¿Sabéis qué es lo peor de una traición? Que nunca viene de un enemigo. Ni siquiera sé si yo puedo sentirme traicionada; no sé si sentirme decepcionada, triste, abandonada, o todas ésas cosas a la vez. No sé lo que hay por dentro de mí, porque siento como si me hubiesen vaciado a cucharadas por dentro. A todos vosotros, a todas ésas personas que habéis decidido abandonarme cuando el camino se estaba poniendo realmente difícil, a vosotros, que fuisteis tan importantes para mí y que pensé que jamás me dejaríais en los peores momentos, no sé qué palabras dedicaros ahora. Estoy confusa por dentro y todavía estoy intentando responderme a las miles de preguntas que me respiran en la mente. De lo único que estoy segura (y ahora más que nunca), es que yo no pretendí jamás haceros daño. Jamás pretendí no enamorarme de aquella persona, o hacerle tanto daño que se quedase también roto por dentro. Supongo que estaba harta de mirar por todos los demás y no obtener nada, y al final, acabé mirando por mí misma. Pero ¿sabéis?, ésa fue la peor decisión que pude tomar. Importarme a mí misma, anteponer mis sentimientos a los de los demás. Aunque fue un periodo demasiado breve de egoísmo como para darme cuenta, ahora es cuando tengo que cargar yo con todas las consecuencias y culpas que éso conlleva. ¿Pero sabéis qué? No me importa. A pesar de todo, a pesar de que me hayáis llamado niña pesada, a pesar de que ya no queráis saber nada más de mí nunca jamás, a pesar de todas las palabras duras que me hayáis dedicado, a pesar de todas las decepciones, las noches en vela, las miles de lágrimas... yo seguiré aquí, por si algún día decidís volver y hacerme feliz otra vez.
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Nubes de papel.