El nudo de la garganta me quema, me hace astillas, me enseña a convivir con él, me enseña que la vida nunca es del color que nos dicen que es, que siempre hay algo oculto detrás de ésa sonrisa, aunque nadie sea capaz de verlo. Lleva conviviendo conmigo muchísimo tiempo, y aparece desde el primer bocado del desayuno hasta la noche en la que cierro los ojos y no me puedo dormir porque estoy demasiado tiempo pensando en ésas cosas. Ya nada puede ayudarme, creo que me he quedado sin corazón, creo que tengo el pecho vacío y no sé por qué. Se supone que debería ser feliz, se supone que tengo todo lo que quiero y podría necesitar, se supone que soy ésa niña a la que nunca le falta nada. Una niña malcriada y consentida, una niña que hace daño a los demás y se hace daño a sí misma sin saber muy bien por qué. Una niña que ya no sabe en qué idioma pedir perdón ni en qué idioma educarse para no volver a repetir los mismos errores, para ser cada día más fuerte, para pedir ayuda cuando la necesita. Necesito ésa fuerza ahora mismo, ésa fuerza que me haga pensar: "No, no pasa nada, no tienes que mal pensar acerca de nada, sólo es una forma de hablar"; ésa fuerza que la persona que yo más admiro tiene y que yo soy incapaz de adquirir por mucho que me lo proponga una y mil veces. Éso es lo que necesito. Necesito arrancarme una lágrima ya, por favor. ¿Ya? ¿Ya? ¿Ya...?
Follow me on Twitter ♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nubes de papel.