
En un tiempo normal yo ahora mismo estaría comiéndome la cabeza constantemente acerca del tema, y ni siquiera podría estudiar ésta tarde. Lo más raro de todo es que... no es así. Estoy completamente normal, no siento ni frío, ni estoy temblando, ni tengo miedo, como me pasaría antes. Es tan raro... quizás éso es lo que necesitaba, desahogarme con la persona adecuada. Tan adecuada ha sido la persona que he conseguido quitarme un grandísimo peso de encima. Me pregunto qué pasará ahora. Supongo que mi postura y mi manera de ver las cosas cambiarán... A lo mejor para peor, a lo mejor para mejor, quién sabe las vueltas que puede dar el asunto a lo largo de la tarde, en cuántas bocas cavilará el tema y en cuántas manos se zarandearán las palabras. Porque éso es lo peor de todo el asunto, que las palabras están cambiadas y que temo que al final gane esta batalla... como pasa siempre... pero estoy decidida y no pienso cambiar un ápice, no seré yo la que esta vez se de por vencida y se quede aquí como siempre, sentada mirando al cielo esperando que algo pase y no pasa nada. Estoy completamente segura de lo que he escrito, leído y escuchado, así que... ¿para qué esperar más? ¿Por qué prolongar el dolor? Es ahora cuando me doy cuenta de la gran tontería por la que he estado sufriendo. A veces hay días que es mejor fumárselos, pero me acabo de demostrar a mí misma que no es así. Todos y cada uno de los días de mi vida han merecido la pena. La lucha que he emprendido me ha enriquecido como persona aunque también me haya desgastado. Ninguna persona debería poder conmigo, ninguna persona se merecería tanto mis lágrimas hasta el punto de que yo tenga que sacármelas a la fuerza. Una traición siempre duele, y más cuando viene de una persona cercana a la que creías querida. Lo peor de todo el asunto no es la traición, es cuando te recriminas a ti misma el haber demostrado tantos puntos débiles ante el traidor. He aprendido para la próxima vez, que no hay que fiarse de las apariencias... Todas las personas tienen una doble cara cuando se las conoce bien, y lo que hay que aprender es a interceptar ésa doble cara que tienen. Papá, mamá, os quiero mucho. Gracias por demostrarme que habéis estado a mi lado indudablemente en ésta situación, aunque yo no me diera cuenta. Vuestras sabias palabras han conseguido que, por lo menos, ésta incómoda situación haya sido un poco más llevadera. Tengo que agradecérselo también a un montón de gente... gracias por demostrarme vuestra compañía y que me queréis de verdad, vosotros sí que sois personas, muchas gracias por entenderme, en serio, aunque haya sido inintencionadamente, habéis conseguido que mi vida haya mejorado más de al cien por cien de su capacidad.
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Nubes de papel.