la cama, despidiendo hasta mañana las teorías de tu cuaderno de bitácora. El tiempo es algo que no se detiene, pero deja de tener prisa. Luego pasan los días que conforman las semanas, y ésas semanas dan lugar a los meses que transcurren con una lentitud abrasadora. Entonces es cuando ya, sin darte cuenta, has caído en la zona cero. La zona en la que todo te da igual; la zona en la que asumes que "todo es una mala racha que ya pasará", y no lo sabes, pero de ésa mala racha sólo hay una persona que pueda ayudarte a huir, y eres tú mismo. No lo sabes, pero ésa mala racha es un agujero negro que poco a poco nos absorbe y nos corrompe y se empeña en tragarse nuestras almas, y nosotros, mostrando indiferencia ante el asunto, lo permitimos. Dejamos que poco a poco nuestra antigua y habitual sonrisa se nos vaya borrando y se vea sustituida por una cara de enfado imposible de cambiar. Poco al poco el ceño se nos frunce y nos encogemos, miramos al suelo con obstinación, enloquecidos porque todo termine de una vez; enbravecidos interiormente con nosotros mismos para que todo finalice y pasemos a hacer otra cosa. Queremos que nuestra vida cambie sin mover un sólo dedo, nos sentamos en el banco de la vida y esperamos a que venga ésa persona que creemos especial para sacarnos de ése pozo de frustración y apatía. Qué equivocados podemos estar tantes veces, y, aún así, nos cuesta un esfuerzo mil veces mayor a levantar un kilo de plomo reconocer nuestros errores y, otro tanto elevado porcentaje, enmendarlos. He aprendido que, a veces, no es malo tragarse el orgullo; no es malo decir alguna simple tontería para alegrarle el día a alguien, no te perjudica, es más, tal vez sin darte cuenta poco a poco estés saliendo de ése pozo insondable.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

Hace tiempo que me enfrento al recuerdo, busco alguna forma de olvidar.

Hay veces en las que ni siquiera me reconozco a mí misma. Me paro, detengo mi mente, miro el reflejo en el espejo y me pregunto: ¿qué ha cambiado? ¿Por qué no sigo siendo ésa chica que veía antes, ésa chica que se divertía con las pequeñas cosas y que sabía sacar partido a cualquier situación, haciendo divertido cualquier mínimo detalle? En realidad, ni siquiera recuerdo ésos años con nostalgia, pero tampoco con exacerbada tristeza. Es una mezcla de experiencias vividas que se acumulan en el tiempo, y la verdad es que, aunque me diesen las palabras más acertadas, me encontraría totalmente incapaz de unirlas y expresarlo claramente. Me pregunto realmente cuántos años tiré a la basura desaprovechando el tiempo tan valioso que la vida me otorgaba; me pregunto qué hubiese podido estar haciendo durante ésas noches de amarga y fría soledad en las que mi única compañía eran mis pensamientos bañados en un pesimismo tan negro como la boca de un lobo. Quizás cometí demasiados errores en el pasado, y quizás invertí demasiado tiepo y demasiadas ideas en personas que realmente no merecían un sólo pedazo de mí. Y dicen que, tarde o temprano, en ésta vida todo, absolutamente todo, acaba pagándose antes o después. Sin lugar a ningún tipo de dudas, la peor deuda que he tenido conmigo misma ha sido la deuda temportal, aquella en la que me estoy viendo obligada a pagar con años, con tiempo, que es algo que no sobra. Ojalá pudiese volver atrás para advertirme a mí misma de lo que sucedería, para prevenirme de todo lo que podría ocurrirme si continuaba mi vida así, para evitar el arrepentimiento que arrastro ahora sobre los hombros y la cabeza. Pero, probablemente, aún viéndome advertida ante tales horribles situaciones, hubiese seguido hacia adelante, ingenua de mí, dispuesta a todo por ésas personas que yo creí que estarían conmigo para siempre. Y, una vez más, me encuentro equivocada.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

Lo que cabe en la palma de mi mano.

A veces puedo llegar a ser dura y fría como el acero. Puedo ser capaz de sorprenderme a mí misma vagabundeando entre mis pensamientos como un alma hambrienta en busca de algo con lo que saciar su hambre. Siempre que observo las dificultades que tienen los demás, las noto como pequeñas piedrecitas sin importancia. Y, sin embargo, mi afán de superación sólo me visita en las ocasiones en las que es necesario aconsejar a los demás. Pero yo misma soy incapaz de superar mis retos, de seguir mis consejos. Creo que éso es algo que le sucede a mucha gente: se pasan la vida dando consejos a diestro y siniestro; pero, claro, ellos son reacios a seguirlos. Podría denominarse hipocresía, sí, aunque no sería ciertamente la palabra en cuestión. Yo, más bien diría que se trata de algún tipo de miedo. Estamos tan empeñados en orientar nuestra vida hacia la decisión correcta que, a veces, incluso nos olvidamos de ser felices y de ver nuestros propios intereses de por medio. Tenemos miedo de quivocarnos; pero hasta las personas más sabias han sabido equivocarse y reconocer sus errores, rectificándolos en la medida de lo posible. ¿Por qué nos dará tanto miedo experimentar? Experimentar todas las sensaciones posibles: frío, calor, felicidad, tristeza, nostalgia, rechazo, contento, alegría... Por supuesto evitar las malas sensaciones es indudablemente un acto humano, pero, cuando llegan, hay que saber aceptarlas y tomarlas cuando y como vengan. Y si el Sol no sale hoy, ya saldrá mañana y traerá consigo un sinfín de posibilidades de ser feliz -aunque, si no quieres aprovecharlas, es tu problema-. Todos los días las personas despiertan frente a una ventana abierta que tienen la posibilidad de abrir al Sol de la felicidad y cerrar a la tempestad de la tristeza. Porque así es la vida: no hay nada bueno ni nada malo, sólo distintas perspectivas de ver las cosas. ¿Recordáis cuando antes he mencionado que muchas personas no sabían seguir los consejos que promulgaban? Soy un claro ejemplo de ellas.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

Que vivir vale la pena, pero no vivir la pena.

A veces la vida se empeña en demostrarnos lo justa que puede llegar a ser. A lo mejor un día nos quita todo lo que tenemos, empeñándose en que tendremos que ganárnoslo nuevamente, y al día siguiente nos lo da todo sin pedirnos nada a cambio. Pero si algo he aprendido de todas las experiencias vitales que he tenido sobre "merecerse las cosas" es que la vida siempre te da un par de monedas para que tú le devuelvas un billete grande. Siempre hay una oscura intención en su generoso ofrecimiento, y quizás en algunas ocasiones nos toque pagarlo a nosotros mismos, pero puedo asegurar que es mil veces peor cuando te toca ver cómo alguien a quien quieres ha de sufrirlo en sus propias carnes. Te das cuenta de que, en realidad, podrías haber perdonado de corazón y quizás ése revés no tendría que haberle afectado a ésa persona, porque cuando la ves sufrir como tú has sufrido antes es como si miles de pinchazos dolorosos te perforasen el pecho. Saber que alguien está padeciendo lo que tú has sufrido anteriormente y que, aún así, ésa persona te mire con ésos ojos tristes y te diga: "Sabes que me lo merezco, así que no importa". Y ambos sabéis muy bien que ahora la vida está cayendo sobre él con todo su peso, con toda su certera justicia y con todos los trastornos que origina; ambos sabéis que es de verdad que lo está pagando, pero no quieres que suceda porque tú ya lo has sufrido y ya sabes lo que significa ésa desazón interior, ésa insatisfacción interna que no te deja respirar. Supongo que es un poco afán de inconformismo, ¿no? La necesidad de obviar todo lo malo que pueda pasarnos. A veces... a veces supongo que es todo cuestión de aceptarlo y de pensar que lo que tenga que ser, será.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

martes, 20 de diciembre de 2011

Sólo una mirada ilusionada.

