No puedes pretender alimentarme a miradas y luego ignorarme... Porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar. Necesito saber qué siento, aunque quizás no lo quiera saber. Necesito no necesitar buscar tus manos en la oscuridad, necesito aprender a no amar. Sintiendo el aire que traspasa mis venas, disfrutando del contacto con la nada, es tan simple y brusco el roce que siento con la soledad. Consumo palabras suavemente en versos, que se ahogan en lágrimas al amanecer y sulfuran esperando al nuevo atardecer. Intento superarlo, casi lo consigo, y luego vuelvo y vuelvo a caer. Todo el mundo me dice que es fácil, todo el mundo dice que todo está en mi mente, que sólo la tengo que dejar en suspensión para olvidar. Yo digo que no es verdad, en realidad todo está en el pecho, en la séptima costilla como un día dijeron. Cuando digo que está bien, cuando digo que todo está perfecto, pero me gustaría huir, dejarlo todo atrás y caerme las veces que haga falta, pero nunca volver a la tentación de mirarle a los ojo cuando quieres irte. Pero no sin antes darle gracias por todo, decir toda la verdad y luego hundir la cabeza entre las manos, jugando al escondite para siempre jamás.
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Nubes de papel.