Todo está en calma. La gente que realmente merecía estar en calma ahora lo está. Las personas que verdaderamente se habían ganado el cielo con sus palabras ahora reposan tranquilas, ajenas a todo sufrimiento externo a ellos. Supongo que debería estar alegre, debería alegrarme por la tranquilidad y la paz que les concierne a todos; sin embargo, no puedo dejar de pensar en mí en un absurdo acto egoísta. No ceso de temblar, de casi rendirme y de coger el teléfono y pedir ayuda. Sé muy bien que no me prestarán la ayuda, pero sigo insistiéndome a mí misma, intentando autoconvencerme de que aún queda un poco de compasión repartida malamente. Ahora no quiero nada, ahora sólo quiero paz, quiero que todo esté en silencio, no salir de mis cuatro paredes, sufrir en silencio todo lo que llevo por dentro sin que haya nada ni nadie que pueda perturbar el torrente de pensamientos que de vez en cuando sale por mis ojos. Y es difícil, es difícil porque no hay fuerza que me empuje hacia adelante a continuar caminando por el sendero; es difícil porque me encuentro más sola y vulnerable que nunca. No conseguiré salir de ésto, simplemente lo acumularé como he hecho siempre en mi pecho, hasta que me acostumbre al dolor y no haya nada de lo que quejarme. Pero lo peor de todo se avecina por la noche, cuando todos los recuerdos me golpean la mente con fiereza, como si no quisieran dejarme dormir. No, quiero descansar, dadme las pastillas que pueda cerrar los ojos y pasar todo ésto rápido.
Follow me on Twitter ♥
Follow me on Tumblr ~
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.