Hoy me han hecho reflexionar. A veces es increíble cómo las pequeñas cosas son capaces de cambiar totalmente un día. Un simple gesto, una palabra, una sonrisa, o, en mi caso... una mirada. Después de un día intenso en el que terminas cansada de estar siempre haciendo lo mismo, cansada de estar siempre rodeada de las mismas situaciones, de las mismas formas de pensar, y de todo lo demás... después de estar buscando durante mucho tiempo la forma de despertar tu interés, por fin la encuentras y todo te parece maravilloso. El mundo se tiñe de todos los colores posibles, y, aunque parezca una tontería, todo quiere comenzar a cobrar sentido; todo se empeña en parecerte mejor y estás deseando que termine el día para ir a ése sitio, aunque no te guste lo que haces, aunque estés cansada, sudorosa y harta, siempre lo buscas. Siempre recorre mi mirada el mismo espacio amplio y gris, siempre en busca de ésa mirada correspondida que raras veces lo es, pero cuando lo es... es una sensación completamente inexplicable. Porque puede que su mirada no transmita nada, ningún sentimiento; pero es capaz de implantar en mí un sinfín de sensaciones totalmente contradictorias. Ésa inseguridad al pensarlo, ésa necesidad de saber si me estará mirando realmente a mí es torturadora, pero merece la pena. Cuando las miradas se cruzan es algo increíble, sobrenatural, totalmente indescriptible. Y ni siquiera sé su nombre, no sé nada de su vida, ni de lo que pasa por su mente, ni su edad, ni siquiera sus gustos, no sé nada, sólo sé cómo es su mirada. Sé cómo mira, sé lo que es capaz de hacerme sólo con una mirada; es capaz de descolocarme y de paralizarme. Sin embargo, la sigo buscando. La sigo buscando como si fuese un rayito de luz esperanzadora en todo el tormento del día. Y aunque esté cansada, siempre encuentro mi motivación al final del día que me hace volver a casa con una sensación de incomodidez totalmente desconocida para mí. Me gustaría saber lo que me está pasando. Me gustaría que todo se desarrollase mucho más deprisa.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

jueves, 1 de diciembre de 2011

"Y eres muy buena hiriendo. Sabes muy bien dónde tocar donde más duele."

Habré intentado más de una vez (y de dos, y de tres...) de explicar realmente lo que siento, lo que pasa por mi mente en cada instante, pero es algo que no es sencillo de hacer. Me gustaría poner en orden mis ideas, me gustaría poder archivarlas y escarbar en su fondo para saber lo que realmente me indican. Quizás es que ésta sensación de soledad a la que estoy acostumbrada se ha hecho más fuerte, pero se ha hecho más fuerte a mi costa. Tal vez es que ya tengo lo que quería y éso me insatisface. En el fondo, ni siquiera es una sensación de instatisfacción, es mucho más que éso, es algo que va más allá y me deja perpleja, jamás había sentido nada así. Quizás es que se me han acumulado muchas sensaciones... Estoy harta de ser tan dubitativa e insegura siempre. Me gustaría poder tomar una decisión sólida y firme por una vez, me gustaría escapar muy lejos de aquí, de ésta prisión que me mantiene encerrada. Quedan muy pocos días, y sé que la espera va a merecer la pena. Me encantaría saber qué hacer ahora mismo, cómo reaccionar ante las cosas y cómo sentirme. Afuera no para de llover y dentro de mi mente no dejo de pensar. No sé lo que siento, y dudo que alguien pueda realmente llegar a saberlo. Me encantaría analizarme y pensar fríamente en las cosas, pero temo que éso será muy difícil y pueda llegar a hacerme más daño del que estoy padeciendo. ¿Son realmente las cosas tan fáciles como las pintan? ¿Es tan fría ésta vida siempre? ¿Cambiarán algún día las cosas? Una traición siempre duele, sobre todo si han conocido todos tus puntos flacos al dedillo. Pero cuando una traición realmente te marca para siempre es cuando te la hacen tus propios amigos, cuando deciden clavarte un puñal en la espalda, y tú lo descubres, y entonces tienes que callarte, aprender a tragarte las palabras y no decir nada... Poner buena cara, siempre, éso es lo que me han enseñado. Tal vez yo no quiera poner cara siempre pero es lo que deba hacer, porque, si no, me sentiré más sola aún. Pero si algo he logrado aprender por mi cuenta, es que decir lo que no sientes constantemente duele. Las palabras delimitan mucho.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

A tiempos desesperados, medidas desesperadas.

´Cuando quieras que las manecillas del reloj avancen más deprisa que nunca será cuando lo hagan con toda la parsimonia que han retenido durante todos ésos momentos que deseabas que el tiempo se pasara más despacio que nunca. Cuanto más desees algo, mayor será la probabilidad de que los demás se nieguen a ayudarte. Son las típicas leyes de Murphy, las que rigen casi siempre mi vida, las que están ahí, ahí y no se van... Creo que nací un Martes trece, me paso la vida cosiendo recuerdos para poder subsistir de ellos por las noches. Y creo que las heridas cada día se empeñan más, y creo que hoy sólo me aliviaría el olvidar, que se niega a visitarme una vez más. Creo que tengo que sacrificar segundos, minutos, horas, días y semanas por unos días de paz y tranquilidad en las que se esfuma el dolor y todo se unifica para quitarse ése color tan gris oscuro que no me gusta. No me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberle vendido el cáliz de mi conciencia al diablo para pasar unos días de calma, en paz con mi alma. No me arrepiento de haber vendido todas mis estrellas al mejor postor para olvidar la noche por unos días. Sí, puede que ahora sea la niña más infeliz sobre la Tierra, pero ¿qué importa? He sido feliz durante un breve periodo de tiempo, y éso es lo que me satisface. Me satisface la sensación de optimismo que a veces me visita, que me llena mil veces más que el pesimismo que duerme a mi lado en mi cama. Y ya tengo contadas todas las manchitas que le salen a la Luna cada vez que salgo a mi balcón a rezarle que ya está bien, que quiero seguir hacia adelante y poder dibujar una sonrisa siempre que lo necesite. Siempre es igual. Despertarse, gente que no te gusta, decepciones, tristeza, tardes de soledad, a dormir. Cuando a un preso lo sacan de su cárcel personal, agradece eternamente a quienes lo hayan hecho. Tal vez piensen que exagero demasiado, pero ahora cambiaría toda la comida y toda el agua de las que dispongo por éso... por un poco más. Sólo... sólo un poco más...

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

Me llaman loca por no entender a un mundo absurdo.

Houston, tenemos un problema. Houston, llevo aquí atrapada diez años y estoy intentando resistir con todos los víveres que me quedan, pero ya casi me resulta imposible. Houston, llevo resistiendo en mi fuerte de falsa felicidad durante mucho tiempo, necesito un atisbo de esperanza, que por lo menos me digan que ésta misión se va a acabar. Houston, espero que no os hayáis olvidado del todo de mí y que tengáis en cuenta de que no os puedo gritar. Houston, hace demasiados meses que cuando bebo el agua no me sacia y la comida se convierte en ceniza en mi boca. Houston, yo no creía en las historias de fantasmas hasta ahora, por las noches me visitan y me tientan con sus relatos de felicidad. Houston, llevo tantos días seguidos cantando que me he quedado afónica de gritar que agarren mi mano y me saquen de éste frío lugar. Ya casi he perdido las esperanzas pero prefiero animarme y pensar que ésto tiene un final, y que ése final llegará y que el día que llegue yo seré feliz pero, sinceramente, Houston, yo ya casi que no veo ése final, lo he perdido de vista, dígame, ¿dónde estará? Houston, hace mucho tiempo que mis huesos empezaron a ser mentira y yo también empecé a flaquear. Tampoco me va tan mal, unas risas por ahí de vez en cuando, pero no es lo mismo, Houston, lo que más necesito es que me saquen de mi soledad. Houston, muy pocas personas pueden conseguirlo y juro que yo daría lo que fuese por una bocanada más de ése aire dulce que embriagó mis pulmones una vez, y otra vez, y otra vez. Houston, de verdad, daría lo que fuera por volver allí, estoy desesperada, cómo me gustaría vivir allí... Houston, sáquenme de éste lugar, que está frío y oscuro y aquí ni siquiera corre el aire, no saben lo que es estar aquí, por éso todo desde fuera se ve tan sencillo. Yo estaría dispuesta a dar todo por ello, hace mucho tiempo que tengo ahorrados pedazos de mi carne para entregarlos si hace falta para irme. Houston, quiero volver a sentirme libre, quiero volver a recuperar todas ésas sonrisas y risas que solté allí. Houston, paren el mundo, que yo me quiero bajar... No sé por qué me mandaron a ésta misión... Espero vuestra respuesta.

Follow me on Twitter ♥

Y se me cae la piel a tiras.

