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Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

martes, 9 de octubre de 2012

Tantos juguetes en el mundo, y hay quienes eligen los sentimientos para jugar.

Sabor amargo a decepción cansada. Otra vez. Sigo sin aprender. Sigo sin memorizar ésa lección que tantas veces se ha empeñado en demostrarme la vida. Sigo poniendo ésas altas esperanzas en gente que realmente no las merece, gente que regala las palabras como si fuesen caramelos, sin darse cuenta de las repercusiones que puedan tener y sin darse cuenta de si están traspasando ésa fina capa de piel que envuelve los pedazos de mi corazón. Como siempre vuelvo a estamparme de bruces con el asfalto y a rasparme la cara. Y por muchas veces más que lo haga seguiré sin darme cuenta, seguiré subiéndome a las nubes en cuanto me prometan el Sol y seguiré siendo una niña pequeña e indefensa delante del mundo que se la quiere comer. Muchas veces me gustaría golpearme la cabeza contra la pared y recordarme lo que soy. No hay nada por lo que valorarme, no debo creer ésas mentiras, no debo cerrar los ojos y dejarme llevar por lo que sienta, porque lo que siento a veces es demasiado fuerte y me arrancará la carne y me tocará cosérmela mientras lloro, como siempre. Las lágrimas limpian el alma pero hoy soy incapaz de soltar ninguna. ¿Será porque ya lo esperaba, será porque ya me olía algo desde el principio? No, hoy toca limpiarlas y limpiar también la herida del orgullo, levantarme y seguir hacia adelante, caminar como si no tuviese los pies llenos de heridas y fingir nuevamente que soy una persona fuerte y que podré con todo lo que venga conmigo y más. Aunque sea mentira y ni yo misma sea capaz de creérmelo.

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Nubes de papel.