
El camaleón es un animal capaz de camuflar su piel con la del entorno para protegerse de los depredadores y así asegurar su existencia. Un camaleón nace sabiendo cuándo y cómo usar ésta útil característica. Pero, por desgracia, los seres humanos nacieron sabiendo nada de nada. Aunque quizás haya algo en lo que guardemos parecido con éste curioso animal: las personas somos capaces de disfrazar nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestras propuestas, todo ello con la única pretensión de sobrevivir a los demás. A lo largo de mi corta vida, me he cruzado con bastantes personas quizás un poco camaleónicas: cambiaban a su gusto su forma de parecer y de ver las cosas por el simple deseo de aceptación y supervivencia entre los demás individuos. Creo que jamás me hubiese ansado de escuchar a ésas personas decir barbaridades. Cuando las miras atentamente, puedes contemplar con pulcritud cómo sus gestos les delatan: miradas rápidas y audaces, que recorren con veloz nerviosismo los rostros de los demás buscando algún atisbo de aceptación y comprensión hacia las palabras que pronuncian. En realidad, y aunque cueste creerlo, siento lástima por éstas personas, por su situación. Ciertamente, una vez me dijeron que una persona cambia porque ha sufrido y aprendido lo suficiente como para hacerlo. Me pregunto qué es lo que habrá dentro de ellos -aparte de un montón de tripas y órganos sin orden, por supuesto-, me pregunto cómo se originan ésas inseguridades -idénticas a las mías, por otra parte-, y cómo ésas personas intentan combatirlas. Sería completamente fascinante que todos dijésemos en cada momento lo que está pasando en ése instante por nuestras mentes; incluso llegaría a ser curioso, pero también temo que a veces resultaría desagradable e insultante. Las personas camaleónicas buscan incansablemente el puzzle donde encajar, donde poder sentirse a gusto, felices, en un sitio cuya confianza les inspire autoestima y agrado. No saben que, si siguen con ésa actitud poliforma, encontrarán muchos pedazos de puzzles -totalmente contrariados- imposibles de unir. Y éso será lo que les perjudique. Pero, no sé, hay veces que es inevitable el decir lo que no piensas para agradar a alguien -¿quién no lo ha hecho?-, simplemente para no encontrar la camorra que no buscabas, simplemente para hacer sonreír a los demás, o simplemente por ser aceptado. Como las personas camaleónicas.
Follow me on Twitter ♥Ask me in FormSpring :D
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.