Y una vez más, abro una nueva entrada para volver a expresar. Las tijeras con las que ahora me corto, al final, han acabado por redondearse las puntas y ya de nada me sirven. Las gotas de agua fría sobre mi piel me perforan como cuchillos. Luego los minutos se vuelcan sobre las heridas como si de alcohol se tratase. Así, con el cuerpo magullado y la mente completamente en blanco me meto entre las sábanas blancas que acarician mis costillas rotas. Yo no estoy muerta, sino adormecida. Éste es mi pequeño infierno personal, en el que cada vez que caigo no hay forma de salir hasta dentro de veinticuatro horas. Después de ésas veinticuatro horas vendrán otras veinticuatro horas. Se me para el corazón a cada dieciocho latidos para poder volver a reaccionar. ¿Qué hago si mis estrellas me han dejado de iluminar? Ellas jamás volvieron a dirigirme la palabra y yo ya no les escribo cartas. Debería volver a hacerlo, me encantaba hablar con ellas y que me iluminaran algunas noches con su luz. Era como un atisbo de esperanza en el vacío que hay en mi pecho. Cuando en la casa reinan los silencios es cuando mis lágrimas tienen que ser más sigilosas que nunca, se esconden tímidas detrás de mis mejillas pálidas y yo les tengo que decir que no tengan miedo, ni vergüenza de salir. El medicamento que cura mi cáncer está muy lejos de aquí y es muy díficil conseguirlo, casi estoy a punto de rendirme. ¿Se podrá morir realmente de tristeza a plena luz del día? No soy kamikaze pero estoy a punto de comprobarlo. Hojas vacías, éso es lo que llenan los cuadernos en los que me obligan a describir los gusanos que me carcomen por dentro. Podría hacer tantas cosas para las que ya he perdido movilidad... ya nunca más volverán a moverse mis mejillas para dejar salir mis dientes escuchando los relojes y riéndose del tiempo, que juega en mi contra pero a veces es mi amigo y me ayuda a sanar. Dicen que todo lo cura, pues no es cierto, es más, yo lo he comprobado y diría que el verbo esperar proviene de amargura. Estaría loca pensando que alguien de verdad querría salvarme de aquí y una noche más abandono la esperanza y tiro la toalla y digo que ya está bien, que éste día se va a acabar y es entonces cuando cojo las tijeras y un bote de pastillas y me digo que nunca más. Rompo el bote de pastillas y como todas las que caben en mis temblorosas manos. Con las tijeras se me rompen y desbaratan las venas y pienso que todo es cuestión de esperar, se va a acabar en pocos segundos. Pero siempre que pienso éso... al final acabo amaneciendo otra vez en mi cama, lista para un nuevo día.

Follow me on Twitter ♥

He interrumpido un profundo pensamiento, lo he visto hacerse pequeñito en tus ojos.

Un sentimiento requiere un esfuerzo, un sacrificio. En realidad, el 100% de las cosas que solemos hacer el día a día pide un sacrificio, aunque no lo parezca. La vida está llena de sacrificios, unos aceptados por voluntad propia, y otros impuestos por otras personas. Los sacrificios que nosotros mismos nos imponemos están bien, nos ayudan a crecer como personas y a valorar lo que realmente somos; pero los sacrificios que nos ofrecen otras personas suenan más bien a obligación, y todo el mundo quiere ser libre y hacer lo que quiere, pero no está dispuesto a pagar el precio de nada. Hace tiempo que se me ocurrió una frase que me dio que pensar durante bastante tiempo: si en la libertad se supone que labramos cosas para nosotros mismos, ¿por qué hay que labrarla a costa de otros? Supongo que las personas más radicales están a favor de ésta creencia, mientras que otros grupos la considerarán absurda. He pasado diez años de mi vida sacrificándome por mi libertad a costa de muchas personas. He dado todo lo que tenía y he exprimido cada gota de mi cuerpo a cambio de unos instantes de libertad y satisfacción, pero aún así, lo cambiaría todo por un poco más. Supongo que la libertad es un sentimiento que engancha, te aferra a él y te hace querer más. Todas las cosas en el mundo que pruebas y te hacen sentir bien, siempre quieres tenerlas pegadas a ti, como un sentimiento de satisfacción eterno. Claro que a todos nosotros nos encantaría ser libres para siempre y sentirnos bien, es lo que nos garantizan día a día. ¿Qué puedo decir yo desde mi posición? Hace mucho tiempo que no logro sentirme completamente libre ni viva, y éso cuesta hasta cierto punto. En la parte muerta en la que ya estás acostumbrada te sientes como tragada por una oscuridad blandita, en la que parcialmente no quieres escapar, pero dentro de ti sigues conservando ése atisbo de esperanza del que te alimentas y que no pretendes abandonar. Es inevitable que se escape algunas veces y que muchas otras se niegue a volver, pero la esperanza siempre vuelve. ¿Sabes qué suele traer consigo ése rayito de esperanza? Más dolor...

Follow me on Twitter ♥

Tienen hambre sus latidos.

En un tiempo normal yo ahora mismo estaría comiéndome la cabeza constantemente acerca del tema, y ni siquiera podría estudiar ésta tarde. Lo más raro de todo es que... no es así. Estoy completamente normal, no siento ni frío, ni estoy temblando, ni tengo miedo, como me pasaría antes. Es tan raro... quizás éso es lo que necesitaba, desahogarme con la persona adecuada. Tan adecuada ha sido la persona que he conseguido quitarme un grandísimo peso de encima. Me pregunto qué pasará ahora. Supongo que mi postura y mi manera de ver las cosas cambiarán... A lo mejor para peor, a lo mejor para mejor, quién sabe las vueltas que puede dar el asunto a lo largo de la tarde, en cuántas bocas cavilará el tema y en cuántas manos se zarandearán las palabras. Porque éso es lo peor de todo el asunto, que las palabras están cambiadas y que temo que al final gane esta batalla... como pasa siempre... pero estoy decidida y no pienso cambiar un ápice, no seré yo la que esta vez se de por vencida y se quede aquí como siempre, sentada mirando al cielo esperando que algo pase y no pasa nada. Estoy completamente segura de lo que he escrito, leído y escuchado, así que... ¿para qué esperar más? ¿Por qué prolongar el dolor? Es ahora cuando me doy cuenta de la gran tontería por la que he estado sufriendo. A veces hay días que es mejor fumárselos, pero me acabo de demostrar a mí misma que no es así. Todos y cada uno de los días de mi vida han merecido la pena. La lucha que he emprendido me ha enriquecido como persona aunque también me haya desgastado. Ninguna persona debería poder conmigo, ninguna persona se merecería tanto mis lágrimas hasta el punto de que yo tenga que sacármelas a la fuerza. Una traición siempre duele, y más cuando viene de una persona cercana a la que creías querida. Lo peor de todo el asunto no es la traición, es cuando te recriminas a ti misma el haber demostrado tantos puntos débiles ante el traidor. He aprendido para la próxima vez, que no hay que fiarse de las apariencias... Todas las personas tienen una doble cara cuando se las conoce bien, y lo que hay que aprender es a interceptar ésa doble cara que tienen. Papá, mamá, os quiero mucho. Gracias por demostrarme que habéis estado a mi lado indudablemente en ésta situación, aunque yo no me diera cuenta. Vuestras sabias palabras han conseguido que, por lo menos, ésta incómoda situación haya sido un poco más llevadera. Tengo que agradecérselo también a un montón de gente... gracias por demostrarme vuestra compañía y que me queréis de verdad, vosotros sí que sois personas, muchas gracias por entenderme, en serio, aunque haya sido inintencionadamente, habéis conseguido que mi vida haya mejorado más de al cien por cien de su capacidad.

Follow me on Twitter ♥

Intentas calmar la sed con un vaso de agua salada.

Me paso la vida soñando con salir de aquí. Creo que ya es un problema que por defecto me atasca la cabeza y me impide continuar mi vida de una manera normal. Es como una obsesión que me persigue enfermizamente y no me deja cerrar los ojos un segundo sin parar de pensar en ella. La felicidad es como una droga, una vez que la pruebas, te enganchas y no puedes pasar un día sin ella. Lo malo es cuando no tienes dinero para comprarla, o cuando tus padres te dicen que no puedes ser un drogata y te retiran todas las oportunidades posibles de obtener tu dosis diaria de felicidad. Estoy tan confusa en éste mundo que ya ni siquiera sé lo que quiero. Me encantaría estar allí. Los días allí se hacen tan fáciles y felices que me encantaría vivir allí para siempre. La última vez que estuve fui tan feliz... Me encantaban aquellos lugares, alucinaba con cualquier cosa, por minúscula que fuera, que viera por allí. No había complejos, no dejaba de comer, todo eran sonrisas y todo era gente. Aquí sólo me doy de bruces con la soledad, con las calles vacías, con el hambre, con tantas cosas que me afectan y me hacen borrar de lleno mi sonrisa... Estoy planteándome un pulso conmigo misma en el que soy igual de fuerte y que nunca voy a poder de terminar. Estoy harta de colocarme todos los días una máscara que tenga que llenar y manchar de sonrisas falsas para poder continuar. Duele mucho fingir que estás bien cuando en realidad, por dentro, estás pidiendo a gritos algo que te salve. Cuesta mucho disimular, y muy poca gente (por no decir nadie) se da cuenta de lo que estás pasando en realidad. Sí... Ellos se limitan a decir: "No te tienes que preocupar de éso ahora, preocúpate de estudiar". ¿Cómo se supone que voy a llenar mi mente de otras cosas, si no puedo liberarla? Atravieso lo que se llama una depresión y no me siento capacitada para estar sola. Entonces, ¿por qué me obligáis a estarlo? Sacadme de mi prisión, por favor. Los barrotes se han vuelto de hielo y cuando los toco me sangran las yemas de los dedos, me borran del mapa. Necesito acabar con todo, y sólo se me ocurren formas horribles. Son las 16:00 de la tarde, y aún me queda mucho tiempo de estar sola. Por favor, sólo pido un poco de piedad, salvadme, por favor, ya está bien...

