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Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

martes, 25 de septiembre de 2012

En la acera no hay ni gota, pero se me encharca el alma.

Lo siento. Lo siento por todas aquellas veces que le fallé a la gente, por todas las decepciones que han tenido que tragarse las personas que más quiero por culpa de mis caprichos, por querer abarcar toda la felicidad de mi alrededor y aferrarla sólo para mí; por mis egoísmos, por mis ganas de sentir que algún día me comería el mundo. Todo se ha volcado cuesta arriba y cuesta subir ésa montaña inclinada tú sola, tragándote todos los días las lágrimas y aguantando y reprimiendo las ganas de dejarte caer y que sea lo que Dios quiera. Es de noche y tarde, y me he empeñado tanto en sacar lo que hay dentro de mí que quizás me estoy exigiendo demasiado. Quizás es que cuando estoy demasiado herida no debería hurgar más, tumbarme, dejar a sacar toda ésa rabia y ésas lágrimas que me confieren y no hacerme más daño con palabras. Siempre me han dicho que soy muy extremista, que lo dramatizo todo, pero cuando he tenido que comerme más de una decepción seguidas es difícil mantenerse en pie y seguir viéndolo todo del color rosa, porque nunca me han flaqueado demasiado las fuerzas, más bien han sido ésas fuerzas inertes las que me han empujado hacia adelante, pero sin decirme: "Tú puedes", sino: "Sigue hacia adelante, no queda más remedio". Y claro que queda más remedio, claro que siempre hay otra salida, claro que hay una escapatoria a todos mis problemas, pero... llamémosme cobarde, sí, porque no me atrevo a tomar ésa salida tan fácil pero a la vez tan asustadiza, y así parece que disfruto de la forma en la que estoy viviendo, y no es verdad.

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Nubes de papel.