Y me vacié. Sí, me quedé tan vacía que fue imposible retractar mis palabras. Siempre busco ése desahogo pero siento que no hablo de nada, como si realmente no pudiese expresarlo como yo quisiera y no pudiese sacar lo que hay dentro de mí. Todas ésas sensaciones que se acumulan en montañas por dentro de mí. La sensación de haber decepcionado a alguien, la sensación de dolor ante ciertas palabras, la sensación de insatisfacción cuando me miro en un espejo, pidiendo más. Siempre pido más, siempre quiero más, y más, hasta que llega un momento en el que el saco tiene que reventar porque ya no soporta más peso. Y me siento sola encerrada en éstas cuatro paredes. Nunca me cansé de repetir que quiero ser una chica más, no quiero ser diferente, quiero poder hacer lo que ellas: vestirme bien, salir de fiesta y no preocuparme por nada más, si tengo que llegar pronto a casa, cogerle el teléfono a mis padres porque si no seré horriblemente castigada... Quiero ser un pájaro libre durante unos minutos para probar a qué sabe el viento, qué es éso que tienen los demás y que yo me estoy perdiendo por andar anclada a ésas miles de cosas que me atan al suelo: las miles de obligaciones, la anorexia, mis incertidumbres... Me gustaría empezar y ser una persona completamente nueva, en blanco, un libro que aún está pendiente de escribir. Estoy tan cansada que ni siquiera tengo fuerzas para continuar escribiendo...
Follow me on Twitter ♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.