Follow me on Twitter ♥

Cada respiración que tomas.

Hace ya mucho tiempo que comprendí que, las cosas, por mucho que las pensáramos y las deseáramos incansablemente, no aparecerían allí por arte de magia. Tampoco bastaría con luchar por ellas. Si deseas realmente algo, has de dedicar cada centímetro de tu piel a ello. Y, sí... no voy a negar que duela, porque la verdad es que duele, y mucho. Poco a poco te vas quedando en carne viva y hasta respirar te duele. Poco a poco has desgastado todas las canciones que expresaban cómo te sentías cuando estabas deprimida, has vuelto a comer más que nunca y te sientes sola, todas ésas tardes de vacío en las que se basa tu vida, son sencillamente horribles. Lo único que deseas es salir del infierno al que estás sometida (voluntaria o involuntariamente). Los días y el tiempo no curan nada, porque tienes las heridas tan abiertas que nadie te cura con saliva, parece que todos te tiran alcohol. Yo ya no puedo más, me canso de suplicar y de pensar, y de llorar por las noches pidiendo perdón por todas aquellas cosas que se han transformado en mis errores; de verdad que yo no quería cometerlos. Pido perdón por todas mis noches a solas, pero necesito un poco de paz dentro de mí. Necesito algo que me vuelva a recordar que estoy viva, más risas, más diversión. Siempre, aunque yo no quiera, empezará un nuevo día, y otro, y otro... Y es algo que no podré evitar, pero es que necesito salir de aquí, de verdad. Es tan doloroso ésto que estoy sintiendo... No lo puedo describir...

Follow me on Twitter ♥

Éso es lo que se suele decir en éstos casos.

Querido blog, te abro otra vez para volver a desahogarme un día más. Eres todo lo que tengo para desahogarme y poder escribir todo lo que siento, pero a veces las palabras no son suficientes y éso me fastidia. Estoy tan cansada y harta de ésta vida que ya no sé de qué forma quejarme... Ni siquiera sé si lo quiero hacer. Pero como no tengo otra cosa en la que ocupar la mente, dejaré que sean las palabras las que me definan. Estoy harta de ésta vida de mierda, y todos los que me rodean también lo están por mucho que lo nieguen. Toda la gente son copias de copias de copias y cuesta mucho encontrar a alguien auténtico. Lo cierto es que en la mayoría de casos soy la marginada. Estoy muy sola, salvo dos o tres personas con las que más o menos puedo congeniar. Qué triste, ¿verdad? Pues no es así. La verdad es que prefiero mil veces estar sola a juntarme con ése tipo de gente superficial, que te juzga por tu aspecto, por cómo vistes y por cómo das el pego. Estoy cansada de soportar la misma mierda todos los días, estoy harta de tener que estar subordinada por gente superficial y que está hueca y vacía por dentro. Mi gente de verdad no está aquí, mi gente de verdad está muy lejos, a trescientos kilómetros de mí, y no me dejan verla. Me permiten ser feliz una vez cada mes. Juro que aprovecho ésos instantes en los que estoy con ellos al máximo, juro que soy completamente feliz cuando estoy allí, cada sonrisa, cada lágrima que suelte me dan la vida... Mi madre dice que si estuviera allí viviendo acabaría cansándome, pero, al fin y al cabo, ¿qué puede ser peor que éste infierno? ¿Qué puede ser peor que levantarte todos los días pensando en las horribles e infinitas horas que voy a pasar continuadamente? ¿Qué puede ser peor que pasar ésas horas viendo cómo todo el mundo te mira raro por cómo eres? Estoy cansada de los: "Sé fuerte y aguanta". Llevo mucho tiempo aguantando, no sabéis cómo aplastan las horas, no tenéis ni la más remota idea de lo que significa estar aquí, sufrir aquí, perecer aquí.

Follow me on Twitter ♥

Notas la mentira, cómo respira.

Querido algo a lo que le llevo un tiempo escribiendo... Es complicado definir mi estado ahora. Es uno de ésos puntos muertos en los que cuando me quedo, me quedo y no puedo salir en un tiempo. Pero es más doloroso cuando salgo hacia adelante. Me conformo con seguir retrocediendo hacia atrás. Estoy ya algo cansada de la monotonía y del día a día. Sólo necesito algo que me saque de aquí. Quizás es la gente, o quizás soy yo, no lo sé muy bien. El caso es que si yo soy el problema, me quito de en medio; y si el problema es la gente, pues también estará apartada de mí. Hasta ahora voy autoanimándome como puedo, consolándome de que ya queda poco para que todo se acabe y no tendré que volver a verlos, pero... También me da miedo lo que pueda pasar el año que viene. ¿Y si tampoco les caigo bien a la gente de allí? ¿Y si tampoco soy lo esperado? ¿Y si vuelvo a meter la pata? No quiero pensar en ello. Me han dicho que, si voy con buena actitud, no hay nada malo que pueda pasarme. Creo que la fobia ya me ha sido implantada, y no quiero volver a meter la pata... Pff... Ya ni puedo pensar con claridad. Sólo sé que peor que ahora no puedo estar, y no quiero estarlo. No quiero ni imaginarme qué pasaría si tuviese que repetir, o algo así. Tengo miedo, mucho. Yo sólo quiero no estar sola. Me he cansado de gritarle a la nada y obtener lo mismo. ¿Y qué haré yo ahora? Por mucho que me esfuerzo en integrarme, no es suficiente. Espero corregirme antes de que sea demasiado tarde, no quiero volver a desear morirme, ni cosas de ésas. Siempre es lo mismo: sentirme mal, sentirme peor y finalmente desear morirme otra vez más, mientras cuento los días que quedan para que suceda algo que me saque de la asquerosa rutina de una vez por todas. Es dañino éste estilo de vida, y por desgracia, las personas que pueden rescatarme de él no lo hacen. Ya ni siquiera tengo fuerzas para echarles las culpas, no me laten las ganas. Si alguien lograra meterse en mi mente por un día, creo que lo pasaría fatal. Tanta tortura psicológica no puede ser buena. Lo peor es que a veces, yo también me esfuerzo torturándome, porque así me alivio. No puede ser sano ésto. Y ya sólo me salen frases cortas, sin sentido y vacías, que definan mi estado de ánimo en éstos momentos. Como ya me he cansado de pedir auxilio, simplemente lanzaré el último grito de esperanza hacia el cielo, a ver si a alguien le da la gana de responder.

Follow me on Twitter ♥

Mi imagen me decía que era real... verdadera.

Después de experimentar todo tipo de situaciones, padecer por doquier un torrente de sensaciones y encarnar todas las situaciones incómodas posibles, me he dado cuenta de que no merece la pena ni ilusionarse, ni esperanzarse por salir de aquí. Todo será siempre igual, siempre será la misma rutina aburrida y absurda que te hundirá todos los días. Vendrá ayudada, por supuesto, de aquellas personas que no puedes desprenderte. Todos los días vendrá más de lo mismo: te levantas, escuchas el mismo sermón de que eres un despojo humano, de que no sirves para nada, que no deberías estar aquí y que no te mereces una pizca la vida que llevas. Siempre lo mismo: canciones para ir al instituto, canciones dentro del instituto, canciones al salir del instituto. Música que despeje y disuelva los malos sentimientos que se fermentan y que no dejan de brotar. Sólo son pequeñas gotitas de lo que empieza siendo un horrible día. Pero ésto se hace insostenible y yo necesito pelear todos los días, aunque sea por cosas sin sentido. Uno de ésos días en los que sólo quieres tirarte en la cama infectando tus pulmones con un cigarro (¡aunque ni siquiera fumes!) y poner la música más ruidosa que tengas a todo trapo, olvidándote de todos y de todo. Es ése nudo de culpabilidad que hay en la garganta el que no deja respirar. Es siempre la misma decepción para todo, y entonces sólo las necesitas a ellas... Una noche con ellas es suficiente para redimir todos los males. Una noche haciendo tonterías, una noche con una cámara de fotos, risas, y simplemente el sencillo placer de vivir. Una noche en la que me sienta viva con la gente de mi alrededor, que se borre mi dolor (aunque luego vuelva), pero una noche... Me conformo con unas horas. Estoy tan agotada que todo me duele alrededor. Estoy harta de que me repitan constantemente que no sirvo para nada, porque por muy torpe y mala que sea, yo también soy una persona y necesito alguna que otra valoración personal de vez en cuando... Es tan frustrante ésto...

