-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Le robé las horas al reloj, pero nada cambió.

Cuando quieras que las manecillas del reloj avancen más deprisa que nunca será cuando lo hagan con toda la parsimonia que han retenido durante todos ésos momentos que deseabas que el tiempo se pasara más despacio que nunca. Cuanto más desees algo, mayor será la probabilidad de que los demás se nieguen a ayudarte. Son las típicas leyes de Murphy, las que rigen casi siempre mi vida, las que están ahí, ahí y no se van... Creo que nací un Martes trece, me paso la vida cosiendo recuerdos para poder subsistir de ellos por las noches. Y creo que las heridas cada día se empeñan más, y creo que hoy sólo me aliviaría el olvidar, que se niega a visitarme una vez más. Creo que tengo que sacrificar segundos, minutos, horas, días y semanas por unos días de paz y tranquilidad en las que se esfuma el dolor y todo se unifica para quitarse ése color tan gris oscuro que no me gusta. No me arrepiento de nada, no me arrepiento de haberle vendido el cáliz de mi conciencia al diablo para pasar unos días de calma, en paz con mi alma. No me arrepiento de haber vendido todas mis estrellas al mejor postor para olvidar la noche por unos días. Sí, puede que ahora sea la niña más infeliz sobre la Tierra, pero ¿qué importa? He sido feliz durante un breve periodo de tiempo, y éso es lo que me satisface. Me satisface la sensación de optimismo que a veces me visita, que me llena mil veces más que el pesimismo que duerme a mi lado en mi cama. Y ya tengo contadas todas las manchitas que le salen a la Luna cada vez que salgo a mi balcón a rezarle que ya está bien, que quiero seguir hacia adelante y poder dibujar una sonrisa siempre que lo necesite. Siempre es igual. Despertarse, gente que no te gusta, decepciones, tristeza, tardes de soledad, a dormir. Cuando a un preso lo sacan de su cárcel personal, agradece eternamente a quienes lo hayan hecho. Tal vez piensen que exagero demasiado, pero ahora cambiaría toda la comida y toda el agua de las que dispongo por éso... por un poco más. Sólo... sólo un poco más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nubes de papel.