Prometo que intenté darlo todo. Que las cosas no salieron como yo esperaba, que quizás un par de veces se me torcieron y perdí los papeles y la consciencia, pero no fue por mi culpa; porque yo intenté en vano darlo todo. Ofrecí lo que tenía, lo que no tenía y lo que podía haber tenido. Sacrifiqué mi cuerpo de ensueño, todas mis ganas de continuar para transformarlo en lo que yo quería para tenerles contentos. Lo di todo y me quedé tal y como estoy ahora, sola y con las manos vacías. Recibí indiferencia a cambio, recibí ésa soledad con la que tanto había temido desde siempre, me reencontré con mi yo solitario, volví a ser la de siempre, a sentirme como aquella chica que en realidad no merecía más de lo que le habían otorgado. Y volvían ésas ganas irrefrenables de meterme bajo las mantas y no salir nunca más a enfrentarme al mundo exterior. Era pena lo que me envolvía; era, como siempre, aquella amarga certeza de haber hecho las cosas mal y no saber de qué forma pedir disculpas, y qué más daba, porque no iban a ser aceptadas pasara lo que pasara. El no querer volver a enfrentarme a la vida de ninguna forma, el sentirme indefensa ante todos los tipos de peligros que pudiesen rodearme, ése era el miedo que afloraba en mí y se convertía en un capullo por dentro. Antes podía sentirme protegida, antes no había nada que me preocupase o que turbase mis pensamientos, ahora me siento... sola. Como en realidad siempre he estado.
Follow me on Twitter ♥
Follow me on Tumblr ~
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.