Follow me on Twitter ♥

Siempre habrá algo que nos pierda.

Cuando una persona se quiere suicidar, no pierde el tiempo buscando la mejor forma de hacerlo, simplemente coge un bote de lejía y se lo bebe, o se asoma al edificio más alto que encuentra y se tira. Las razones que llevan a una persona a morir abarcan un amplio abanico de posibilidades que deja volar la imaginación de la persona que lo llegue a pensar. Cuando llevas un año aguantando palos y golpes de todos los sitios, ya te das cuenta de que ni siquiera necesitas a las personas. El calor humano es innecesario, las sensaciones de felicidad y amor carecen de sentido, y las ideas psicópatas cobran vida en la mente. No quieres que se solucionen las cosas y punto, simplemente quieres morir. Y lo quieres ya, pero no puedes hacerlo, porque incluso para éso careces de valor. Si los días empiezan rotos y aún así se siguen rompiendo, la vida se hace insostenible. Toda esperanza ha sido tirada a la basura, cualquier mínimo abismo de dolor se convierte en una brecha imparable que hace mella, y ya ni el tiempo es capaz de curarlas. No eliges desarrollar sentimientos, pero cuando una semilla de un mal sentimiento brota en ti, es algo... mágico. Imparable y mágico. He soportado traiciones, gestos, actos, indirectas, miradas y sucios momentos. He aguantado burlas e insultos, noches de dolor y noches de ausencia en las que no precisas nada ni a nadie. He cargado sobre mí el peso de la soledad, de la humillación y de la nostalgia tanto tiempo que es increíble que no me quede una pizca de fuerza en el cuerpo. Me he quedado tan sola tantas veces... ¿Por qué no había nadie para consolarme las noches que me tapaba la cabeza con la almohada y deseaba que el mañana no empezara nunca? ¿Por qué cuando pudieron tenderme una mano y sacarme de ésta pesadilla no lo hicieron? ¿Por qué todo? ¿Cuál es el sentido real de todo? Quiero ser nueva. Limpia y pura. Quiero ser libre. Quiero desatarme de las cadenas que me atrofian y me desgarran por dentro, y que nadie puede ver. Cualquier mínimo contacto con el aire me quema la piel y me perfora los oídos, es como si estuviese acostumbrada a vivir en mi espacio de nada. Todo un año esperando a que todo terminara por fin, aguantando pesadillas, malas sensaciones, malas caras, sonrisas falsas... Y cuando por fin creía que todo podría solucionarse, ellos no estaban allí. Vida, ¿por qué me has convertido en una persona débil? ¿Cuándo fue el momento, el minuto, el segundo exacto en el que perdí la sensibilidad y me convertí en la persona hueca y rota que soy ahora? Me siento completamente vaciada por dentro, esperando como una condenada a muerte que llegue el momento en el que todo acabe. Pero se arrastran los horribles sentimientos como una bola de cemento a mi espalda. ¿Qué pasará cuando el ansiado momento llegue, y quizás determinen que no me lo merezca? ¿Qué pasará si llega el momento y no estoy acostumbrada a la felicidad? Dime, contéstame, respóndeme a una cosa, ¿dónde estaban cuando yo lloraba? ¿Cuando yo lo pasaba mal? ¿Dónde está el calor que me falta? Sólo quiero estar lejos de todo, sólo quiero alejarme de cualquier tipo de fuente de dolor. No necesito cariño, no necesito besos, ni caricias, no necesito abrazos y un hombro amigo en el que llorar. Ya no. Necesito despojarme de todo, de la vida, de mis ojos, de mis manos, de mi cuerpo. Quiero ser una persona nueva, quiero poder sentir algo. La comida se deshace en mi boca y no me sacia, y noto que los golpes ni siquiera los sufre mi piel. Me tambaleo entre la vida y la muerte como cualquier humano más, y ésta humana suplica, otra vez, como muchas otras noches ya ha hecho y seguirá haciendo...

Follow me on Twitter ♥

Si sigo así durante mucho tiempo creo que me moriré de tristeza.

Hay dos cosas en el mundo que estaría dispuesta a afirmar su veracidad con toda mi alma: el dolor y la lucha. Me mezo entre instantes de constante balanceo que me ofrecen un sinfín de posibilidades y que nunca terminan. Es éso cierto, que el dolor no es palpable pero sí es sufrible y cuando brota en ti es... es casi espontáneo el hecho de alimentarlo. Ver cómo insensiblemente los demás te niegan lo que más quieres en éste mundo es desgarrador para el corazón. Ver cómo has abandonado tu cuerpo para observarte desde fuera cómo te pudres por dentro es una experiencia sin duda traumática y poco encomiable. Todas las noches cuando aprietas la cabeza contra la almohada te ves contra lo mismo: inseguridad, miedos, deseos de escapar de la jaula. Echas de menos los momentos en los que en la jaula te encontrabas rodeada de ésas personas que podían ayudarte y están dispuestas a ello, pero la jaula te ha transformado en un ser horrible, un ser sucio y despreciable, y ahora no te mereces la libertad. La desesperación hace que hagamos cosas horribles, y éso tiene un precio sobre el alma. Han pasado muchos meses. Ya ni siquiera se trata de sobrevivir, sino de vivir. Veo muerte y llantos a mi alrededor, y yo sólo quiero discutir... Ya no existen los sentimientos, existe sólo la maldad. Estoy cumpliendo mi castigo y yo sólo quiero libertad; estoy entre mis rejas y yo sólo quiero mi libertad. Estoy cumpliendo mi castigo hasta el final, aquí la muerte es demasiado lenta. Quiero olvidarme de mi cárcel, de mi recuerdo, del nudo de mi garganta, del dolor de estar aquí presa sin nada que hacer. Me he cansado de luchar contra las cadenas que me aprietan, porque cuanto más quiero salir, con más fuerza me agarran. Mamá, papá, estoy cansada. Mamá, papá, de verdad que yo ya no puedo más, de verdad que estoy a punto de darme por vencida y no sé cómo seguir adelante. Decís que me comprendéis y en vuestra mano está salvarme, entonces... Entonces, ¿por qué no lo hacéis? ¿Por qué me encerráis y me ahogáis entre negaciones y dolor? Estoy pagando duramente mis pecados, por favor, tened compasión, no sé de qué manera pedirlo. Pero lo necesito... Ansío con tanta fuerza salir de éste sufrimiento, no lo podéis imaginar. Dadme un poco de color para mi corazón, que necesito salir y sentir que estoy viva.

Follow me on Twitter ♥

¿Qué es una lágrima?

Podría dar la fórmula química de la lágrima. Pero sería una tontería. Todos sabemos que la lágrima no es nada más que unas letras mayúsculas y unos números chiquitos, un líquido que sirve para lavar el globo ocular. "Corno", dijo una vez un crítico en un comentario literario. La lágrima lava también otras cosas. La lágrima abre su corola celeste sobre un signo de interrogación. A veces es una pregunta. A veces es una respuesta. Pero siempre es un mensaje. Pero siempre es una mano que se tiende, suplicante y abierta, en busca de otra mano que la estreche. Y nace lejos de los ojos. Nace en una región de adentro, ésa que el miedo paraliza; ésa que la emoción o la tristeza dejan un instante como suspendida en el aire, igual que cuando bajamos en un ascensor demasiado rápido; ésa que evidencia que existe justamente en el momento en que la amargura la define con un cosquilleo, con una vuelta de tuerca, con un temblor. ¿Qué es una lágrima? Una lágrima es, un poco, decir adiós a lo que los ojos vieron antes de la lágrima. Porque las imágenes anteriores ya no serán las mismas. Porque cada vez que las miremos, después de la lágrima, las imágenes estarán impregnadas de su humedad salada, de ese sombrío fuego que quemó nuestros párpados. Nada es igual después de una lágrima. Ni la alegría, ni el dolor, ni la luz, ni la fe, ni la amistad, ni el amor. Pero creo que lo que más cambia una lágrima… es al ser que la llora. A mí me fueron cambiando las lágrimas que derramé en mi vida: la que inauguró la soledad de mi infancia; la que suplantó el grito de rebeldía por las injusticias que se cometieron con mi adolescencia; la que brilló como la estrella de Belén para indicarme el camino que llevaba al sendero bello y cambiante del amor. La que me borró el espejismo de que cada uno, en el mundo, tenía adjudicado su techo, su pedazo de pan, su cuota de alegría, su renovado asombro cotidiano. La que me despertó frente al blanco envoltorio desde donde una niña recién nacida, en mitad de la noche, me hizo madre y mujer y rescató los pagos de mis comienzos, que se me habían perdido detrás de una maraña de rabias y de ausencias, de negaciones, de golpes, de inútiles. Sí, a mí me fueron cambiando las lágrimas que derramé en mi vida. Ésa lágrima que, no sé por qué magia, por qué milagro inesperado, disolvió las espinas que suelen ir creciendo en las personas que se aman, y las van arañando sin que lo adviertan, y van impidiendo que uno se acerque al otro por miedo a lastimarse y por miedo a lastimar, y uno no quiere decir que las ve, que las toca, que las siente, sino que cierra los puños y los ojos y las niega, las niega, las niega. Tres veces, como Pedro, antes que cante el gallo de la lágrima y despierte la verdad y, por fin, despierte la verdad. .. sin fórmulas químicas, sin ecuaciones, sin tontos prejuicios… Todo por una lágrima, una simple lágrima. Esa que atora al mundo, y el mundo… se empeña en no llorar.
Poly Bird, escritora argentina

Follow me on Twitter ♥

Herida de guerra.

