Me explotan las venas, lo siento ahora mismo. Pierdo la paciencia, me duele, me duele cada vez más el cuerpo y creo que no estoy preparada para seguir hacia adelante. Ya los problemas no se han extendido hacia afuera sino que radican en mi casa. Tengo ganas de llorar y tengo que esperar a que todos se vayan. Sé que estoy haciendo las cosas mal, pero no hay otra forma de hacerlas, no se me ocurre una forma de acabar con todo sin que yo salga perjudicada. Nadie piensa en mí, a nadie le importa lo que yo sienta por dentro, a nadie le importa lo mal que yo pueda llegar a sentirme una mañana, una noche o un día, siempre mirarán por sí mismos. Da igual que sea mi madre o mi padre, o mi hermano, mis tíos, o mis abuelos. Siempre estarán mirando hacia su dirección, nadie se ha parado nunca a preguntarme: “¿Qué es lo que sientes? ¿Cómo te sientes ahora? ¿Te dolería mucho si te obligásemos a hacer ésto?”. ¿Por qué no pueden dejar de pensar en lo que pensará la demás gente y piensan en lo que a mí me hace sentirme bien y a gusto? ¿No se dan cuenta de que sus palabras hieren y hacen mucho daño? ¿No son conscientes de que sus bipolaridades van a acabar por hacer migas mi cabeza? Sólo tengo ganas de estallar en mil pedazos, de llorar mucho y de intentar calmarme yo misma, pero sé que éso no solucionará nada. No tiene arreglo ya, es algo que debió de haberse roto hace mucho y yo sólo trato de mantener los pedazos como puedo. Pero no se puede.
Me gustaría descolgar el teléfono y que al otro lado de la línea hubiese una persona dispuesta a escucharme, a comprender cómo me siento. Me da igual que sea desconocida o que me odie, sólo quiero un poco de comprensión y ayuda. Hoy parece que todo se ha empeñado en teñirse de color gris y no puedo hacer nada para evitarlo. Lo he intentado todo, y ya no puedo más. Intento comer un poco más, intento sacar buenas notas, intento estar alegre y ser agradable a sus ojos, pero no se conforman. Quieren más, quieren más cosas que yo no me veo capaz de dar, no puedo seguir exprimiéndome porque acabaré doblándome como si fuese una hoja de papel.
Odio cuando mi pecho se pone a subir y a bajar con rapidez y luego se acompaña de un torrente de lágrimas. Estoy sola en mi silencio y tengo ganas de gritar. En mi mente sólo resuenan una y otra vez las palabras que me duelen y vienen de las personas que más quiero en éste mundo, y que se supone que más me quieren en ésta vida. Ahora me da miedo estar con ellos, ahora me duele estar con ellos porque sé que me odian, sé que en cualquier momento me atacarán y me harán daño, y no quiero llorar más...
No sé qué hacer.
Las paredes se me achican cada vez más y siento que me oprimen como si estuviese encerrada de por vida. Porque aunque la jaula sea de oro, seguirá siendo una prisión.
Lo más triste de todo es que ellos sigan pensando que estoy triste por culpa de otras personas, cuando no se dan cuenta de que son ellos los que me están haciendo astillas y hacen que me duelan muchas cosas. Ya ni siquiera tengo ganas de comer, ni de seguir avanzando, ni de curarme, ni de sacar buenas notas. Todo se me disipa como si fuese una niebla momentánea, pero cuando se vaya yo seguiré estando triste y ellos seguirán estando decepcionados conmigo.
Dormir. Quiero dormir.
Follow me on Twitter ♥
Ask me in FormSpring :D
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.