-

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.

martes, 27 de marzo de 2012

Perdón por no tener un bonito pasado, llevo todo un presente intentando repararlo.

Mañanas insoportables y días que se comportan como si quisiesen ser eternos en el calendario. Mi corazón se aprisiona, se contrae, deja de bombear sangre por momentos para soltar de vez en cuando un suspiro esperanzador. Mis dedos se agarrotan, se cierran, y es entonces cuando siento ésa presión en el pecho que no me deja estar tranquila, me duele como si me estuviesen perforando con el cuchillo más fino del mundo. Pero no puedo hacer nada para evitarlo, por desearlo todo ahora mismo, por querer tenerlo todo en éste instante sin hacer algo a cambio. Pero es inevitable que el corazón tenga sus deseos y sus anhelos y que, conforme no vayas consiguiéndolos, los desees con aún más fuerza, ¿no? Siempre he querido éso, siempre he querido paz interior. Siempre he deseado ésos problemas mediocres que preocupan a la mayoría de personas, como puede ser qué voy a ponerme mañana, o con quién voy a salir para ir a dar una vuelta, eligiendo entre las miles de personas que están dispuestas a regalarme su tiempo. Mis asquerosas preocupaciones son no comer más de la cuenta y encargarme de agradar a los demás. En éso se basa mi patética existencia, cada vez más abrupta y más corrompida por la sed de necesidades y de compañía. Pero ¿qué puedo hacer? Si tuviese la solución ya la habría empleado hace mucho tiempo para no dañar a los seres que me rodean. Pero no puedo evitar luchar un poco más, querer un poco más, intentarlo aunque sea unos milímetros más, y siempre acabo golpeándome sin querer contra ése muro infranqueable que destroza mis ilusiones, y frente al cual acabo llorando todas las noches, pidiendo que me abran, que yo también quiero entrar y lo necesito, pero nadie responde al otro lado. Y finalmente tengo que retirarme, herida de muerte, a volver a intentarlo dentro de unas horas. Así sucederá siempre: un sin cesar de intentos fallidos que me hacen menospreciarme y asquearme como persona. Tal vez es que no me merezca pasar al otro lado. Y si fuera así, ¿qué pasaría? ¿Qué sucedería si acabo sola, como el número uno en el reloj? ¿Me volvería más loca y paranoica de lo que ya estoy, o acabaría acostumbrándome y disfrutaría de la soledad como un privilegio más? Quiero dejar de pensar por ésta noche.

Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nubes de papel.