La vida ya transcurre de una forma parsimoniosa y abrasadora. Siempre piensas que ya no puede ir a más, pero siempre continúa hacia adelante, nunca se detiene; la Tierra nunca deja de dar vueltas sobre su eje. Y tú no tienes más remedio que seguir hacia adelante pase lo que pase, porque así es la vida. Ya has perdido toda esperanza de mejorar tu vida (si es que alguna vez la has tenido, claro), y siempre te ves envuelta en el mismo atajo de situaciones y de personas... Siempre el recreo, siempre sentada mirando hacia adelante ansiando que todo cambie y que cuando vuelvas a casa las cosas no sean como son. Miras a tu alrededor, y te encuentras lo mismo de siempre. Grupos y grupos de amigos y amigas que se tienen los unos a los otros, que se apoyan, se quieren, pueden contarse siempre todo lo que quieran, salen de fiesta, dan paseos... Y tú, que tuviste alguna vez la mínima esperanza de haber tenido uno de ésos grupos en los que todos eran queridos por todos, ya tiras la toalla, porque ves que es imposible "ingresar" en uno de ellos. Y te acabas frustrando y poniéndote triste como todos los días. Hay días que darías hasta lo imposible por tener una simple voz que te escuchase, por tener un mínimo problema como el que tienen ésas personas que te rodean... Ansías con todas tus fuerzas haber pertenecido o pertenecer algún día a él, porque la soledad ha acabado contigo y con todas tus posibilidades de tener algo a lo que aferrarte. No te queda más que quedarte parada, quieta, sentada mirando a la nada esperando que algo interesante pase (¡y no siempre pasa!). Ya te ves tan arrastrada por la rutina que quejarte te sabe ya insípido y no tienes ganas más que de dormir, dormir y dormir todo el rato para que se te olvide de una vez todo lo que te está pasando. Pero lo peor de todo no es que estés más sola que la una, lo peor de todo es tener ésa certeza punzante en el pecho de que la culpa no es más que tuya. No haces más que achacarte las culpas de tu personalidad, de ser como eres, del cuerpo que tienes, de todas las cosas que tú provocas con tus palabras. Y es que hay días que matarías por un amigo, por una simple persona que te escuchase aunque fuera un poco.

Follow me on Twitter ♥

miércoles, 23 de noviembre de 2011

En las cenizas del fracaso está la sabiduría.

Llega un momento en el que estás tan harta de todo que no encuentras las palabras para describir cómo te sientes. Los días son ya una insípida y aburrida rutina de la que te sientes incapaz de seguir luchando por escapar de ella... Simplemente te resignas a ser atrapada otra vez. Te encuentras ya tan cansada de pensar y pensar que lo único que necesitas es dormir; poder dormir y olvidar todos los pensamientos que perturban tu mente y que te acosan a todo momento. Tú misma sabes que no estás bien; que, por una parte, tu cuerpo se está resintiendo y que tu salud está empeorando, y que, por otra, tu mente tampoco está bien. Sólo necesitas un estímulo que te ayude a salir de la mala racha que estás pasando: un cine, un paseo por el campo, una cena... Al fin y al cabo, todos lo han descrito así: una mala racha. ¿Cuánto duran las malas rachas? ¿Cuándo se va a acabar todo ésto? Y siempre que te lo preguntas, otro día se acaba consumiendo. Y tú sigues con la certeza de que aún te queda mucho tiempo que pasar así. Y entonces pasa otro día, y otro, y otro más... Y, aún así, sigue igual todo. Y entonces te das cuenta de que lo único que necesitas es compañía. Justo éso. Miras a tu alrededor y lo único que ves es a gente con sus grupos de amigos ya formados: salen de fiesta, se echan miles y miles de fotos, se dedican miles de tablones y estados, se comentan mil veces... Y tú, que no has sido capaz de encajar en ningún sitio, ya lo das por perdido. Porque durante mucho tiempo intentaste encajar en algún sitio, pero todos estaban tan cerrados que no quisieron aceptarte. Antes solías achacarle las culpas a los demás: decías que todos eran desagradables, antipáticos y elitistas. Pero, por suerte, reaccionaste y te diste cuenta de que no todo era como tú pensabas; estabas totalmente equivocada. El problema no eran los demás, sino tú. Eras tú la que causaba todas tus propias desgracias, eras tú sola la que, culpando a los demás, no te dabas cuenta de que en verdad eras tú la que no lograba encajar en ningún sitio por ser como eres. O, más bien, por no serlo. Porque eres incapaz de mostrarte como eres, lo has sido mucho tiempo, por miedo y temor a ser rechazada. Éso sólo demuestra lo que soy, una vez más: una cobarde.

Follow me on Twitter ♥

sábado, 19 de noviembre de 2011

Es irónico cuánto puedes estar equivocada sobre una persona.

Estoy harto de que me digas que estás triste. Estoy harto de verte triste todos los días. ¿Sabes qué es lo que más me fastidia? Que yo sería capaz de ofrecerte todas las cosas que él no puede. Podría quererte infinitos millones de veces más que él, podrías verme todos los días, podría romper tu soledad y estar siempre contigo, abrazándote, acariciándote, escuchándote hablar. Yo prometo que estaría siempre allí contigo, como ahora lo estoy, para que nunca más estés triste y para que nunca más pienses que estás sola en éste mundo tan grande. Sería capaz de dejarlo todo por ti, por estar contigo, porque tú me quisieras igual que lo quieres a él. ¿Sabes lo que estaría dispuesto a dar porque suspirases de ésa forma por mí? Me es imposible partirme por dentro cuando te veo pegada a la pantalla esperándole, o aferrándote al teléfono con la fe de que te llame... cuando sabes que no lo hará. Y tú también sabes que éso no se le hace ni se le dice a una persona que supuestamente te quiere. Sabes lo sola que te sientes estando con él, sabes que me necesitas a mí, que yo puedo quererte y hacerte feliz todas ésas veces que él no lo ha conseguido. Sabes que siempre he estado allí para cuando me has necesitado; para cuando has necesitado una caricia, un abrazo, un brazo en el que apoyarte para no romper a llorar. ¿Sabes qué? Yo hago todo éso con gusto... Porque te quiero, ¿sabes? Y estaría dispuesto a aguantar miles de noches más como ésta, porque lo reflejas todo para mí. Creo que sin ti me encontraría muy perdido. Has sido algo más que una ayuda y que una amiga, has significado para mí muchas cosas y has despertado en mí el lado que ya creía olvidado y perdido. Me muero por tenerte entre mis brazos y poder decirte al oído todo lo que me haces sentir cuando sonríes. Pero también podría enumerarte todo lo que provocas en mí cuando lloras por él, o cuando dices que le amas y que ofrecerías tu alma al mismísimo diablo para que estuvieseis juntos. Pero no me importa, ¿sabes? Porque yo siempre estaré aquí para ti. Te quiero.

Follow me on Twitter ♥

viernes, 18 de noviembre de 2011

Sentirte atrapada en tu propio mundo irreal, del que sabes que tarde o temprano saldrás, pero no quieres hacerlo.

