Tiempo, hazme olvidar. Súmeme en otra oscuridad que no sea la de los recuerdos. Llévame lejos de todo lo que me duele y hazme olvidar, como si nunca hubiese existido. O al menos enséñame a aprender a que no me duela nada y que mi piel no sea de cristal. Haz que todo se olvide, que nada duela y que las mismas palabras no signifiquen cosas contrarias. Bórrame las ilusiones de golpe y que no vuelvan nunca jamás. Noches rotas buscándole un sentido a la brújula, pero por más que me esfuerce, no lo hallaré. Me automutilo, me rompo a golpes, los mismos que le doy a la pared. Dicen que la muerte viene cuando el corazón cesa de bombear sangre, pero es mentira, porque el corazón muere cuando se le gastan los motivos para seguir latiendo, cuando ya no hay motivaciones, no hay vida, no hay nada, porque ésto no es vivir. Cierras los ojos, se te van los pensamientos y, antes de que puedas darte cuenta, ya se te han caído las lágrimas y las penas rodando por las mejillas. Recuerdas que tienes que ser fuerte, que pase lo que pase tienes que continuar en pie para no seguir decepcionando a la gente que hay a tu alrededor. Otra vez delante del váter vomitándole todo lo que sientes y todo lo que te duele, confesándole que te pudres sin morirte y que nadie hace nada por evitarlo.
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Nubes de papel.