¿Qué pasa cuando crees que has llegado al límite de lo que tu mente podía soportar, cuando quieres estallar en mil pedazos, pero aún así sabes que tienes que seguir hacia adelante pase lo que pase? ¿Qué pasa en ésos momentos en los que dices: "Ya está bien, por favor, que todo termine de una maldita vez", pero sabes que aún queda mucho tiempo -días, semanas, meses, quizá años enteros- para que todo se acabe para siempre? ¿Qué pasa cuando tienes casi la certeza de que te vas a quedar así para siempre, y tienes miedo de seguir sufriendo? Pensaba que mi nueva vida iba a ser fácil de llevar, que a partir de ahora todo sería cuesta abajo, que ahora me vería mejor físicamente, que sabría relacionarme con las personas, que haría nuevos amigos y amigas, que me iría mejor en los estudios... Como siempre, colgando de un sueño, me hice demasiadas ilusiones bonitas, y ninguna se ha cumplido. Pero lo que sucede es que nunca me rindo; y no es que no me rinda nunca porque no quiero, es simplemente que no se puede, es un privilegio que, al parecer, no me he ganado. Y estoy muy harta y muy quemada de las situaciones, así no se puede vivir. Llevan demasiado tiempo prometiéndome que me van a curar, que con ayuda todo ésto se resolverá y no tendré que pasar por ésto más veces, que mi visión de la vida va a cambiar cuando todo se resuelva, pero no se resuelve... Y pasan los días, y yo sigo aquí encerrada como una simple observadora: observando cómo los demás hacen sus vidas, se lo pasan bien, ríen, juegan, salen a bailar, se hacen fotos o graban vídeos, crean sus elitistas grupos de amigos... Pero luego me freno y pienso en mí: ¿qué tengo yo? Hace mucho tiempo que no tengo una amiga de ésas "especial", a la que se lo cuentas todo, todo lo que piensas, quién te gusta, si has discutido con tus padres, si te salen mal los ejercicios de Matemáticas, qué comida es tu preferida... Siempre intento currármelo y nada, todo sigue igual que siempre. [...] Lo último que me dijo mi abuela fue: "Tú lo que necesitas es cariño".

Follow me on Twitter ♥

miércoles, 26 de octubre de 2011

Un gran paso es aceptarte tal y como eres.

Quizás no soy la más indicada para ello. Probablemente yo no sea la persona más adecuada para dar consejos a los demás sobre aceptación a sí mismo, pero es que veo los problemas de los demás como unas pequeñas motas de polvo en comparación a lo que yo he sido capaz de sentir en poco tiempo. Es como si viese las mentes de los demás tan sencillas que la mía -tan complicada- enseguida se pusiese a trabajar en sus pesquisas, rauda y veloz como un ordenador muy potente, y pudiese encontrar soluciones muy válidas a todo. Supongo que siempre he sido ésa típica amiga en cuyo hombro te puedes apoyar siempre, en la que encontrarás un respaldo, la que siempre te dará buenos consejos y, cuando los sigas, todo podrá ir a mejor. Sé que no soy la primera ni la última persona con éste problema; he leído muchos escritos con gente que le ha pasado lo mismo que a mí y se encuentran en ésa misma situación. Siempre soy la típica chica que no quiero quejarme por nada. Antes lo hacía y mis amigos acabaron cansándose, así que supongo que habré aprendido la lección: "Procura que tus palabras sean mejores que el silencio". Suelo ponerme muy nerviosa cuando la gente comenta algo acerca de mí, ya sea cualquier tontería. Odio ser el centro de atención, uff, no lo soporto, no lo soporto... Me pongo muy nerviosa cuando más de dos miradas recaen en mí, y no soy capaz de sobrellevarlo. No se me da nada bien congeniar con un grupo de personas, la verdad, y menos si son chicas. ¿Nunca os ha pasado? Las chicas suelen ser más inseguras y les gusta tener montado su grupito de confianza para asegurarse de que no las vas a traicionar, o algo por el estilo. Por éso ahora puedo llevarme mejor con los chicos; no sé, les veo menos... No sé, con menos malicia, y con éso no quiero decir que las chicas sean malas, ni que sea machista, sino todo lo contrario. Es algo difícil de describir. Hablemos de facilidades sociales, por así decirlo. Por éso opino que ninguna persona debería tener poca confianza en sí misma; creo que es algo que deberían habernos inculcado desde pequeños, o haber nacido con ello. Así, todo sería mucho más fácil, no hablaríamos de críticas, ni nada por el estilo. Pero no se puede pedir todo en ésta vida, ¿no?

Follow me on Twitter ♥

No esperar nada es lo mejor de todo.

Pero... ¿Cómo se hace éso? ¿Cómo evitar que la mente se ilusione con todas las promesas a medio hacer, con todas las palabras que la cautivan, con todas las tentaciones que le ofrecen? ¿Cómo se puede no volver a caer en las riendas de una persona que ya te ha mentido una, y dos, y tres veces? Mi madre dice que hay que aprender a diferenciar entre mentiras gordas y mentiras piadosas. Personalmente opino que no me gustan ninguna de las dos. Antes yo solía escribir uno o dos textos al día diciendo lo muy decepcionada que me sentía con ciertas personas, los sentimientos que me adscribía después de hablar con ellos, lo que pensaba acerca de todas ésas cosas que me decían... Ya no. No sé si éso significa que me he adaptado a tragarme todo lo que me sucede, o que no me tomo tan a pecho lo que puedan decirme. Ésa sería la parte buena, ¿no? Pero tampoco quiero pecar de buena persona; siempre lo he hecho, siempre he sido alguien inocente y buena de la que todos se aprovechaban y solían sacar partido, porque podían. Siempre he sido la tonta que ha perdonado todos los errores imperdonables, que ha dejado que la manoseen como se le viniera en gana y que acababa con la cabeza contra la almohada llorando en silencio como una estúpida, aún a sabiendas de que ella solita se lo había buscado. Realmente, opino que no existen personas buenas y personas malas. Un día, alguien muy grande dijo algo que jamás me olvidaré: "Yo odio a los hechos, no a las personas. Por ejemplo, si hay alguien que me miente, yo odiaré ésa mentira, pero no a la persona que me haya mentido. No es algo fácil de conseguir, pero es realmente bello cuando lo consigues, porque te hace vivir en una paz y tranquilidad infinitas. De verdad, es una cualidad que me ha dado Dios, y no pienso desaprovecharla." Me quedé mucho tiempo pensando en lo que había dicho. Yo opino sinceramente que llevaba toda la razón de éste mundo, pero es imposible no tomarla con dicha persona, es algo que simplemente nos nace dentro y nos crece como si fuese una planta. Porque después de un gran vuelo siempre habrá una gran caída si es que hemos emprendido el vuelo mal. Mi padre solía decir: "Si un día resulta que te estrellas y te haces mucho mucho daño, significa que la vida te está indicando que no es ése camino el que debes tomar, que debes ir a por otro". Y yo lo pensé y lo recapacité varias veces, y he cambiado muchas veces de camino y de posición, pero siempre sigo equivocándome. Y no puedo evitar seguir preguntándome, una y otra vez: ¿cuál es mi camino correcto?

Follow me on Twitter ♥

domingo, 23 de octubre de 2011

No puedo pretender ocupar tus ojos hasta el infinito.

Me estoy obsesionando con el tema. Pero es que en mi mente no pueden dejar de resonar ésas palabras que me traspasaban como cuchillos. Las puñaladas venían una detrás de otra, y no pararon un sólo instante hasta verme totalmente encogida en el suelo. A cada nueva verdad que describías, yo me retorcía un poco por dentro. Y... y parecía como si no te importara el hacerme daño, como si te diese completamente igual lo que yo pensara, o lo que yo sintiera en ésos momentos. Quizás era éso lo que más me dolía: que actuabas como si yo no fuese importante, después de prometerme que sí, que sí que lo era. A veces, sinceramente, dudo que te importe algo. Se supone que, cuando quieres realmente a una persona, te importa que esté bien. Pero no puedo pedirte demasiado. Lo han dicho muchas veces y jamás me cansaré de repetirlo: la naturaleza del adolescente es egoísta. Somos incapaces de mirar más allá de nuestras narices. Quiero que las palabras dejen de torturarme y romperme por dentro. Que desaparezcan de mi memoria todas ésas certezas que me dolían tanto. Todos los: "Ella es mil veces más mujer que tú"; "Ella me hacía cosas que tú no"; "Ella era impresionante y tú eres una cerrada". Quiero que no vuelvan a aparecer jamás por mi mente. Quiero pensar que jamás han salido de tu boca y me han herido. Pero no es así. ¿Cómo puedo continuar yo hacia adelante sabiendo todo éso? ¿Sabiendo todas ésas certezas, viviendo a la sombra de otra persona, acomplejada siempre por mis principios? Realmente, sólo una persona que quisiese mucho a otra persona podría hacerlo. Pero es que no puedo evitar que me duela, y por muchas veces que me repitas que es una tontería, ahora siempre voy a vivir viéndome mal. Siempre estaré mirándome al espejo contemplando lo horrible que es mi cara, o lo poco que me gusta mi cuerpo, o vigilando todas las cosas que puedo hacer y saltándome mis propios límites para que tú estés bien. Al fin y al cabo, éso es lo que he hecho siempre. Dar, dar, y dar. Y no recibo nada. Pero, ¿sabes qué? No me importa. Porque el amor todo lo puede, todo lo soporta y todo lo espera. Me gustaría que lo que tú sientes hacia mí fuese igual que lo que yo siento hacia ti.

Follow me on Twitter ♥

Soy una persona fácilmente reemplazable.

Llevo mucho, mucho tiempo estudiando el concepto de ser humano, de sus sentimientos, de sus incertidumbres, de sus pesares... Llevo muchos, muchos meses fijándome en su comportamiento, en sus gestos, en sus expresiones... Nada me es desconocido. Podría decirse que soy una simple y mera observadora pasiva. Pero hay algo que he aprendido y que jamás podrá salir de mi mente: me gustaría ser como ellos. Me he esforzado de todas las maneras posibles por actuar como ellos. Por ser igual, por usar sus muletillas, por comportarme igual que ellos... Y no ha sido suficiente. Tal vez es que debería dejar de engañarme a mí misma y ser yo. Pero es que ser yo tampoco funciona. Me ha sucedido muchas, muchas veces, de pequeña. En un grupo de tres personas, siempre sobraba alguien y siempre tenía que ser yo. Y en un grupo de muchas personas, también sobro yo. Siempre, siempre, siempre. Daría muchas cosas por ser como la mayoría de ellos; por compartir sus gustos, su forma de vestir, su amistad tan sincera y limpia... Pero es que yo no sé ser tan especial para la gente. No sé cómo comportarme en las situaciones, siempre tengo mucho miedo a meter la pata, a fallar, a no ser aceptada. Y creo que ésa presión es la que me fuerza a cerrarme en banda. Ya no se le puede llamar siquiera miedo. Es una fobia permanente que me acompaña siempre y ya apenas me deja respirar. Y... no sé. Algún día me gustaría saborear y paladear en mis carnes lo que significa ser aceptado por todos. Un día experimentando ésa sensación sería más que suficiente para mí. Un día sin que recayeran en mí ésas miradas que no sé lo que pretenden decirme: si están a gusto, o si están deseando que me vaya. Siento que me estanco mientras escribo... Es curioso, ¿verdad? La forma en la que los adolescentes desarrollamos nuestra vida. Creyéndonos el centro de todo, creyéndonos que nuestras dificultades son las mayores de mundo y que nadie habrá sufrido ni sufrirá más que nosotros nunca jamás. Luego, con el tiempo, acabaremos fijándonos en cosas más importantes y admitiendo que, en el fondo, no nos queda otra más que seguir hacia adelante pase lo que pase, porque así es la vida y, por mucho que lo pretendamos, las cosas no se arreglarán por muchas veces que recemos juntando los dedos fervientemente. Quizás es ésa resignación la que hace que nuestras vidas vayan tan mal...

Follow me on Twitter ♥

viernes, 21 de octubre de 2011

Es muy triste éso que estás diciendo.

Las mentiras son el idioma del mal. He estado tan rodeada de mentiras que creo que ya ni siquiera distingo la verdad entre las palabras que van y vienen. A lo mejor es éso lo que sucede: a lo mejor mi fobia a ser traicionada me está jugando una mala pasada y me está haciendo sufrir mucho en la vida. Éso no debería ser bueno para nadie. Es tanto el odio y asco que les tengo a las mentiras que automáticamente mi corazón las limpia para que mi cabeza pueda licuarlas y transformarlas en verdades a medias. Verdades a medias que me acabo creyendo y que al final acabo tragándome como una estúpida. Pero luego viene la peor parte, hay que vomitarlas. Cuando descubres que todas tus suposiciones son realidad; cuando descubres que todas las cosas malas que pensabas que nunca sucederían son ciertas; cuando todas tus visiones se vuelven carne hasta el punto de estar rozando tus mejillas... Ésas sensaciones no pueden describirse con palabras. Las he experimentado muchas veces, sé lo que significa el simple hecho de comerte tú misma la cabeza pensando algo que sabes perfectamente que no sucederá, pero es entonces cuando la alarma de: "¿Y por qué no?", se activa en tu cerebro y lo arrasa todo con su paso, como un volcán de lava incandescente. Una vez me dijeron que mi cerebro actuaba demasiado rápido como para adaptarse a los cambios bruscos. Que poseía demasiada inteligencia como para mantenerla quieta, y mis pensamientos circulaban tan rápido o más que los coches de las autopistas. Yo no paraba de imaginarme cosas. A cada palabra que me dan, suelo ponerle las pegas. Es como una especie de barrera protectora de desilusiones y falsas esperanzas, para que jamás vuelvan a dolerme. Empiezo a creer que es algo fisiológico que se ha adaptado en mí y es tan natural como respirar. Ahora cada halago es una mentira por cumplir, cada cosa que me dicen la niego, y es como si me hubiese creado una anodina burbuja de irrealidad. Puede que las cosas que imaginas no sean realidad, pero tú no puedes saberlo, porque tu cerebro está demasiado ocupado elucubrando falsos testimonios para que tú te tragues y puedas ser feliz. El efecto puede ser totalmente al contrario: algo que en realidad es cierto, puedes pasarte la tarde pensando que es mentira y destrozándote tú misma por dentro; como si lo aceptaras, como si ya supieras que es verdad y te hiciese ése mismo daño, pero mil veces más intenso. Cinco de cada cien de ésas burbujas de irrealidad estallan y se hacen realidad.

Follow me on Twitter ♥

Lo malo, cuando se finge bueno, es pésimo.

Yo nunca me he considerado una persona fuerte. Tampoco una persona valiente, y mucho menos una persona heroica. Hace mucho tiempo, nos pusieron un ejercicio de Psicología en una clase que teníamos libre. Consistía en describirnos, tanto física como psíquicamente, y tendríamos que salir después a exponerlo delante de toda la clase. Fui incapaz de escribir nada. Se me bloqueó el bolígrafo en los dedos y mi mente se negó a responderme. Sólo gritaba: "¡Peligro! ¡Peligro!", como si fuesen a atacarme de nuevo. Me hubiera gustado compartir con todo el mundo lo que sentía, cómo me sentía, si realmente era como ellos pensaban, y más. Me hubiese gustado encontrar una sola palabra que me describiese al menos un poco, que mostrase al mundo cómo era. Pero, por muchas listas mentales que procuraba fijar, ninguna me satisfacía, y mucho menos lograba describirme tal y como soy. Porque siempre que me dan un bolígrafo y un papel me gusta disponerme y expresarme. Pero cuando me piden que me describa yo, realmente no sé cómo hacerlo. Observaba cómo mis compañeros se levantaban por turnos y leían lo que habían conseguido escribir en menos de dos minutos: "Me encantan los animales"; "Soy una chica alegre y divertida, desenvuelta"; "Me gusta mucho la fiesta, ésta noche saldré con mis amigos"; "Lo que más me gusta en éste mundo es la fotografía". Uno tras otro salían y lograban describirse a la perfección. Se preguntaban unos a otros si era verdad ésto o aquello, y se reían como si hubiesen contado el mejor de los chistes. Se supone que a los adolescentes nos encanta mostrarnos al mundo, nos encanta ser el centro de atención y que los demás se fijen en nosotros y nos admiren y, sobre todo, que nos busquen. Ésa es la verdadera naturaleza del adolescente: egoísmo. Todo el mundo dice que es una etapa difícil en la cual se conforman tus ideales, tus sueños por vivir, tus metas en la vida... Y parecía que todos lo tenían más claro que el agua. Todos estaban conformes con la actividad y exhibían con gusto sus logros, además de presumir de las actividades que mejor se les daba hacer, de que tenían muchos amigos, de que sus padres les habían comprado unas zapatillas nuevas... Y yo no paraba de preguntarme por dentro: "¿Y qué más dará todo éso? ¿Por qué todo el mundo se describe igual?". Todo el mundo aseguraba que era simpático, abierto a todas las gentes y muy sincero. A todos nos gusta quedar bien delante de las nuevas personas que conocemos, pero a las viejas es muy difícil engañarlas. A la gente le gusta presumir de ser unas buenas personas, pero en la práctica nadie es capaz de ser realmente una persona bella por dentro, una persona digna de ser admirada, de ser querida y respetada por los demás. ¿Por qué lo hacen? No lo sé... Es un símbolo de aceptación, una necesidad de encajar en el sitio latente que les golpea el pecho constantemente. Necesitan sentirse aceptados, necesitan vivir de apariencias y se alimentan de lo que los demás hablan de ellos. Por éso quizás fui la única que no fue capaz de terminar ése ejercicio.

Follow me on Twitter ♥